Por: Leonardo Granados/ Los barranqueños nos sentimos orgullosos de ser la ciudad intermedia más importante del país y su importancia radica desde el 29 de abril de 1918, cuando la Tropical Oil Company extrajeron petróleo en el pozo Infantas 2, ubicado en el corregimiento El Centro de Barrancabermeja. El campo La Cira Infantas es uno de los más grandes de Colombia.
Este hecho marcó el destino de la bella hija del sol, un territorio de barrancos rojos a la orilla del río Magdalena, vislumbraba su riqueza al servicio del país. Colombia se empezó a ubicar entre los países petroleros gracias a las reservas de miles de barriles que 100 años después sigue moviendo nuestro territorio, en el cual -a la fecha- se han perforado más de 3.600 pozos, marcando también un impacto ambiental del que poco se habla.
Desde el año 1922, la Tropical Oil Company construyó la primera refinería más grande de Colombia, en esa época iniciaron con la refinación de 2.300 barriles diarios. En 100 años, en abril de 2018, se pasó a la refinación de más de 250.000 barriles diarios de hidrocarburos, con un factor de reconvención del 78%.
Sin embargo, desde el año 2008, cuando se construyó la primera fase de modernización del complejo industrial, la planta HDT (Hidrotratamiento) para reducir el nivel de azufre de 500ppm a 50ppm en el diésel, el combustible se le vendería a los sistemas de transporte masivos del país como Transmilenio, Metrolínea, entre otros y así cumplir con los estándares internacionales en refinación y reducir la contaminación ambiental.
La Refinería de Barrancabermeja está agonizando por la fatiga mecánica de sus materiales, plantas que requieren modernizarse para reducir la contaminación ambiental y es, esta parte de la historia que quiero revelar, las verdades ocultas de la industria petrolera que ha impactado negativamente el ambiente natural de nuestra ciudad.
En el corregimiento El Centro existen 58 manaderos naturales de petróleo, afloramientos de crudo que debe contener Ecopetrol, según la Resolución 1641 de 2007 PMA de este bloque petrolero, pero que lamentablemente en la concesión con la Oxidental de Colombia se han descuidado impactando cuerpos de agua y suelos de los campesinos de la zona.
Aunado a lo anterior, empresas contratistas de la estatal petrolera vienen realizando vertimientos de lodos contaminados de perforación a fuentes de agua y áreas sin licencia ambiental impactando los suelos y las familias cercanas, como es el caso de Wetherfowr.
Así mismo, empresas como Fermat, que en su planta de lodos contaminados perforaban la tierra y vertían residuos de hidrocarburos en la tierra sin geomembrana y sin canales perimetrales; carentes de coberturas en las piscinas de tratamientos, realizando degradación de suelos y esparciendo los hidrocarburos con tierra a cielo abierto, que con la percolación de la lluvia, los residuos de hidrocarburos por escorrentías terminan irregularmente en los cuerpos de agua, contaminando el ecosistema de humedales de dicha zona. Por tal motivo, con la corporación Yariguies interpusimos la denuncia penal y administrativa para la respectiva sanción.
La Refinería de Barrancabermeja viene contaminando el río Magdalena desde hace 100 años. Hay vertimientos de la planta de aguas residuales obsoleta que está contaminando en la parte costado norte, donde caen permanente los residuos de hidrocarburos al río, como al caño el Rosario, donde se vierten residuos de refinación y terminan en la ciénaga El Llanito, afectando la línea de pescado de este corregimiento de pescadores.
Aunado a lo anterior, la Refinería de Barrancabermeja debido a su antigüedad y falta de modernización, los barranqueños tenemos que soportar la expulsión de catalizador polvo de color beis, que contienen vanadio y alquitrán, químicos cancerígenos.
Desde 2008 cuando realizó una de las graves expulsiones de 40 toneladas, todos los días respiramos un aire con olor pesado que lentamente viene contaminando a los ciudadanos, el hecho más reciente fue hace un mes cuando a plena luz del día (5:00 pm) se expulsaron más de 30 toneladas al ambiente, dejando los carros y pisos llenos del polvillo que aumentó a un 95% las afecciones respiratorias en niños. La ciudad cada día más enferma y contaminada.
La esperanza del pueblo barranqueño es su diversificación económica, a partir de su riqueza natural, como sus complejos cenagosos, áreas protegidas como el DRMI San Silvestre, pero lamentablemente también vienen siendo impactadas por la estatal petrolera. Recordemos el impacto más grave de la historia de la industria petrolera, el pozo 158 ubicado en La Lizama (Corregimiento La Fortuna) el pasado mes de marzo, donde se vertieron más de 550 barriles de crudo a la quebrada La Lizama y Caño Muerto, que desembocan en el río Sogamoso y al Magdalena, con una mortandad de peces, aves y reptiles incalculables; impacto ambiental que afectó a habitantes, ganaderos, pescadores y comerciantes de pescado y la reserva de agua, que se calcula una recuperación real en 20 años.
En esta pequeña síntesis develamos lo que 100 años de historia petrolera han afectado al pueblo barranqueño, un pasivo ambiental que adeuda el país y que día a día sigue impactando más nuestros recursos naturales.
Pero en medio de este siglo de extracción petrolera, debo darle un reconocimiento al periodista Paul Álzate, un barranqueño que recopiló la historia petrolera de forma integral en un documental denominado ‘Infantas: El Secreto de los Yariguies’, una joya que rescata lo bello de Barrancabermeja y nos inspira a seguir luchando por esta bella tierra. Muy pronto el lanzamiento de este documental en Santander. Por eso decimos, más agua que petróleo.
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