Por: Jhon F Mieles Rueda/ Cada año nuevo comienza con una lista de metas, deseos y propósitos que escribimos con entusiasmo, confiando en que este será ‘el año’. Pero, al llegar a diciembre, nos damos cuenta que muchos de esos sueños quedan inconclusos, y nos enfrentamos a la tentación de sentirnos frustrados.
Sin embargo, detenernos a reflexionar sobre lo que sí tenemos nos invita a ver el panorama completo y reconocer que, en realidad somos mucho más afortunados de lo que imaginamos.
Vivimos en una época que ofrece comodidades y posibilidades impensables hace 50 años. Pensemos en algo tan cotidiano como un teléfono inteligente: hoy, con un par de toques en la pantalla, podemos conectar con seres queridos al otro lado del mundo, acceder a cantidades ilimitadas de información, e incluso monitorear nuestra salud en tiempo real.
Hace medio siglo, estas herramientas ni siquiera eran fantasías. Y, sin embargo, muchas veces las damos por sentadas, atrapados en la rueda de la insatisfacción constante que genera la sociedad moderna.
En lugar de enfocarnos en lo que no logramos, ¿por qué no hacer un ejercicio de gratitud activa? En este 2024, quizá no cumpliste con tu meta de leer 12 libros o de correr ese medio maratón que te propusiste, pero ¿acaso no es un milagro tener salud para intentarlo?
En el frenético ritmo de vida que llevamos, olvidamos que algo tan «simple» como despertarse cada mañana con un cuerpo que funcione correctamente es una bendición incalculable. La salud no es solo una condición física; es la base que permite disfrutar de todo lo demás.
También está la familia, ese refugio emocional que, aunque a veces podamos tener diferencias, sigue siendo un pilar fundamental en nuestras vidas. Tal vez no todos tienen una relación perfecta con sus seres queridos, pero cada conexión, cada llamada o mensaje, representa un recordatorio de que no estamos solos.
Y luego está el tema de las comodidades. Hoy, muchos de nosotros vivimos con lujos que incluso los más ricos de hace medio siglo no podían ni imaginar. Desde el agua caliente que brota al instante en nuestras duchas hasta los refrigeradores o neveras que conservan alimentos por semanas, la vida moderna nos ofrece un nivel de confort que debería inspirar asombro. Pero, ¿cuándo fue la última vez que nos detuvimos a agradecer por algo tan básico como la electricidad, el agua o el gas que tenemos diariamente en nuestros hogares?
Al final, la verdadera riqueza está en reconocer lo que ya tenemos. Este ejercicio de gratitud no se trata de conformismo, sino de equilibrio. Es bueno tener ambiciones y metas, pero también es crucial dar espacio para apreciar lo logrado, por pequeño que parezca.
Tal vez este año no alcanzaste ese ascenso laboral que deseabas, pero trabajaste duro y aprendiste lecciones valiosas. Quizá no tuviste las vacaciones soñadas, pero pasaste momentos inolvidables con amigos o familia.
El 2024 también nos deja una gran lección: la importancia de vivir el presente. La vida no se mide solo por los grandes logros; también está hecha de pequeños instantes que, juntos, construyen la esencia de nuestra felicidad. Ese café compartido, esa risa inesperada, ese atardecer que te hizo detenerte por un momento a tomar la foto: ahí está el verdadero valor del tiempo.
A medida que nos preparamos para recibir un nuevo año, hagámonos un favor y cambiemos el enfoque. En lugar de cargar con la frustración de los «fracasos», celebremos lo que sí logramos. Recordemos que la vida misma es un regalo que no todos tienen ni siquiera la oportunidad de disfrutar.
No queda más que agradecer: agradecer por las oportunidades, por las personas que hoy nos rodean y también por aquellas que se marcharon, por los aprendizajes, y también por los retos, porque ellos nos hicieron más fuertes.
Dejemos que el 2025 nos encuentre con un corazón lleno de gratitud, listo para seguir construyendo sueños, pero también para disfrutar plenamente del camino.
¡Feliz final de año, y que el próximo nos sigamos encontrando con más razones para agradecer!
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*Profesional Agroforestal, escritor y político local.
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