Por: Marco Aurelio Quiroga Velasco/ En el ámbito de los derechos y los deberes, suele suceder, con cierta frecuencia, las estériles discusiones entre quienes defienden sus ideas desde la sociología (los habitantes) y quienes lo hacen desde el imperio de la ley (los ciudadanos). Los habitantes en la nueva ocupación de los espacios y los ciudadanos en la clara batalla por la reivindicación de lo público.
Podríamos considerar que los “alternativos”, son la evidente transición del habitante al ciudadano; al tiempo que sería válido mirara a los partidos políticos tradicionales, como el ciudadano que gira sin piedad, a ser un simple espectador.
Desde la academia, la charla vendría a la sociología jurídica, uno de los grandes avances de la democracia en Colombia desde la Constitución Política de 1991.
Ver al alcalde de Bucaramanga, por las calles, visitando obras, saludando a los paisanos, abriendo ruedas de prensa en cualquier esquina, es sin duda una tacita invitación a una metamorfosis que no es otra que habitante-ciudadano.
El empoderamiento desde la ciudadanía, es la modernidad estimado lector. Como lo fue y lo seguirá viendo, con toda validez el afianzamiento de las expresiones alternativas, tras las sociedades modernas; aquellas que irán a las urnas en defensa del voto de opinión.
Son los justos momentos para correr las cortinas al interior de los partidos políticos, como lo están haciendo los votantes; para democratizar su discurrir, es decir, la voz del militante en el centro del gran salón.
Las buenas lecturas, de buenos libros es el primer gran paso, hacer política bajo la sombra de la ignorancia conceptual, es un atrevimiento sin medida; sin perdón alguno. Es interesante la emoción como elemento público… pero emoción sin formación no me parece. ¿Qué estamos leyendo hoy? ¿Cuál es el último libro leído? Para muchos, esta reflexión es una locura.
Los habitantes solo ocupan, caminan, compran, botan basura, se comen los semáforos. Los ciudadanos visitan las bibliotecas, las librerías, los foros, los conversatorios, escriben, proponen, levantan la mano.
En un año volveremos al trasegar de la vida electoral, para entonces, esperamos haber avanzado lo necesario para enfrentar la contienda con la suficiente responsabilidad.
La tarea ya empezó, una democracia que sacudió a los partidos tradicionales ante las fuerzas alternativas que han venido convirtiendo sus ideas en hechos concretos en las jornadas electorales. Santander, Bucaramanga y Floridablanca, son claro ejemplo.
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*Abogado, sociólogo, profesor universitario