María Del Pilar Bolívar Vega, Técnica en Administración Financiera, directora del programa de Bachillerato CLEI en el Instituto Politécnico José Celestino Mutis, hace parte del selecto grupo de Corrillos de las Superpoderosas 2025.
Nos contó que es egresada de la Corporación Educativa Cedetec, nació en Barrancabermeja y reside hace muchos años en el corregimiento El Centro.
Cuento con más de 28 años de experiencia en el sector privado y un profundo compromiso con la educación y el desarrollo comunitario. Durante mi trayectoria, he trabajado directamente con comunidades en situación de vulnerabilidad en Puerto Wilches, Yondó, Puente Sogamoso y en las zonas rurales y urbanas de Barrancabermeja, promoviendo el acceso a la educación como herramienta de transformación social. Desde hace varios años, lidero el programa de Bachillerato CLEI en el Instituto Politécnico José Celestino Mutis, donde también soy socia. En este espacio, he trabajado incansablemente para brindar oportunidades educativas a jóvenes y adultos que, por diferentes circunstancias, no habían logrado culminar sus estudios básicos y medios. A través de este programa, hemos logrado que cientos de estudiantes obtengan su título de bachiller, permitiéndoles acceder a mejores oportunidades laborales y académicas, fortaleciendo así su desarrollo personal y profesional. Más allá de la enseñanza, realizamos un seguimiento detallado de los egresados, evaluando el impacto real de su formación en sus vidas. Este acompañamiento nos permite medir el crecimiento de cada estudiante y reafirmar que la educación es el pilar fundamental del cambio social. Un ejemplo de ello es un exalumno que hoy ejerce como docente de Ciencias Sociales y Filosofía en nuestro instituto, el profesor Farley Ruidias, quien es la evidencia que la educación no solo transforma individuos, sino que genera nuevas oportunidades para toda la comunidad”.

Sobre su gestión y logros en educación y comunidad, María del Pilar nos contó que “mi compromiso con la educación comenzó hace más de 15 años, cuando tuve la oportunidad de trabajar con comunidades desde el Centro Colombovenezolano (Cecove), una experiencia que me permitió comprender las profundas necesidades educativas de poblaciones en situación de vulnerabilidad. Durante este tiempo, fui testigo de las dificultades que enfrentan muchas personas para acceder a una formación académica que les brindé mejores oportunidades de vida. Esta realidad me motivó a dedicar mi esfuerzo y conocimiento a generar alternativas educativas que transformen realidades y promuevan el desarrollo social. Desde mi rol en el Instituto Politécnico José Celestino Mutis, he trabajado arduamente para fortalecer y expandir el programa de Bachillerato CLEI, yendo hasta las zonas más apartadas de los territorios y caminando los barrios más vulnerables, con la única finalidad de dar una oportunidad educativa a quienes lo necesitan. De esta forma, hemos permitido que cientos de adultos culminen sus estudios de secundaria y puedan optar por mejores condiciones laborales y académicas. A través de este programa, hemos logrado brindar educación a poblaciones que, por diversas razones, no pudieron terminar sus estudios en la edad escolar establecida”.
Dijo además que “el impacto de esta gestión ha sido significativo. Muchos de nuestros egresados han logrado insertarse en el mercado laboral formal, obteniendo empleos estables en grandes empresas de la región, que les han permitido mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Otros han continuado su formación en instituciones de educación superior, demostrando que la educación es la base del progreso y la movilidad social”.

Según María del Pilar, “uno de los pilares fundamentales de nuestro programa de Bachillerato CLEI es garantizar que la educación no termine con la obtención del título de bachiller, sino que se convierta en un punto de partida hacia nuevas oportunidades. Para ello, realizamos un seguimiento constante a nuestros egresados, analizando sus trayectorias tanto en el ámbito laboral como académico, con el fin de evaluar el impacto real de nuestra formación en sus vidas y en la comunidad. Los resultados de este monitoreo han sido altamente positivos y reflejan el éxito del programa en la transformación de las condiciones de vida de nuestros estudiantes. Entre los indicadores clave que evaluamos, se destacan los siguientes: Porcentaje de graduados empleados: Más del 80% de nuestros egresados ha logrado insertarse en el mercado laboral formal después de obtener su título. Muchos de ellos han encontrado empleo en sectores como la administración, el comercio, la docencia y el sector industrial, mejorando significativamente su estabilidad económica y calidad de vida. Continuidad educativa: Alrededor del 67% de los graduados ha optado por continuar su formación en universidades o programas técnicos, lo que evidencia su interés por seguir fortaleciendo sus competencias profesionales. Esto ha permitido que algunos de nuestros exalumnos accedan a mejores oportunidades en instituciones de educación superior, logrando así una movilidad social ascendente. Casos de éxito: Contamos con numerosos ejemplos de transformación a través de la educación. Un caso emblemático es el de un exalumno que, tras culminar su bachillerato en nuestro programa, decidió seguir formándose hasta convertirse en Ingeniero Industrial y ocupar ahora un cargo de importancia en la empresa de petróleos más importante de Colombia, Ecopetrol. Su historia es un testimonio del impacto profundo que tiene la educación cuando se brinda con calidad y compromiso. Este seguimiento constante nos permite ajustar estrategias, fortalecer nuestra metodología y continuar ofreciendo una formación académica de excelencia. Al analizar la evolución de nuestros estudiantes después de su graduación, garantizamos que el programa responda a sus necesidades reales y continúe siendo una herramienta de cambio para sus vidas y la comunidad en general”.
Sobre conclusiones y proyección futura, María del Pilar dijo que “la educación de adultos sigue siendo un reto en nuestro país, pero también una oportunidad invaluable para la transformación social. Mi meta es continuar fortaleciendo el programa de Bachillerato CLEI, expandiendo su cobertura y asegurando que más personas puedan acceder a la educación como un derecho fundamental. Además, seguiré promoviendo estrategias de acompañamiento a egresados, asegurando que la educación no solo sea un punto de llegada, sino un puente hacia nuevas oportunidades”.