Por: Javier Antonio Rojas Quitian/ “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber” Albert Einstein
A partir del próximo lunes primero de febrero, cerca de 140 mil estudiantes en Santander regresarán a clases, bajo la dirección de la Gobernación de Santander, que a través de la alternancia educativa, guías pedagógicas y pedagogía virtual, busca llevar los contenidos educativos a los estudiantes de los 82 municipios no certificados del Departamento.
Los niños, niñas y adolescentes, son sin lugar a dudas, uno de los grupos poblacionales más afectados por la pandemia, pues sin entender lo que ocurría, debieron resguardarse en sus hogares a tomar las clases de manera virtual o a través de guías pedagógicas bajo la dirección de sus Padres y sin tener el mínimo contacto físico con el mundo exterior, lo que les ha traído varias consecuencias negativas en sus estados de ánimo y de salud, asociadas al sedentarismo.
Es comprensible que la Gobernación de Santander busque que los estudiantes regresen paulatinamente a tomar sus clases en sus aulas, es más, es necesario, pero también está claro que las condiciones por las que atraviesan los municipios en relación a la pandemia y el estado de su infraestructura educativa, no garantizan las condiciones de bioseguridad para que los estudiantes regresen a sus colegios.
En la época navideña, de fin de año y de inicio del 2021, muchos habitantes de las ciudades se desplazaron hacia los Municipios y pueblos pequeños para descansar, lo que disparó los contagios en regiones que habían estado protegidas y con protocolos eficientes de seguridad. Por ello para realmente determinar el estado de los Municipios se debería primero adelantar una gran campaña de tomas de muestras para tener cifras reales, actualmente por ejemplo en municipios de 8 mil y 10 mil habitantes se toman entre 100 y 200 pruebas cada dos meses, lo que es insuficiente para tomar decisiones acertadas, no podemos seguir engañándonos. Si no hay pruebas, no hay casos positivos.
También es preocupante el mal estado de las instituciones educativas del Departamento. Según la Gobernación de las más de 2000 sedes educativas en Santander, cerca de 900 funcionan con menos de 10 estudiantes, la mayoría en zonas rurales, por lo que resultaría fácil dar inicio a clases allí, pero son estas sedes las que más falencias tienen, pues muchas de ellas carecen de servicios tan básicos como el agua potable, la energía eléctrica o unidades sanitarias.
Otra variable que se tendría que analizar es el transporte escolar, ya que en la mayoría de los municipios del Departamento las rutas escolares funcionan con el 100% de su capacidad y de esa forma se convertirían en focos de contagio y si se presta el servicio guardando la debida distancia el costo se incrementaría considerablemente, por lo que los Municipios y el Departamento estarían obligados a asumirlo, pues la mayoría de Padres de familia en la zona rural no cuentan con esa capacidad.
Algo que también preocupa a la hora de normalizar las clases en las Instituciones educativas es que los docentes serán vacunados hasta en la tercera etapa de vacunación y aún no se ha iniciado ni con la primera y la situación se hace más difícil si a esto se suma que los menores de 16 años no se encuentran en este plan nacional de vacunación.
Cada día que pase y que se tenga que tomar las clases de manera remota o a través de la alternancia educativa se estará agudizando más la inequidad en nuestro país y saldrán aún más a flote esas desigualdades sociales, culturales y económicas de nuestra sociedad, pues en los colegios públicos quienes posean las herramientas tecnológicas y logísticas decidirán tomar las clases de forma virtual o través de las guías pedagógicas, pero los menores que no cuenten con herramientas y deseen avanzar en sus estudios deberán asistir a sus colegios y exponerse junto con su familia al embate del virus.
Es necesario que nuestros niños y jóvenes vuelvan a sus colegios, para que puedan interactuar con sus docentes y compañeros, para que puedan contar con un óptimo desarrollo emocional y puedan acceder a un proceso de formación idóneo y competente, no tan básico y flexible como el que reciben en casa a través de las guías y la virtualidad, pero las condiciones aún no están dadas, es necesaria más inversión por parte del Estado en infraestructura educativa, transporte escolar, alimentación escolar y medidas de bioseguridad tanto para estudiantes, como para docentes y personal administrativo.
Aun así, con todas las dificultades encontradas en el camino, es claro hacer un reconocimiento a padres de familia y docentes, pues durante la pandemia se han articulado para que sus hijos y estudiantes avancen en su proceso de formación, los docentes porque sin capacitarles debieron acomodarse a una nueva realidad, a nuevas estrategias y herramientas pedagógicas para transmitir sus contenidos y a los padres de familia porque esforzándose con su tiempo, económica e intelectualmente han sabido acompañar a sus hijos en su proceso de educación.
*Exalcalde de Sucre (Santander), Administrador de Empresas, Especialista en Gestión Pública y Magister en Políticas Públicas y Desarrollo.