Por: Manuel Fernando Silva Tarazona/ Me he levantado acalorado, lo cual no es sorpresa dado la región, mis 3 hijas tampoco colaboran con el ruido que hacen en la casa, aun son muy pequeñas, me dirijo a bañarme porque gracias a Dios anoche llovió y se pudo recolectar algo de agua, mi esposa aun no para de quejarse por ciertos dolores que le están dando, yo le digo que eso es por el embarazo pero ella dice que son diferentes a los últimos 3 embarazos, pero que se puede hacer si acá no tenemos ni un solo doctor, tocaría ir a la ciudad y no hay plata para costear el viaje de 12 horas.
La verdad a mis 25 años me veo en serios aprietos, la violencia me arrebato la poquita familia que tenía y las tierras de nosotros, mi esposa y yo solo sabemos de trabajar con la tierra, pero estos años han sido duros, hasta hace pocas semanas por fin se dio cosecha, cosa que es un milagro porque la tierra en la que ahora estamos es muy mala y el clima de los últimos meses no ayuda mucho.
El viejo “guille” vino hace unos días a la casa, según unos militares estaban preguntando por gente que quisiera trabajar en el campo para darle de comer a la compañía, que de una lo suben al camión y se lo llevan a uno, dan buena paga y eso es lo que yo necesitaba, una oportunidad así, le comente a mi esposa para irnos los dos para poder hacer mas platica, eso apenas tiene como 3 meses de embarazo, ella puede trabajar, le dejamos las niñas a doña Claudia y ella se encarga de ellas por las 2 semanas que según “guille” nos llevaran a “camellar”.
Logre convencer a mi esposa con ayuda de “guille”, nos comenzamos arreglar para partir, fuimos y dejamos a las niñas con doña Claudia, fuimos al parque central a las 11am, porque “guille” nos informó que nos esperaban al medio día para partir. El parque central estaba repleto de personas, estaban los hermanos Díaz, Jorge “el chulo” Ramírez, Beto y su hermana, incluso los pelados que uno veía por las tardes en la cancha jugando futbol, al verlos pensé que iban a llevar de todas las edades y salí corriendo para donde doña Claudia y le dije que pelados también podían y ella sin dudar le dijo a su hijo, el cual es todo pilo, estaba esperando el corte de semestre para arrancar a la capital porque se ganó una beca, pero eso platica de mas a nadie le hace daño, entonces ya en el parque mi esposa, el hijo de doña Claudia y yo, esperábamos ansiosos a los militares que ya en cualquier momento llegan.
No paraba de mirar la hora y el sol enceguecedor del medio día nos estaba matando, pero a lo lejos se escuchaban camiones, y ya nos comenzamos a preparar, llegaron 2 camiones grandes y se bajaron los soldados para comenzar a contarnos y subirnos al camión, en la fila un soldado me separo de mi mujer pero bueno, son los héroes de la patria, que malo podría pasar, la embarcaron en el otro camión, y yo solo note una cosa rara, “guille” el que me comento de esta oportunidad estaba al lado de un camión recibiendo un dinero de un soldado y al recibirlo se fue en la moto que tenía, me pareció muy raro, pensé que “guille” iba a ir con nosotros, pero eso es porque quizá él ya fue y le estaban pagando lo que ya trabajo.
Por fin llego mi turno, el soldado llevaba 26 en su cuenta, fui el número 27 y el hijo de doña Claudia el 28, entraron 2 más y cerraron el camión con carpa y todo, el calor era peor, pero bueno con nosotros atrás iban 2 solados los cuales se notaban que se estaban muriendo de calor, les dije y si subían las carpa y me mandaron a callar que no me podía dirigir a ellos, ignore ese tema dado que a ellos se les debe mucho respeto y más que nos están dando trabajo.
En el camino uno de los pelados que iban, charlando con uno de sus amigos, comento que fue “guille” el que los contacto para el trabajo, yo en ese momento les dije que a mí también, así como 6 personas más y cuando más personas iban a seguir afirmando que fue “guille” el que los contacto, el soldado arremetió con el cacho de su arma impactando a mi cara y gritando que nos calláramos y no habláramos.
Ya llevábamos como 3 horas de camino y comenzó a bajar la velocidad, ya nos íbamos a bajar y nos dimos cuenta que no era ningún cuadrante o campamento, si no monte, puro monte, dijeron que nos iban a iniciar con entrenamiento, nos bajamos nos dirigimos a una parcela que había por ahí, en ese momento nos comenzaron a ordenar y volver a contarnos, luego de terminar el conteo y ordenarnos en 5 filas, se fueron 3 soldados al camión y trajeron uniformes y botas, nos ordenaron que nos cambiáramos, hicimos caso omiso, hasta cuando ya casi todos estábamos totalmente cambiados, uno de los pelados dijo en forma de duda, que esos uniformes no eran del ejército, que solo eran camuflaje y que las botas eran de pantano, no termino de hablar cuando un soldado de los que estaba al frente lo apunto con su arma y sin piedad le disparo, era el hijo de doña Claudia, en ese momento solo se escucharon tiros y suplicas de parte de nosotros a los soldados.
Nos asesinaron incluyendo a mi esposa la cual llevaba en su vientre a nuestro cuarto hijo, pero bueno, éramos guerrilleros, o eso es lo que entendí, ellos no hicieron nada malo, defendían al país, la seguridad estaba volviendo al país, gracias al “Gran Colombiano”, apenas había pasado 2 años de que Colombia ganara la copa américa y ya el país estaba celebrando la paz que se vivía gracias al doctor Uribe, éramos unos guerrillos asquerosos, merecíamos morir, el ejército solo cumplió con su labor, me alegra que esos soldados si recibieron la paga que pensé recibir por ir a trabajar con ellos y además les dieron días de permiso para ver a su familia, cosa que no podremos hacer más de 6.402 personas, dado que fuimos abatidos en “combate”.
El anterior relato, es solo un ejemplo de lo que sucedió con los falsos positivos, la JEP logro confirmar a más de 6.402 falsos positivos, asesinados por el ejército nacional en los años del 2002-2008 y aún falta más investigación, cosa que la fiscalía desconoce, dado que para ellos solo hay 2.248 falsos positivos, solo exigimos justicia, que los autores intelectuales paguen por cada acto infame que cometieron.
*Estudiante
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(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
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Fuentes:
Falsos positivos. La verdad del cabo Mora de Carlos Eduardo mora.
Las desapariciones forzadas y los «falsos positivos»: del derecho internacional al derecho administrativo colombiano de Sebastián Quintero.
Ejecuciones extrajudiciales en Colombia 2002–2010: Obediencia ciega en campos de batalla ficticios de Fabián Leonardo Benavides
Levantones narco fosas y falsos positivos de José Reveles.