La solución al conflicto iniciado en 2014 en el este de Ucrania parece estar todavía lejos. Esta semana se volvió a hacer latente la tensión entre Ucrania y Rusia con la denuncia del presidente Volodímir Zelenski, quien acusó a Moscú de estar aumentando su presencia militar en la frontera y de crear una “atmosfera de amenaza” en el este del país, en especial en la disputada región de Crimea.
Son varias las publicaciones en redes sociales que muestran cómo Rusia está aumentando su presencia militar en las zonas ucranianas de Donetsk, Luhansk y Crimea. Esta última fue anexionada por Rusia en el 2014, momento desde el que el Ejecutivo ucraniano ha tenido que hacer frente a la presencia de grupos separatistas. Un conflicto que desembocó en la única guerra que ha visto Europa en este siglo.
Por eso, la escalada de tensión en la zona preocupa a las potencias occidentales y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en especial, a Estados Unidos, aliado de Gobierno ucraniano. Desde el otro lado del océano, Washington advirtió a Moscú que no debían intervenir en la “soberanía” del país ni debían intimidarlo.
“Seguimos apoyando la integración euroatlántica de Ucrania frente a la agresión en curso de Rusia en Donbass y Crimea”, dijo el secretario de Estado, Antony Blinken, a través de redes sociales.
«Hoy, Rusia ha lanzado una nueva campaña de reclutamiento en la República Autónoma de Crimea ilegalmente anexionada para seleccionar residentes de la península para las Fuerzas Armadas Rusas. Esto es otra violación de la ley humanitaria internacional», señaló en un comunicado un portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE).
Ni Estados Unidos ni la Unión Europea reconocen la anexión “ilegal” que llevó a cabo Rusia en Crimea.
Un conflicto inacabado
El último incidente grave en la zona del conflicto se produjo el pasado día 26, cuando cuatro militares ucranianos murieron durante una misión de desminado cerca de la localidad de Shumy, en la región de Donetsk. A pesar de la tregua pactada el año pasado, desde enero de 2021 ya son 19 los soldados ucranianos que han muerto en la frontera.
Los dos países se culpan entre ellos por la situación. Rusia señala a Ucrania por haber lanzado una guerra contra la población que habla en ruso, mayoritaria en la zona conocida como Donbass, mientras que Kiev sostiene que Moscú ocupa militarmente ese territorio, en el que se han autoproclamado dos «repúblicas populares», la de Donetsk y la de Lugansk –que piden la independencia de Ucrania y son supuestamente respaldadas por el Kremlin–.
No obstante, ambas potencias consideran que la escalada de la violencia es un “callejón sin salida”. Así lo dijo el presidente Zelenski, que pidió recurrir a la “diplomacia” para solucionar el problema y hacer un “alto al fuego”. Ya que, a pesar de que se acordó uno en julio del año pasado, se ha incumplido en repetidas ocasiones. Desde el 2018 se han roto ocho treguas pactadas.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, reconoció el martes el reciente aumento de la violencia y dijo que Rusia “esperaba sinceramente” que no se incremente, ya que los combates podrían “eliminar los modestos logros alcanzados”.
Desde el Kremlin justifican el despliegue de tropas como una estrategia para garantizar la seguridad en la frontera. No obstante, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo el jueves que cualquier movimiento en falso de las tropas ucranianas en la región de Donbass derivaría en un “conflicto candente”, a modo de advertencia.
Según Naciones Unidas, el conflicto entre el Ejecutivo ucraniano y los separatistas de la frontera se ha cobrado más de 14.000 vidas desde 2014. Ucrania, los países occidentales y la OTAN señalan a Rusia por enviar tropas y armas a los separatistas de Donbass. Por su parte, Moscú asegura que solo proporciona ayuda política y humanitaria a los combatientes, en lo que considera un conflicto interno.