Por: Irving Herney Pinzón/ Con motivo del último paro convocado por los diferentes sectores sociales y centrales de trabajadores para el 28 de abril pasado, se evidenció que los medios de comunicación masivos, incluyendo las redes sociales, desempeñan un papel muy importante en la forma como los ciudadanos conciben y reciben la información, y más aún como terminan condicionando, por no decir manipulando el pensamiento y el actuar de quienes reciben la información, algunos educados y capacitados para ser críticos, analíticos y reflexivos y otros para como diría Federico Nietzsche “tragar entero” sin pasar por ese proceso de rumiar la información, al estilo del ganado vacuno que pasa y sobre pasa la comida por cada uno de sus estómagos, devolviéndola y masticándola nuevamente.
Nietzsche dice que para vivir bien hay que saber leer, y para este caso escuchar, pero, sobre todo, saber escoger (recordando otra frase: los libros como los amigos: pocos, buenos, pero sobre todo conocidos), y a la par dice, que la lectura o la escucha compulsiva, sin método, nos puede llevar a perder nuestra creatividad y nuestra capacidad de reflexión y de autonomía para pensar por nosotros mismos y dejarnos como simples reactivos, que no somos capaces de producir y analizar nada, que nos lleva a dedicarnos a creer y sobretodo el pecado más grandes, a reproducir todo aquello de lo cual ni siquiera estamos seguros que sea verdad, y de esta premisa es testigo las cadenas de información que enviamos por los whatsapp o montamos a nuestros muros del Facebook.
Es que en Colombia se les arroja ácido a las mujeres, los niños en la Guajira mueren por hambre, el desempleo es altísimo, la violencia intrafamiliar es una práctica ordinaria, el número de muertes violentas y por accidentes viales es igualmente alto, los servicios públicos son muy deficientes, los impuestos superaron los límites de la razón, el cultivo de la coca y el consumo de drogas se han disparado, la inseguridad aumenta en muchas ciudades, el empleo por la pandemia ha disminuido, los procesos de vacunación no van bien, las reformas a la salud, laboral, tributaria, pensional entre otras solo buscan favoreceré a determinados sectores, la industria está deprimida, la administración pública es ineficiente, la corrupción es omnívora, los servicios de salud son precarios, el transporte masivo colapsó…
Sin embargo esta información puede ser terrible, o perder importancia y no ser significativa al pasar como uno de tantos problemas que al ser comparados con la realidad que vive Venezuela nos lleva a pensar que estamos en el Paraíso, todo dependiendo de la forma como lo informe o lo dé a conocer el medio de información, o el post en la red social, al cual al estilo de dogmas religiosos le damos la mayor creencia, e incluso nos trenzamos en grotescas discusiones contra aquellos que se atrevan a poner lo en duda.
Los medios de comunicación y algunos periodistas se han convertido en mercaderes de la información, haciendo negocio y convirtiéndose en esclavos o siervos de los poderes políticos y las grandes multinacionales, presentando la información al acomodo de su jefe, veamos por ejemplo el caso con motivo de las protestas donde el Noticias RCN, vilmente, agrediendo la verdad presentó ante su audiencia, las marchas y las manifestaciones que se hacían en el paro, como una forma de celebrar que el Presidente Duque dijese que iba a quitar algunos artículos de la reforma Tributaria…
Y el problema más cruel es que frente a esta información muchos terminan creyendo y por parte de las autoridades televisivas no pasa nada.
Lo que predomina en la radio, la televisión y la prensa escrita es la indulgencia con el gobierno de turno. En efecto, estos medios reciben a diario sumas considerables por la pauta institucional y se benefician considerablemente ellos o algunos miembros de su familia; los medios de comunicación “más grandes”, RCN y Caracol, del país hacen uso de su poder para sembrar miedo y caos.
No se niega que Colombia tenga problemas de orden público; una historia de violencia de más de medio siglo, tampoco se puede desconocer que los medios solo informan una parte o nada de estos hechos, solo lo hacen cuan es más conveniente para para ellos y sus amigos que los financian, o, que a sus dueños, veamos el ejemplo nuevamente de las marchas; las noticias en estos días se centraron en transmitir los desmanes de un poco de desadaptados que dañaron la propiedad privada y la pública, pero se omitió el simbolismos de las marchas, el sinnúmero de personas que participaron , las edades, la intencionalidad de las marchas, se abstuvieron de presentar la radiografía del país en materia social, política y económica, es decir manipularon y parcializaron la información, situación que insulta la inteligencia de todos nosotros los colombianos.
Las estrategias de distracción o cortinas de humo, son otra de las jugadas que los medios utilizan para que desviemos la atención de lo verdaderamente importante: los mundiales de fútbol, las alfombras rojas, los reinados de belleza, los programas de farándula, las telenovelas, los reality show y toda un alista de programas para entretener, al mejor estilo del “pan y Circo” del imperio Bizantino en tiempos de Justiniano. Se atropella y se sacrifica la verdad en favor de los intereses económicos y del Rating que sube la cuota de pantalla.
Esta situación nos sirve para demostrar que las estrategias de manipulación están presentes en la sociedad actual. Acá no se trata de satanizar a todos los medios de comunicación, es cierto que existe una pluralidad de los mismos, pero desafortunadamente, los grandes emporios de la comunicación, cuyos dueños son los grandes empresarios del país, ya llevan una gran ventaja, no solo en años sino en seguidores; seguidores que mayoritariamente son personas afines a los partidos de gobierno o que no tienen la opción de consumir otros contenidos, bien sea por cuestiones de conectividad o porque sencillamente no los conocen.
Por otra parte, en muchas ocasiones los medios infantilizan a sus audiencias, esto lo hacen cuando les ofrecen programas vacíos o cuando se dedican a mostrar noticias que nada tienen que ver con la opinión pública o el interés general de la sociedad. No puede ser posible que mientras se debaten importantes proyectos de ley en el congreso que, afectan directamente la salud, la educación, el medio ambiente; los noticieros nos muestren en sus emisiones la historia de vida de x o y persona de la farándula nacional e internacional; nos cuentan la vida de los “famosos”, en fin. Estos hechos pueden ser importantes para algunas personas, pero no es algo que afecte a la sociedad como tal.
Sin embargo, el panorama no es tan desalentador, aún se está a tiempo de cambiar o mitigar un poco estos asuntos de manipulación que hacen los medios y la publicidad. Aún falta, y mucho, pero por lo menos ya se inició un camino, se está germinando la semilla para que esta sociedad renazca y halle la democracia y la equidad social que por años le ha sido negada. ¿El camino?, la educación y una competencia mediática instalada en los colombianos, para aprender a elegir los medios que se consumen y no permitir que estos determinen nuestras creencias y opiniones.
Magister en Educación, Docente Investigador Filosofía y Ciencias Sociales y Candidato a Doctor en Educación.
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