Por: Gustavo Ortiz/ “Una llum no necessita ser visible, és el cor de la vida; són memòries com onades, com els ulls de la mar profunds, com noms fets màgia, paz, maia, ariadna entre d’altres”. Un poema o un mensaje de amor no necesita traducirse, solo seguir el salto, no se lea como vacío. A veces se necesitan todos los idiomas, usar y ser cada uno de los lenguajes antes de la batalla final, esa lucha que es solo agradecer, más que un conjuro matemático, cierto eso solo lo entendería Juan.
Los ojos – les ulls– solo sienten jamás ven u observan. Ya les traduje el sentido del texto, más allá de la idea. La fisioterapia del ejercicio lector no es despertar un músculo, hacerlo fuerte en su debilidad por erudición, es aplicar estimulación eléctrica para siempre nacer, despertar un movimiento y lo único que nos mueve es amar leyendo, reescribiendo la lectura del amar y ser amado así sea un instante. Los instantes siempre serán eternidad. Entonces siempre son presente perpetuo donde regresan pasajeros de viaje. Guardo hasta un regalo audio de una mezzosoprano. Guardo melancolía.
No s’escriu per esperar i posseir l’esperança. És un comiat usar el llenguatge. El lenguaje siempre hace una despedida, no permite que un pie caído regrese del suelo, a lo sumo bailar. Eso creo que la entrañable Elsa susurraba en una sala de la casa blanca, al ver bailar.
¿La fisioterapia física y la fisioterapia lectora permiten establecer una salud? Solo digo que lo importante no es esperar las autorizaciones de una EPS o de la vida. La luz, o la única lucecita posible que queda es la razón que uno puede dar al guardián kafkiano del cielo, que arbitrariamente hoy llamaré Mauricio, un buen rebelde libre desde la casa 33 del barrio Cañaveral. La fisioteràpia és com un videojoc, videojuego: Jaime D.
Algo debe estar pasando mientras escribo este texto, todas mis canciones favoritas las pone la W+, desde Carole King, pasando por “The Voice” o sea el inmortal de Nueva York hasta Mariah Carey. Y así como con amor en una partida de parqués lancé pidiendo protección a Luz Estela al cielo y me dio tres pares altos consecutivos. Ya alguien debe decir que esto es un cuento, la narrativa no exige fabulaciones completas, esa las hace el otro lector de la vida de uno, lean la reseña de Jorge Rojas Otálora sobre una novela de Umberto Eco en la red, Jorge me protegió con afecto no solo con conceptos, perdóname maestro.
Vaig poder viure Macondo per això que no es diu i és un llenguatge, gràcies Verónica per ajudar-me, gracias por cuidar al camarada Carlos Payares y enseñarme el secreto de la literatura de esta aldea que no existe. Busquen ese libro de sociología.
Hay momentos felices para saberse inmortales como cuando una mujer, María Teresa, con un Gatorade en la mano me tumbó del viaje por el Leteo, armó mi corazón. Ella me dio un beso y me crio. O Isanella quien me dio su autógrafo para caminar un rastro, hoy de nuevo en Madrid, de cálida mirada triste y un brazo para levantar derrumbes. O Nancy, una tormenta.
Gràcies a aquelles bales en alguna carretera que em van fer immortal al maig de 2019. Hace dos años sufrí dos atentados, uno saliendo de Aguachica. Y en esta demanda lectora, soy como dos balas -bales- por última vez disparadas. Dos, porque siempre fui ubicuo. ¿A dónde voy? A ser el rol del personaje Arturo Cova, personaje esencial de la novela La Vorágine. La intención del texto la sabe un literato.
Fabio de Jesús gràcies per obligar-me a escriure per pensar si un viu amb la simple repetitio. La fisioterapia física y lectora jamás es repetición así se repasen lugares. Fabio Jurado es el bastión de la poesía colombiana y ahora solo soy otras voces, ahora resulté Borges. La mejor maestra de ese argentino en un altillo del Pardo Rubio la conocí, un barrio frío de Bogotá. Gracias, porque por ti Sandra conocí al loco monje de la Ciénaga, el señor Uribe Celis.
Me he tatuado un poco de luz en mi pecho y rehíce el eslogan de Estación Poetas con la única luz entendible, carajo. Mi marca institucional nació con el maestro de la radio, Jorge Consuegra Afanador cuando hacíamos pinitos en la radio difusora nacional en los años del paramilitarismo. Jorge me enseñó el horror del mundo editorial y la concisión, me dolió su partida.
Hoy usé el catalán como confesión en esta columna de opinión, es el lenguaje que más amé. Escribir es solo ser luz, dar la vida. Escriure es escribir. Verdad.
Dir Stephany és més que dir un alfabet, és a dir el cos d’un univers i fer-ho realitat, escalfar la llum i besar la felicitat.
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*Profesional en Estudios Literarios Universidad Nacional de Colombia.
Twitter: @estacionpoetas
Correo: geortizc@unal.edu.co
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).