En un movimiento que recibió una lluvia de críticas de la oposición, el Gobierno de Nicolás Maduro enajenó la participación que tenía en la Refinería Dominicana de Petróleo, Refidomsa, para reducir su deuda externa.
El 49 % de participación del Estado venezolano en este complejo con capacidad de 34.000 barriles por día (bpd) fue cedido a República Dominicana, que ahora tendrá un 100 por ciento de las acciones en la empresa.
El Gobierno de Nicolás Maduro dice que con esta transacción paga parte de su deuda externa, ya que las medidas impuestas por Estados Unidos, que califica de delictivas, “no le han permitido cumplir con sus obligaciones”.
¿Mal negocio?
El valor de la transacción, de 88,1 millones de dólares, no alcanza a ser ni un uno por ciento de los 150.000 millones de dólares a los que analistas y agencias especializadas calculan que ascenderían las obligaciones externas de Venezuela.
La oposición también la criticó porque la porción que tenía el país en esta refinería terminó vendiéndose casi 50 millones de dólares menos de los 135 millones de dólares que costó hace más de una década, en 2010, cuando el Gobierno del entonces presidente Hugo Chávez quiso impulsar la influencia de la nación de la OPEP en la región del Caribe.
Previamente, el ministro de Hacienda dominicano, José Manuel Vicente, dijo en rueda de prensa que la transacción se realizó por un precio «ventajoso» para República Dominicana.
Vicente destacó que, antes de completar la operación de compra, se realizaron consultas con Estados Unidos para asegurarse de que la transacción no presentara ningún tipo de «inconvenientes» para el país, debido a que la administración estadounidense mantiene sanciones contra el país suramericano. La Casa Blanca no puso objeciones.
