Por: Yessica Molina Medina/ Los hechos que ocupan las portadas y que suscitan los grandes debates en redes sociales siempre logran opacar el resto del espectro informativo. Todo lo demás va quedando invisible y vemos apenas un pedacito de la realidad. Hay hechos que no venden, que no producen likes ni comentarios, tampoco retuits.
Así que muchas buenas ideas y actos loables pasan sin espectadores, sin público. Esto le ocurre a la política para la juventud que ha liderado e implementado el Gobierno del presidente Duque a través de la Consejería Presidencial para la Juventud, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y la Primera Dama.
¿Había escuchado usted sobre el programa Sacúdete? Seguramente no. Pues se trata de una apuesta gubernamental cuyo objetivo es “detonar los talentos y habilidades de los jóvenes como activo social y agentes de cambio”. Sacúdete lleva a cabo procesos de formación innovadores y tiene infraestructura en territorio (Centro Sacúdete y centros de modelo comunitarios). Se trata de toda una apuesta para incentivar el talento de nuestros jóvenes y empoderarlos como líderes en sus territorios.
Otro programa que se ha perdido entre las rencillas políticas y las peleas vía Twitter fue lanzado hace unos meses. Se llama Jóvenes Propietarios, una iniciativa del Gobierno para facilitarle el acceso a una vivienda a la población entre 18 y 28 años. El proyecto es toda una revolución porque le apunta a una de las grandes problemáticas de la juventud: la dificultad para hacerse a una casa propia, por cuanto la banca tradicional no les ofrece mayores posibilidades a quienes no devengan grandes salarios. El programa incluye subsidios, acompañamiento y crédito preferencial para vivienda de interés social (VIS).
Entre los tira y afloje que produjo la nueva reforma tributaria (Ley 2155 del 14 de septiembre de 2021, llamada también ley de inversión social) muy poco se habló de la apuesta por la juventud que hizo en ella el Gobierno nacional, consciente de que una de las poblaciones más afectadas por la pandemia fue la juventud, cuya tasa de desempleo, por ejemplo, está en 23 %. Esto se traduce así: 23 de cada 100 jóvenes no tienen trabajo.
Pues gracias a esta ley, entre otras cosas, las empresas que contraten personas entre 18 y 28 años de edad recibirán un apoyo del 25 % del salario mínimo. Estudios internacionales han demostrado suficientemente la importancia de incentivar el empleo joven para el presente y para el futuro de una nación. Una juventud ociosa y sin oportunidad es presa fácil de la delincuencia.
Además del empleo, garantizar el acceso a la educación es edificar un futuro mejor para todos. Parte de los recursos recogidos vía impuestos servirán para mantener la matrícula cero de casi 700.000 estudiantes de universidades públicas. Es decir, una buena camada de profesionales que, de otra manera, no podrían ingresar a la universidad. Y a esto se suman los alivios para los deudores del Icetex.
Falta mucho por hacer, sin duda. Y el nuevo consejero, Juan Sebastián Arango, un pereirano joven y experto en desarrollo y construcción de proyectos y programas que han contribuido a la inclusión de la juventud, tiene un gran reto.
Este Gobierno se la está jugando por los jóvenes y que ningún otro había hecho tantos esfuerzos a favor de ellos. La posteridad nos mostrará este acierto, que se quedará corto si el Gobierno siguiente no mantiene y, más aún, mejor la política pública a favor de nuestra juventud.
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*Master en comunicación estratégica, profesional Comunicadora Social- Periodista, asesora política y relacionamiento público y experta en marketing político.
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