El gobierno talibán lanzó un programa para combatir el hambre y la pobreza en Afganistán. La idea de la iniciativa es ofrecer unas 66.000 toneladas de trigo a miles de personas, a cambio de trabajar en obras estatales. El Gobierno empleará a 40.000 hombres solo en la capital, donde comenzará el programa.
El trabajo no será pago con dinero y se enfocará en aquellos que actualmente están desempleados y que tienen mayor riesgo de morir de hambre en el invierno que se avecina. Cada día se les pagará el jornal con trigo. Los trabajos incluirán la excavación de canales de agua y terrazas de captación de nieve en las colinas para combatir la sequía que afronta el país. Además trabajarán en otros proyectos de desarrollo.
Se repartirán 11.600 toneladas de trigo en Kabul, además de otras 55.000 en otras partes del país, incluidas Herat, Jalalabad, Kandahar, Mazar-i-Sharif y Pol-iKhomri. «Estamos tratando de sacar a nuestra gente de la situación actual y ayudarlos económicamente. También ha llegado la ayuda humanitaria global” dijo el portavoz talibán, Zabiullah Mujahid. “Todas las preocupaciones se resolverán», agregó.
El programa se lanzó en el área rural de Kabul, al que asistieron altos funcionarios como el ministro de Agricultura Abdul Rahman Rashid y el alcalde de la capital, Hamdullah Nomani. En la ceremonia cortaron una cinta rosa y cavaron una pequeña zanja.
Miles de afganos podrían caer en la pobreza
Según Abdul Rahman Rashed, ministro de Agricultura del gobierno talibán, la crisis afgana está agravada por varias razones. La primera es pandemia del covid-19, “la segunda es la sequía en Afganistán y la región. La tercera razón es el cese de la ayuda global a Afganistán y la congelación del capital y el dinero de Afganistán en los bancos internacionales”, precisó.
Según un informe publicado el 9 de septiembre de 2021 por el Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, el 97% de la gente de Afganistán podría caer en la pobreza en 2022. EL PNUD advierte que si no hay acciones rápidas para intentar conjurar la crisis política y económica, los afganos estarían al borde la pobreza universal.
El aislamiento del país podría llevarlos a una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) del 13,2%, lo que ocasionaría un aumento de la pobreza de un 25%. Junto a la pobreza, existe riesgo de vulneración de los derechos humanos y de las libertades individuales, especialmente de las mujeres, que han sido las más afectadas por la llegada del nuevo gobierno talibán.
Amnistía Internacional hizo un llamado para que la misión de observación de la ONU siga en el país para velar por el respeto de los derechos humanos, especialmente en el valle de Panjshir, donde hay enfrentamientos entre talibanes y soldados de la resistencia afgana.
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) unas 630.000 personas han sido desplazadas de sus hogares en lo que va de 2021. Por su parte, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, solicitó el 7 de septiembre ayudas urgentes por 606 millones de dólares para la seguridad alimentaria y agricultura, salud y calidad del agua.
Sumado a esta situación, los bloqueos impuestos por los bancos de Estados Unidos impiden que los bancos en Afganistán puedan acceder a las remesas de los 5,85 millones de afganos que viven en el exterior y que envían dinero para ayudar a sus familias.
