Por: Luis Carlos Heredia Ordóñez/ La necesidad de tener herramientas, un personal idóneo y en especial profesionales ambientales enfocados en el desarrollo de la gestión ambiental; es un aspecto clave en la proyección de las empresas y de las ciudades, con el propósito de buscar mejorar su competitividad y la prevención de daños ambientales, que lleguen a derivar en sobrecostos y en pagos por daños ambientales, causando afectaciones en el desarrollo económico de las personas y también en la afectación al valor de las propiedades.
En consecuencia, la gestión ambiental es una herramienta clave en la planeación y ejecución de mecanismos de intervención ambiental que propendan por el desarrollo económico circular y ecológico, teniendo en cuenta que el uso sostenible de los recursos naturales, junto con esto el concepto industrial de la eficiencia y la eficacia, son estratégicos para lograr un verdadero desarrollo sostenible que tenga en cuenta el crecimiento industrial y la preservación de los recursos naturales.
Los efectos negativos de los daños ambientales causados por empresas, ciudadanos, incluso por las instituciones públicas, son denominados pasivos ambientales, estos afectan la calidad de vida de los ciudadanos, hacen más lento el desarrollo de las Industrias y hacen que sea menos atractivo la inversión y el desarrollo de empresas o nuevos negocios en los territorios contaminados
El área metropolitana de Bucaramanga, no es ajena al surgimiento y desarrollo de los problemas ambientales, incluso el desarrollo económico, territorial y hasta de proyección de crecimiento económico del área metropolitana está ligado directamente en gran medida a la gestión ambiental.
Desafortunadamente, el desarrollo de soluciones para la mitigación y reducción de las problemáticas ambientales metropolitanas; en los últimos años se ha convertido en un discurso de arengas estériles y demagógicas.
Esta estrategia ha sido usada por personajes de ciertas castas en la política y en la administración pública, con el objetivo y finalidad engañar a incautos, además para demostrar su favoritismo político o en algunos casos acceder a puestos burocráticos.
También se ha demostrado que muchas de estas demagogias ambientales y populismo ambiental, se ha utilizado para hacer de los problemas ambientales de la ciudad y el área metropolitana, negocios permeados por la corrupción y disputas de cálculos políticos.
La promoción de parques, campañas ambientales, marchas y concentraciones, incluso el surgimiento de burocracia ambiental como los denominados «altos comisionados”, los sistemas de tratamiento de residuos sólidos que no tienen justificaciones técnicas en su implementación, así como la compra de tecnología para tratamiento de algunos problemas ambientales, se ha convertido en escandalosos contratos y corretajes corruptos.
Estas situaciones se han convertido en la pobre, corta y lamentable respuesta del estado, especialmente de algunas instituciones, secretarías, departamentos administrativos, en especial las corporaciones autónomas regionales; para buscar soluciones técnicas frente a las verdaderas y graves emergencias sanitarias, ambientales y de sostenibilidad a nivel metropolitano.
Estos paños de agua tibia, que hemos comentado y que en muchos casos han pasado a ser un absurdo, cómo en el caso de Bucaramanga; en dónde se ha creado burocracia para defender el ambiente, pero que lo único que genera son los sobrecostos generados por los mal llamados » altos comisionados» que no han propuesto soluciones técnicas serias, diagnósticos certeros y eficientes o una ruta de trabajo ,qué se ejecute con transparencia y con resultados claros para la ciudadanía y en la mejora de los indicadores ambientales del Bucaramanga y su área metropolitana.
El desconocimiento en los procesos de gestión del riesgo, la modelación y análisis de los cuerpos hídricos, el incumplimiento procesos de ordenamiento y manejo de quebradas, el manejo de vertimientos y en especial la falta de apoyo a proyectos ciudadanos enfocados en el aprendizaje vivencial de los ecosistemas, es grave y puede ocasionar prejuicios al desarrollo de nuestra zona metropolitana.
Este desconocimiento solamente es evidente desde la falta de estrategias de ejecución que realizan en las instituciones del área metropolitana de Bucaramanga, también es evidencia de del incumplimiento de los planes de desarrollo municipales a nivel metropolitano y la falta de voluntad en generar soluciones para la mitigación de los daños ambientales y de gestión del riesgo.
La improvisación en los esquemas de gestión ambiental municipal y la falta de autoridad en el desarrollo y cumplimiento a las empresas en sus compromisos ambientales, hace evidente que el surgimiento de situaciones como la emergencia sanitaria, las emergencias invernales en Floridablanca, las inundaciones generadas durante los años 2019 y 2020 Bucaramanga y su área metropolitana.
En el caso del control ambiental, el poco o nulo control ambiental en la deforestación y el vergonzoso déficit que tiene nuestra ciudad en más de 100.000 árboles en el área metropolitana de Bucaramanga, pueden evidenciar el grave riesgo ambiental al cual están sometidos los habitantes del área y qué puede generar graves efectos negativos en la salud ambiental de los ciudadanos.
Por eso amigo lector, es importante efectuar una reflexión de los tipos de líderes en el sector ambiental que se están escogiendo, para desarrollar la importante labor de la protección del medio ambiente.
Además, se debe tener en cuenta que no es con discursos y apoyando a “colectivos y comités” autodenominados “ambientalistas” que usan el medio ambiente y los ecosistemas santandereanos y metropolitano como un “caballo de batalla” y un discurso electorero y populista para ganar votos y aplausos.
El desarrollo de una gestión ambiental metropolitana y empresarial, es clave para el desarrollo de nuestra ciudadanía y sobre todo para el fortalecimiento de las empresas.
Además, la promoción y búsqueda de inversiones en el área metropolitana, es un foco de desarrollo integral y sostenible que es clave y estratégico, en la generación de puestos de trabajo, emprendimientos que sean sostenibles y viables desde la economía y el medio ambiente, que puedan posicionar el departamento y el área metropolitana como un sector de desarrollo sostenible, prosperidad y crecimiento económico.
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*Tecnólogo ambiental, ingeniero ambiental.
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