Ayer miércoles por la mañana, rusos y ucranianos acordaron de nuevo respetar un alto el fuego en torno a una serie de corredores humanitarios, para permitir las evacuaciones de las ciudades bombardeadas.
Se han definido corredores para evacuar a los civiles de Energodar a Zaporijia (sur), de Izioum a Lozova (este) y de Sumy a Poltava (noreste).
Desde la ciudad portuaria de Mariúpol, situada en el sureste de Ucrania, cientos de miles de personas tratan de huir. Pero según las autoridades ucranianas, los rusos están impidiendo deliberadamente su evacuación, pese a que allí también, se hayan habilitado corredores.
«Rusia sigue manteniendo como rehenes a más de 400.000 personas en Mariúpol, impidiendo la ayuda humanitaria y las evacuaciones. Continúan los bombardeos indiscriminados», escribió en Twitter el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba.
«Casi 3.000 recién nacidos carecen de medicamentos y de alimentos», añadió.
Recordemos que el corredor humanitario es un medio para evacuar a los civiles de una zona de guerra, pero a veces, se utiliza también con fines estratégicos.
En los últimos días, los corredores humanitarios se han convertido en un tema crucial en la guerra ruso-ucraniana.
Según varios informes de periodistas en el terreno, los corredores están siendo bombardeados por los rusos para disuadir a los habitantes de abandonar Mariúpol.
Algunos especialistas creen que, con esta táctica, se pretende ocultar la terrible realidad del asedio de la ciudad, dando la ilusión que la situación es normal, ya que nadie está huyendo.
Una situación humanitaria que hace temer lo peor
Los bombardeos sobre Mariúpol, que comenzaron a finales de febrero fueron al principio episódicos y las autoridades locales conseguían reparar -entre un bombardeo y otro- las líneas eléctricas, las tuberías de agua, y otras instalaciones necesarias a la vida diaria.
Pero poco a poco, los ataques se hicieron permanentes. Según los testimonios que se pudieron recoger, una lluvia de bombas no para de caer sobre la totalidad de la urbe, y los servicios municipales son ahora incapaces de hacer las reparaciones de emergencia.
Por ello, según Human Rights Watch, los residentes han estado sin acceso a agua corriente, electricidad o calefacción.
«Los civiles de Mariúpol llevan días atrapados en una pesadilla que se desarrolla en un clima gélido, sin agua ni electricidad, viviendo bajo la amenaza constante de los bombardeos rusos», señaló Jonathan Pedneault, investigador de la División de Crisis y Conflictos de Human Rights Watch.
«Tanto Rusia como las fuerzas ucranianas deben tomar las medidas necesarias para permitir que los civiles abandonen la ciudad de forma segura y satisfacer las necesidades básicas de los que se quedan».
Mariúpol, una ciudad de unos 430.000 habitantes, está situada a orillas del Mar de Azov. De acuerdo con el municipio, el sistema de agua potable depende del bombeo de aguas subterráneas, lo que requiere electricidad. Las plantas de tratamiento de agua también necesitan electricidad.
El 6 de marzo, Médicos Sin Fronteras afirmó en un mensaje la absoluta necesidad de restablecer el acceso al agua.
«La gente no sabe dónde puede conseguir agua», denunció el coordinador de emergencias de la ONG.
«Están bebiendo agua de lluvia o recogiendo nieve para derretirla” agregó.
Las temperaturas actuales en Mariúpol oscilan entre -3 y -4 grados centígrados y, al no esperarse precipitaciones importantes en los próximos días, es crucial restablecer el suministro de electricidad y agua de la ciudad para evitar la propagación de enfermedades transmitidas a través de la ingestión de agua contaminada, advirtió Human Rights Watch.
Por su parte, el ayuntamiento de Mariúpol ha afirmado que cientos de civiles han muerto en los combates, aunque el alcance total de las víctimas y de los daños a las infraestructuras son difíciles de evaluar por el momento, debido a los continuos bombardeos y a las comunicaciones limitadas.
Lo que dicta el derecho internacional
El derecho internacional humanitario, o las leyes de la guerra, prohíben los ataques deliberados e indiscriminados contra la población civil y contra sus bienes.
Las leyes de la guerra no prohíben los asedios terrestres y los bloqueos marítimos de las “fuerzas enemigas”, siempre que éstos no causen un daño a los civiles. Sin embargo, las partes en conflicto deben facilitar el paso rápido de la ayuda humanitaria a los necesitados y permitir sus evacuaciones.
Una ciudad altamente estratégica
La ciudad de habla rusa de Mariúpol se encuentra en la provincia de Donetsk, en Ucrania, y es reclamada por la autoproclamada República Popular de Donetsk, con el respaldo de Moscú.
Este puerto industrial estratégico es la última gran ciudad del sureste de Ucrania que permanece bajo el control de Kiev, pero ahora, se encuentra completamente rodeada por las fuerzas rusas y por las fuerzas separatistas de la República Popular de Donetsk.
La toma de la ciudad portuaria por el ejército ruso representaría un inmenso logro para el Kremlin, porque facilitaría la unión de las fuerzas rusas que avanzan por la costa del mar de Azov desde Crimea -administrada Rusia desde el referéndum de 2014- y las tropas en el territorio separatista prorruso de Donetsk.
Mariúpol es también una gran ciudad industrial. Su puerto comercial es crucial para las exportaciones de grano o de acero, producidos en el país.
En 2014, la ciudad fue brevemente ocupada por los separatistas prorrusos antes de ser retomada por las tropas ucranianas.
Para el Kremlin, Mariúpol es la pieza que falta para controlar el Mar de Azov.