¿Pensó en cambiarse de Partido Político? “No. Porque de todas maneras la política en esa época era más organizada que ahora. La gente seguía más la ideología que los liderazgos personales. Realmente era la Confederación de Santander, el Fila, el Nuevo Liberalismo, que eran los Partidos que se notaban junto con el Partido Conservador y unas fuerzas de izquierda. Pero se sabía al interior de cada Partido que los líderes asumían el liderazgo al interior de los Partidos y nos formábamos, para eso se hacían las Convenciones del Partido, tenían organizadas las bases. No salíamos corriendo en cada elección a buscar los líderes, nosotros teníamos una base organizada. Teníamos nuestros cuadros dirigentes en los barrios y con ellos contábamos sin necesidad de dar plata, ni canonjías, ni ninguna clase de prebenda”.
Quien habla es Juana Yolanda Bazán Achury, abogada de profesión, especializada en derecho público y administrativo. Nacida en Bucaramanga, aunque le dicen que parece de Barrancabermeja.
Se tachará de nostálgico a quien considere que la elección legislativa que acaba de pasar el 13 de marzo de 2022 en Colombia no es como era antes. El nostálgico podrá responder: “Te puedo decir por quién voté y por qué lo hice”. Tendrá sus argumentos. El votante nuevo de hace unos días ¿podrá decir lo mismo?
Sin lugar a dudas las redes sociales, protagonistas innegables de la contienda, dieron la oportunidad a todos de opinar, pero también de manipular. Una persona puede crear cientos de perfiles y todos serán admitidos. El algoritmo de la red social resaltará a los más leídos, a los que tienen más like (me gusta). Sin embargo, una sola persona puede hacer su comentario y entrar desde sus cientos de perfiles y darle like a ese comentario y se volverá tendencia. Y si hay varias personas haciendo lo mismo, la tendencia será la que ellos creen y por allí se puede ir la decisión de elegir un candidato.
Cuando en los debates lo que resalta es el show, el ataque, la caída en falta, y no la propuesta coherente, sino el afán de protagonismo, muchos serán los llamados, ¿quiénes los elegidos? Y la pregunta flotante es ¿los elegidos son los que presentaron las mejores propuestas o los que tenían más likes? Y, en consecuencia, con base en esa elección ‘mayoritaria’, ¿la vida mejorará para todos o cada quien que se las apañe como pueda?
Una persona de la antigua política, es decir de antes de las redes sociales, de los like y de las tendencias, es Juana Yolanda Bazán Achury. Fue invitada para saber ¿cómo era antes?
Ella nació en Bucaramanga, estudió primaria y bachillerato en el Colegio El Rosario de los Lagos del Cacique. Derecho en la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Especializada en Derecho Público, Derecho Comercial, Derecho Constitucional y Parlamentario, Alta Gerencia, Derecho a la información, Administración Pública, en universidades de Colombia como la UNAB, el Externado de Colombia, la Industrial de Santander y de España como la Autónoma de Madrid y la de Salamanca.
Siendo estudiante universitaria tuvo inquietud por la política. Muy joven ingresó al movimiento político liberal, encabezado por Horacio Serpa Uribe. Participó en las juventudes liberales, en las organizaciones de mujeres en el movimiento por la Vida y la Democracia liderado por Juanita, como la llamaban, y por otras mujeres de Santander.
Concejal de Bucaramanga en dos periodos en donde fue Presidenta de la Corporación, Diputada de la Asamblea de Santander, y también Presidenta de la Duma. Representante a la Cámara, por Santander. En el 2000 fue reconocida por los colegas como la mejor Representante a la Cámara. Presidenta de la Comisión Primera de Asuntos Constitucionales. Formó parte del Instituto del Pensamiento liberal, órgano interno del partido encargado del estudio de la problemática socio económica y política del país.
Juanita Bazán fue secuestrada en campaña al Congreso por el Frente Raúl Eduardo Mahecha de las Farc, grupo ilegal que operaba en el Magdalena Medio. Eso le permitió “conocer que existía una parte del país en que la guerrilla disponía bajo su leal saber y entender y con una total ausencia del Estado”.
Más tarde fue Secretaria General de la Gobernación de Santander, Gobernadora encargada, Procuradora Judicial Administrativa y de Familia, designada como Superintendente de Notariado y Registro, Docente Universitaria, conferencista en materia Constitucional y Derechos de la Mujer y la familia y abogada litigante.
En la Cámara fue autora del proyecto pro estampilla Hospitales Universitarios para crear una fuente de ingresos adicionales para las instituciones Hospitalarias y de esta manera fortalecer los ingresos. Así mismo ponente de la ley de cuotas, que permitió el empoderamiento de la mujer, aprovechando el escenario de discriminación positiva, y de esta manera acceder por ley a los cargos de Dirección del Estado como Ministerios, Institutos descentralizados, altas Cortes, y en el nivel Local en las Secretarías de Despacho e Institutos descentralizados.
Como activista política tuvo como prioridad “propender por la aplicación de la justicia con un enfoque de género, circunstancia en la que hemos avanzado significativamente, como consecuencia del trabajo adelantado por las mujeres que hoy ocupan las Magistraturas, especialmente por quienes han lograr ser Magistradas de la Corte Constitucional”, dijo.
Fue ponente de la Ley 575 de 2000, lo que permitió “generalizar una política pública de erradicación de las violencias de género y protección de la mujer de las distintas violencias, obligando a los Municipios a crear las Comisarías de Familia, como instrumentos necesarios para apoyar el proceso de protección de la mujer víctima de la violencia y creando una ruta de atención para la misma, lo que generó en un marco de mayor protección para la mujer”.
Juanita Bazán también fue autora de la ley de mujer rural, herramienta de apoyo a la mujer campesina, para priorizar la asistencia técnica, en la obtención de crédito barato, en el mejoramiento de las condiciones de acceso a la salud, y a la vivienda rural, exigiendo al gobierno la ampliación significativa de la inversión de los recursos, con marco de protección para ellas, haciéndolas visibles para avanzar en el proceso de inclusión, culturización, educación, atención en salud y mejoramiento de la calidad de vida.
Recordó además que “intervine en el desmonte de la justicia regional que se constituía en su momento en una justicia violatoria de los derechos humanos de los ciudadanos, al ser investigados y condenados por jueces sin rostro y siendo acusados por testigos sin identidad, todo lo anterior dentro del marco de una política de Estado para contrarrestar la delincuencia organizada y el narcotráfico pero que se extendió más de lo necesario y se constituyó en instrumento de represión del Estado, perjudicando a la ciudadanía al recibir condenas injustas. El desmonte de esta ley se logró a través de debates de control político”.