Por: Carlos Mario Gómez García/ La educación tiene claro cuál es el papel que desempeña en una sociedad y desde allí brinda los conocimientos, las competencias y las habilidades necesarias para desempeñarse en cualquier campo; pero está en deuda con los procesos y avances tecnológicos que se vienen presentado día a día, muestra de eso es que no hay una incorporación de los procesos académicos a lo que se denomina hoy en día la cuarta revolución industrial.
Retomando un poco de los aspectos históricos en este tema evidenciamos que la primera revolución industrial se dio con la aparición de la maquina a vapor a finales del siglo XVIII, seguida a esta con la aparición de la electricidad y la automatización de los procesos industriales a gran escala casi 100 años más tarde propicio la segunda revolución industrial; la tercera revolución industrial se da con la programación de las maquinas sobre los años 70 del siglo XX y la cuarta revolución industrial que aparece sobre el año 2014 aproximadamente con la aplicación de los datos a los procesos sistematización y la masificación de la conectividad.
Desde hace un poco más de 8 años se ha venido creciendo esta industria, la aparición del Big Data, el internet para las cosas, la Inteligencia artificial, la realidad virtual, la aparición del comercio electrónico y de las monedas electrónicas son algunas de las realidades que se evidencian día a día en el entorno, de esta manera se puede entender como estas realidades son el pan de cada día y con las cuales se interactúa constantemente.
La educación es ese elemento transformador, pero es desde allí que se percibe que no existe en el sistema educativo colombiano un proceso de articulación entre las realidades que se evidencian en el este mundo globalizado y las ofertas educativas de manera regular.
La realidad en la que está inmersa la sociedad actual está dada en el consumo de datos en gran cantidad, la utilización del comercio electrónico son los elementos de mayor relevancia, pero las universidades están en deuda para adaptar los programas académicos que ofertan en la actualidad y que dentro de los mismos tienen poca articulación en el uso de tecnologías para el mejoramiento de procesos aplicados en el campo laboral o empresarial.
Si las universidades están en deuda, aún más lo están las instituciones educativas de educación básica y media; la educación básica en muchos lugares no responde de igual forma a las realidades de sus contextos y la educación media no es ese eje articulador para llevar los estudiantes en un proceso de transición a la educación superior.
No solo es culpa de un sistema educativo que carece de la estructura organizacional necesaria para la adaptación de los nuevos retos de la sociedad digital y de la cuarta revolución industrial, también está dada a los procesos de mejoramiento tecnológico que se deben llevar a cabo y es allí donde se evidencian que no se tiene la competitividad necesaria en materia tecnológica o de producción tecnológica para llegar a las grandes ligas y de esta manera mejorar los índices de medición en el sector educativo.
Analizando con profundidad las realidades de estos hechos, la educación pública tiene una crisis aún mayor, comprendiendo que la desfinanciación de esta, está pasando la factura, para que pueda competir con igualdad de condiciones con otros sistemas educativos exitosos en el mundo; solo por exponer una situación está la falta de conectividad en las instituciones educativas públicas de educación básica y media sin tener en cuenta los sectores rurales y marginados que desde condiciones de infraestructura en adelante presentan deficiencias.
La educación media tiene sus propias falencias además de las antes mencionadas, los programas de articulación con instituciones educativas de orden superior son bajos, no tienen la infraestructura necesaria para brindar ese proceso de manera correcta, los programas ofrecidos no responden a las necesidades y la articulación con el Sena está sujeta a los programas que pueden ofertar según el presupuesto que tienen.
Es una realidad que el sector educativo actualmente tiene una crisis y una necesidad de cambio, que vaya enfocada en el mejoramiento presupuestal del sector, en la inversión en procesos de investigación, en la articulación de programas que brinden las herramientas necesarias a los estudiantes para enfrentar esta cuarta revolución industrial.
Algunos podrán manifestar que la culpa en esta situación es de los maestros, pero frente a este panorama en realidad no lo es, muchos de ellos podrán tener los conocimientos, pero no las herramientas necesarias para desarrollar sus potencialidades, algotros no tienen el conocimiento porque no se hace importante tenerlo para continuar desarrollando su proceso tradicional de enseñanza, pero la realidad es que el país no está preparado para afrontar estos procesos transformadores.
Se hace necesario que realmente se estructure una política educativa que vaya encaminada a la transformación del sector en ese eje articulador entre la economía y la educación, si bien es necesario reconocer que el sector económico determina los procesos trascendentales en un país es la educación quien debe generar el surgimiento de mejores condiciones de vida para la población.
Es desde allí que la restructuración de los modelos educativos se hace necesaria no solo en la parte académica y de adaptación a los cambios y retos del mundo actual y de igual manera de aquellos procesos de financiación estatal para potenciar en la población los conocimientos, las habilidades y las competencias para la cuarta revolución industrial.
Cuando se observe la educación como ese eje transformador de la realidad la sociedad cambia y podrá adquirir esa tan anhelada calidad de vida por la cual día a día se sale a buscar desde el niño que va desde el preescolar con sus sueños hasta aquel adulto que termina su carrera profesional y que en la actualidad no sabe qué va a ser de él.
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*Licenciado en educación, especialista en pedagogía y didáctica, titulado en Derecho con especialización en Derecho Constitucional, 20 años al servicio de la educación pública y formador en instituciones privadas para los nuevos profesionales de la docencia.
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