Por: Luis Carlos Heredia Ordóñez/ En Colombia el desconocimiento ambiental ha marcado una pauta importante en las últimas decisiones que se han tomado en el país, como, por ejemplo, lo que ha sucedido con la Corte Constitucional en el caso de la pesca deportiva.
En este proceso, los planteamientos vacíos de argumentos científicos por parte de la de la Corte Constitucional en donde no se evalúan de manera directa el daño ambiental de las actividades pesqueras en captura y liberación, tampoco los efectos negativos de los procesos de manejo pesquero; y mucho menos se han establecido los estudios de impacto ambiental, de impacto en el bienestar de los peces por métodos como el índice de Fulton o Factor K en las poblaciones de peces.
Tienen consecuencias negativas al estar basadas en hipotesis erradas, que terminan destruyendo la economía de empresarios, de guías de pesca y de comunidades indígenas, que han visto en estas actividades un medio de sustento legal en sus territorios.
Por lo tanto, los problemas ambientales que, por falta de rigor técnico en su análisis, terminan en impactos sociales que ahondan en la falta de oportunidades, de fomento de la bioeconomía y de pobreza en las regiones.
En Santander el desconocimiento ambiental, se ha vuelto una realidad que ha puesto en riesgo la sostenibilidad de empresas, de ecosistemas y de proyectos productivos que buscan generar empleo en nuestro departamento.
Una de las principales consecuencias en Santander, de este desconocimiento ambiental. Hacen que se den puestos de burocracia a personas que no tienen ni la formación, ni el criterio ambiental, como pasa con los onerosos gastos del “alto comisionado por Santurbán” un licenciado en español, que no conoce ni tiene la formación en temas de gestión ambiental de ecosistemas, plusvalía del recurso hídrico.
El dinero de los contribuyentes, se va en honorarios a un funcionario no idóneo, causando así un prevaricato.
Con esos dineros públicos se debió hacer invertido en iniciativas de protección de los boques alto andinos y en campañas eficaces en temas de uso racional del agua, mas eficaces que contratar a un licenciado en español.
En vez de nombrar a “altos comisionados” se deben fomentar de manera permanente a profesionales junior, practicantes de carreras como biología, ingeniería ambiental y demás ciencias ambientales.
Con esto, si se lograría un gran proceso de educación ambiental tangible en las comunidades; además de fortalecer el trabajo de los jóvenes profesionales, esto crearía una hoja de ruta en educación ambiental y cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible fundamental para el país y el departamento de Santander.
Además, el aporte a la experiencia profesional de estos jóvenes, que en muchos casos son alejados de su profesión por falta de experiencia real desde lo profesional.
Para salir de esta realidad brutal generado por el desconocimiento ambiental en Colombia y Santander, se requiere de una serie de medidas que logren generar una formación de hecho y no solo de discursos en aulas sobre el desarrollo sostenible.
Siendo importante la formulación de una universidad netamente enfocada en los procesos de sostenibilidad ambiental y desarrollo sostenible, universidad que debe tener en su objeto misional, consolidar una formación de hecho y práctica, sobre los procesos ambientales de nuestra realidad santandereana y nacional, en vez de teorías y de utopías académicas, siendo este proceso, uno de los primeros procesos a lograr, para salir de la ignorancia ambiental en Santander.
Igualmente, el surgimiento de un observatorio ambiental a nivel de Santander y Colombia, que con gestión impacte de manera positiva y pertinente en los sectores industriales, técnicos y operativos de la industria.
Este observatorio, debe lograr generar alianzas y procesos de manejo de sostenibilidad ambiental, siendo fundamental su enfoque en la mejora del sector empresarial y de la industria en el país.
No se puede seguir con los esquemas tradicionales de formación académica en el profesional ambientales, no se requieren de profesionales que terminen en todo, menos desarrollando su vocación profesional, sencillamente por la falta de esquemas de desarrollo y de proyección profesional en su carrera que permita brindar a la sociedad un profesional idóneo.
Por esto estimado lector, es hora de empezar ver el desarrollo de la ingeniera ambiental como un hecho importante en el pensamiento nacional, en el desarrollo de nuestros empresarios y en especial en la construcción de un país.
Teniendo como finalidad hacer de Colombia un país próspero, sostenible y que garantice la generación de empleo y de prosperidad a nuestros ciudadanos.
No se puede seguir con discursos insulsos y en especial con el populismo ambientalista que ha llevado y llevara al país a una senda de destrucción, ignorancia e incluso de daño ambiental y pobreza.
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Tecnólogo ambiental, ingeniero ambiental.
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