Esta fecha es sumamente importante debido a que nos permite hacer un balance sobre lo que tenemos, lo que hemos dejado atrás, lo que hemos perdido y lo que aun requerimos.
Por: Diego Ruiz Thorrens/ El pasado 1ro de diciembre se conmemoró una nueva fecha del día mundial de la lucha contra el VIH/Sida en el departamento de Santander y el mundo entero. Esta fecha es sumamente significativa dado que nos permite recordar muchísimas cosas, como es el incontable número de personas alrededor del mundo que han fallecido por culpa del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida); los nuevos casos (la incidencia) que parecieran no detenerse; o los increíbles avances científicos que han puesto al virus al mismo nivel de una enfermedad de alto costo, manejable, que permite dejar atrás la visión del VIH/Sida como enfermedad mortal tal como era comprendida en la década de los 80, 90 y parte del 2000, entre muchos aspectos más.
Esta conmemoración (era) también la oportunidad para denunciar y/o exponer algunos aspectos que socialmente son peligrosos, como son retrocesos que existen (persiste) cuando hablamos de acceder a la prueba voluntaria para VIH, el PrEP (la profilaxis pre – exposición) o la atención en salud dirigida a personas que viven con el virus. La fecha nos permite observar cuánto hemos avanzado (o retrocedido) en la superación de brechas y barreras en el acceso a medicamentos antirretrovirales o en el derecho (garantía) en la atención en salud de calidad e integral por parte de centros de salud, EPS (e IPS); en el abordaje y la promoción de campañas de prevención con perspectiva de género que permitan reducir el número de infecciones de transmisión sexual (ITS) y VIH/Sida y que visibilicen los derechos sexuales y reproductivos, entre otros temas.
Como verán, esta fecha es sumamente importante debido a que nos permite hacer un balance sobre lo que tenemos, lo que hemos dejado atrás, lo que hemos perdido y lo que aun requerimos para, finalmente, acabar con una pandemia que año tras año deja miles de muertos alrededor del mundo, cientos de miles de personas afectadas y que enfrentan todo tipo de barreras en salud, políticas, culturales, sociales entre otras, barreras que, para la realidad actual, no deberían existir.
Pues bien, gracias a la suspensión de acciones y actividades (de prevención en VIH, de acceso a las rutas de salud, de empoderamiento social, etc.) por culpa del Covid–19, pandemia que nuevamente, poco a poco, está tomando fuerza y expendiéndose gracias a la transmisión comunitaria (en otro artículo hablaré sobre este tema), el abordaje sobre VIH/Sida y las acciones que permiten reducir los nuevos casos debieron, una vez más, requerir toda nuestra atención, y sin embargo… en el departamento de Santander, lugar que ha sido duramente golpeada en los últimos dos años por culpa del VIH/Sida, el día de conmemoración pasó sin pena ni gloria. Parafraseando una frase pronunciada por un profesional de salud: “dio la impresión que en nuestro territorio no hubiesen existido casos de VIH/Sida en años”.
Tanto es así que, en una fecha donde la promoción y realización de campañas como son la toma de prueba voluntaria para VIH, la entrega de condones masculinos – femeninos, al igual que las piezas publicitarias (comunicativas) sobre cómo podemos evitar la infección y qué podemos hacer si identificamos que vivimos con el virus en nuestro cuerpo, resplandecieron por sus débiles y escasas movilizaciones, y en muchos municipios del departamento, existió un nulo abordaje en poblaciones (como son los jóvenes adolescentes) que requieren de sensibilización y la transformación de imaginarios que permitan reducir los estigmas y la discriminación asociados al VIH.
Desafortunadamente, lo único que brilló fueron los casos donde más y más personas están siendo afectadas por un virus que, debo insistir (y re insistir) es prevenible; donde los/las afectados/as son adolescente y jóvenes en edad reproductiva, muchos/as de ellos, que reclaman mayor información sobre sexo, sexualidad y placer sin tabúes. Como manifestó una joven que contacté para este artículo y que, curiosamente, estaba requiriendo de una prueba para VIH para ella y su pareja: “las afectaciones en VIH (que tengo cerca) se deben principalmente a los miedos que existen y que buscan responsabilizar a homosexuales y trabajadoras sexuales de la infección (por VIH) cuando esto afecta más a las mujeres con parejas estables y los hombres, debido a su machismo, consideran que el uso del preservativo (condón) es para todos, menos para ellos”.
Ojalá en 2023 los (nuevos) casos de VIH sean menos, aunque es muy poco probable que esto ocurra. ¿La razón? Después de 4 décadas estamos regresando a un oscurantismo que busca responsabilizar de la infección a grupos socialmente minoritarios, marginados y/o vulnerables; donde actores políticos religiosos, de derecha y ‘provida’ buscan satanizar la sexualidad de personas LGBTIQ y mujeres y donde la búsqueda del placer sirve como un arma para señalar a otros/as de ‘inmorales’, cuando el placer es inherente a la humanidad misma, y donde su represión (su censura) únicamente nos convierte en personas infelices.
Hablemos nuevo sobre prevención, educación sexual y reproductiva, sexo, sexualidad, placer y VIH. Sin tabúes ni miedos. Abiertamente.
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*Estudiante de Maestría en Derechos Humanos y Gestión de la Transición del Posconflicto de la Escuela Superior de Administración Pública – ESAP Seccional Santander.
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