Por: John Anderson Bello Ayala/ El Congreso de República, es una institución democrática de origen popular que tiene el objetivo principal de hacer las leyes, reformar la Constitución si ello se considera necesario, y hacer control político al gobierno nacional. Los “honorables” padres de la patria, apelativo a juicio de nuestros historiadores, la semilla del parlamento colombiano se sembró el 27 de noviembre de 1811, cuando se suscribe el Acta de Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada.
Este Primer Congreso, llamémoslo así, estuvo conformado por: José Manuel Restrepo, diputado de la Provincia de Antioquia, y quien actuó como Secretario; Enrique Rodríguez, por Cartagena; Manuel Campos, por Neiva, Camilo Torres, por Pamplona, y Joaquín Camacho, por Tunja y se advirtió que el tratamiento al Congreso sería de “Alteza Serenísima”, el del Presidente de “Excelencia” y el de los parlamentarios, que no recibirían ningún salario, de “Señorías”. Más adelante en 1823, Simón Bolívar, instituye la frase “Congreso Admirable”, llamado así en virtud de la pulcritud y calidad de sus miembros; que luego en 1867, el gobierno del presidente Tomás Cipriano de Mosquera, le cambia la designación adjudicándoles el título de “Excelentísimo” al Presidente de la República, de “Excelencia al Vicepresidente y de “Honorable” a los Congresistas y Representantes.
Desde 1867, se les ha mantenido la dignidad de “Honorable” a nuestros representantes del Congreso, concepto que emerge un gran significación, para lo que hoy son realmente algunos de ellos; ese premio como era catalogado en el antiguo pueblo de Roma, distinguía a alguien decente, respetuosa, con honor por el simple hecho cursar una carrera política y sobre quien marcaba la honestidad al servicio de su patria. Este tipo de tratamientos ha sufrido grandes transformaciones, en la actualidad corre el riesgo de desvirtuarse, porque el simple hecho a quien ostenta el cargo, no lo hace honorable.
En estos momentos hay grandes cuestionamientos al Congreso, de ineptitud, corrupción, incumplimiento, desatención a sus compromisos con el pueblo que lo eligió. Manuel González Prada, letrado político peruano, precisa que el Congreso de la República es “el gran colector donde vienen a reunirse los albañales de toda la república. Hombres entrado ahí, hombres perdidos. Antes de mucho, adquiere los estigmas profesionales: de hombre social degenera en gorila politicante. Raros, rarísimos, permanecen sanos e incólumes; seres anacrónicos o inadaptables al medio, actúan en el vacío, y lejos de infundir estima y consideración, sirven de mofa a los histriones de la mayoría palaciega.
Las gentes acabarán por reconocer que la techumbre de un parlamento viene demasiado baja para la estatura de un hombre honrado. Hasta el caballo de Calígula rabiaría de ser enrolado en semejante corporación.” Es dable que no sólo Colombia sufre la indomable enfermedad de la corrupción, que poco a poco a traviesa la indumentaria de nuestros “honorables” padres de la patria.
El pasado 15 de noviembre del 2017, Margarita Restrepo, Representante a la Cámara por Antioquia, radicó una proposición para que sea eliminado del protocolo del Congreso de la República la formalidad de referirse a los congresistas como “Honorables”. Esto ante un escenario en el que los miembros del partido político de las Farc, lleguen al Congreso sin haber pasado por la Justicia Especial para la Paz, sin haber pagado por sus crímenes y sin haber sido elegidos democráticamente; desafortunadamente fue archivada la proposición y los pronósticos son evidentes, no merecen ser dignificados con tal calificativo, aquellas personas que hoy todos los colombianos les brindamos una oportunidad, de perdonar y olvidar; a sabiendas del dolor que marco sus vidas.
No es comprensible, que se burlen de las víctimas, no es comprensible que se aprovechen de la justicia para lograr escabullirse, no es comprensible que se burlen de nuestro ordenamiento jurídico y más aún recibir un calificativo de “Honorables”.
Exigimos respeto por las víctimas del conflicto, exigimos respeto por quienes decidimos construir la paz en Colombia.
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