By using this site, you agree to the Privacy Policy and Terms of Use.
Aceptar
CorrillosRCorrillosRCorrillosR
  • Nacional
  • Capitales
  • Economía
  • Política
  • Informe
  • Análisis
  • Regional
  • Internacional
  • Descubrir
Lectura: A edificar la iglesia
Compartir
Notificación Mostrar Más
Aa
CorrillosRCorrillosR
Aa
  • Nacional
  • Capitales
  • Economía
  • Política
  • Informe
  • Análisis
  • Regional
  • Internacional
  • Descubrir
  • Nacional
  • Capitales
  • Economía
  • Política
  • Informe
  • Análisis
  • Regional
  • Internacional
  • Descubrir
Tiene una cuenta existente? Signo En
Suscribirse con NOSOTROS
  • Advertise
© 2022 Foxiz News Network. Ruby Design Company. All Rights Reserved.
CorrillosR > Blog > Opinión > A edificar la iglesia
Opinión

A edificar la iglesia

CORRILLOS
Última actualización: 2021/10/23 at 4:30 AM
CORRILLOS hace 4 años
Compartir
COMPARTIR

Por: Óscar Prada/ El fragmento del título, emula un canto religioso que pregona la inclusión de todos en la sociedad, los pobres, los ricos, los hombres, las mujeres. En la parroquia de toda Colombia, al parecer no todos están incluidos como parte de la misma; entre los muchos ausentes se encuentran las personas en situación de discapacidad.

De antemano se solicitan excusas por los términos que se usaran en estas líneas subrayadas de realidad. Los excluidos de la parroquia, no solo faltan por la imposibilidad material para llegar a la puerta; si bien la limitación física es un obstáculo tajante que genera marginación, la desidia colectiva es el ingrediente más limitante de todos.

Simplemente la realidad es incapaz de concebir la iglesia más allá de un templo físico; es decir la parroquia nacional no solo la conforman como tal las edificaciones, las plazas, andenes, calles, corredores y demás elementos del entorno material. La parroquia nacional la conforman primeramente las personas que son los seres humanos que la edifican; y que paradójicamente son el mayor impedimento de integración para que aquellas personas en situación de discapacidad se integren plenamente a la sociedad como seres humanos que son.

La homilía que predomina en los creyentes, es una oda al sufrimiento reflejada en las filas de las amigables EPS, al ser ellas la guarda de la salud incluyen cubículos prioritarios para las personas en situación de discapacidad. Ahora bien, la estrechez mental del común, no da para imaginar el limitado actuar motriz del usuario de silla de ruedas, y el colectivo en vez de decirle “siga, pase usted primero”; le replique de forma tajante: “haga la fila”. Al momento de llegar al cubículo de recepción, el pobre cristiano en silla de ruedas se encuentra con un mobiliario muy alto, que no es acorde para su correcto acceso y del cual queda su rostro hablando de frente con una pared modular, recurriendo a las piruetas para darse a entender al asesor que emite el mensaje desde arriba, en su otro mundo.

El calvario expiatorio para este grupo de personas excluidas más allá de conformarlo las dificultades físicas, es agravado exponencialmente por la reducción de su humanidad, que es infligida por la misma sociedad. El diario vivir de aquellos en situación de discapacidad, es el de coexistir en una constante reivindicación de su propia existencia, que lucha contra la dejadez enquistada de una colectividad que tiene la premisa de verlos como personas receptoras de mera lastima, que no tienen nada por aportar a la comunidad.

La caridad pesa más; y desafortunadamente la caridad interpretada desde la visión social fomenta el desamor; y, ¿por qué?

Sencillamente los valores inculcados socialmente interpretan la caridad únicamente como la ayuda material; la cual permite a su vez solventar la cuota de culpabilidad colectiva; es decir costear una pequeña remuneración para suplir el cargo de conciencia que aparece luego de marginar al otro. El dinero y lo material no compra los principios ni valores; más bien incentiva el egoísmo y la falta de empatía al excluir al diferente porque es incómoda su comprensión, y consecuentemente se prefiere dar una contribución expiatoria de la culpa latente, como buenos penitentes.

Los cruces peatonales, son el camino al calvario de la discriminación. No existen semáforos con aditamento sonoro ni táctil, las cebras no están conectadas con las rampas, la franja táctil para las personas en situación de discapacidad visual no conecta con nada, el ancho de los andenes no es apto para un usuario en silla de ruedas. Igualmente, el transporte público no da garantías de masificación de acceso para las personas en situación de discapacidad; y que decir de las instituciones públicas, donde escasea el presupuesto para mantenerse en pie, y que evidentemente no conciben los ajustes razonables para garantizar la inclusión de todas las personas que conforman la nación, al no poder cargar ni con el peso de su propia alma pecadora.

El desinterés de la administración reflejado en sus robustas cargas burocráticas, es la flagelación inmisericorde por excelencia de los más vulnerables; sin embargo, en un pueblo agobiado y doliente, se esperaría la solidaridad de los oprimidos exentos de una situación de discapacidad; y que estos a su vez, incluyeran en sus prácticas cotidianas una mirada de comprensión a aquellos que poseen esta particularidad. Tristemente se aprecia todo lo contrario, ya sea en las filas, en las calles, en las entidades, y en las mismas clínicas, cuando los “normales” no le dan la prelación al “distinto”. La persona en dicha situación de discapacidad siempre es relegada y cada salida es una batalla por reiterar su espacio, ¡desgastante!, ¿verdad?; es exhaustivo sustentar y mendigar ayuda sin comprensión a la vista, repitiéndose en constante devenir diario.

Consecuentemente, las palabras son importantes al ser los ladrillos que erigen los muros de la oración colectiva, y en ellas, viene implícita un uso que en ciertos casos puede llegar a ser discriminatorio, displicente, peyorativo y reductor. Expresiones como “el incapaz”, “el disminuido”, “el loco”, “el cojo”, “el ciego”, entre muchas más, son vocablos que cercenan la posibilidad de integración de las personas en situación de discapacidad en la sociedad y que infortunadamente, conforman ese muro infranqueable e inaccesible, titulado: “desprecio total a la dignidad humana”.

Ni la ley se salva del mal uso del lenguaje, y muy a pesar de haberse precisado por la Corte Constitucional[1]que el termino idóneo es “persona en situación de discapacidad”, para referirse a aquellas personas que poseen una disminución de su capacidad física o mental, la nueva legislación en su desconocimiento alarmante fomenta por medio de los términos inadecuados la estela de marginación que reina con rigor a manera de bienaventuranzas que, en vez de versículos, hoy versan en artículos.

Paralelamente, la sabiduría de la ancianidad es abandonada por los edificadores de la iglesia, aquellos son muy viejos para ingresar, y se dejan en el san alejo; aun, y muy a pesar de tener certeza que es una carrera donde todos llegaran. De forma sencilla; si los parroquianos no conciben que llegaran a viejos, mucho menos tomaran a consideración que posiblemente pueden llegar a tener una situación de discapacidad temporal o permanente a futuro, y muy probablemente no les agradará ser objeto de su propia exclusión ya sea en su ancianidad o en su propia situación de discapacidad.

El común concibe su concepto de normalidad, desde un precepto biológico, reduciendo la compleja la humanidad de una persona en una simple pieza defectuosa que merece caridad por concebir su situación de discapacidad como el truncamiento de toda posibilidad de ser parte activa de la sociedad. Es posible según lo expuesto que este repertorio lleno de quejas ignoradas, se leerá desde la trivialidad y la vaguedad del ensimismamiento y el egoísmo colectivo, aquel que afirma no invertir en “ellos”-las personas en situación de discapacidad-, porque es costoso, a sabiendas que, al omitir los ajustes razonables del entorno, se lesionan los derechos colectivos y se incrementan enormemente las desigualdades sociales en múltiples aspectos.

Es necesario elevar una plegaria constructiva, que regenere las bases de los valores sociales, desmitificar el entender la integración e inclusión como un gasto inoficioso, debe ser una prioridad si tanto se dice “amar al prójimo como a sí mismo”.  Si bien, lo anterior tiene una connotación religiosa, esta última ha sido en gran medida la fundadora de los principios y valores de las legislaciones que rigen a nivel mundial; y, en consecuencia, los valores que se ostentan en lo escrito deben materializarse en la realidad.

Quizás, esta entrega por tocar la vida de pocos sea poco difundida al no contar con el interés correspondiente a lo normal, y al prescindir con la identificación de las mayorías. No obstante, es importante analizar que aquellos pueblos que no aceptan la fragilidad de la condición humana; su mismo tejido social se resquebraja, al inadmitir su propia vulnerabilidad. De forma más franca; aceptar ser pecador es más factible para lavar las culpas y edificar adecuadamente una iglesia que incluya a todos. Y ahora cabría preguntar: ¿qué tan bien edifican ustedes la iglesia?

…

*Ingeniero Civil, estudiante de Derecho.

Twitter: @OscarPrada12

(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor)

…

[1] Corte Constitucional Sentencia C 458 de 2015.

 

You Might Also Like

La juventud agoniza

Una ciudad universitaria

A la cárcel ‘Clan del licor adulterado’ en Norte de Santander y Santander

UIS Barbosa fue epicentro de la Feria Universitaria más grande en la Provincia de Vélez

Rector de las UTS lleva la oferta académica a las provincias de Santander

ETIQUETADO: Oscar Prada, Política, Santander
CORRILLOS octubre 23, 2021 octubre 23, 2021
Compartir Este Artículo
Facebook Twitter Whatsapp Whatsapp Email Print
Artículo Anterior PAE Santander con propuesta para incentivar la inclusión social y participación ciudadana
Próximo Artículo Una campaña electoral (Parte 3)
Deja un comentario

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Corrillos edición 41

Síguenos

en nuestras redes socilaes
Facebook Like
Twitter Follow
Instagram Follow
Youtube Subscribe
Tiktok Follow

Noticias populares

Opinión

La juventud agoniza

CORRILLOS Por CORRILLOS hace 1 día
Una ciudad universitaria
Ratificado fallo en contra del alcalde de Concepción, Eduard Abril Borrero
Por primera vez, Colombia produce medicamento para tratar la malaria
Consulado de Colombia en Tel Aviv emite recomendaciones ante situación de seguridad en Israel

Las principales noticias de Colombia y el Mundo.

  • Política
  • Economía
  • Nacional
  • Internacional
  • Regional
  • Moda y Estilo
  • Corrillos TV
  • Judicial
  • Capitales
  • Entretenimiento
  • Informe
  • Análisis
  • Tendencias
  • Opinión
  • Tecnología

Siganos en nuestras redes sociales

COPYRIGHT © 2023 CORRILLOS SAS NIT. 901671461-9. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular.

WhatsApp us

¡Bienvenido de nuevo!

Iniciar sesión en su cuenta

Perdido tu contraseña?