Por: Magda Milena Amado Gaona/ Bucaramanga como municipalidad venía siendo ejemplo de desarrollo en Latinoamérica al lograr establecer desde antes del año 2015 las bases fundamentales para cumplir el desafío que generan los compromisos de consumar a cabalidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS (2015-2030).
Empero ese ejemplo no se venía logrando autónomamente sino por la unión en gestión con las municipalidades vecinas como son Floridablanca, Piedecuesta, Girón y Lebrija. No es un secreto que estas cinco municipalidades están fusionadas en desarrollo territorial, social, ambiental y económico. Su división es solamente imaginaria. Lo anterior ha generado desde hace cinco años la premisa de crear un distrito metropolitano con el objeto de lograr un mejor desarrollo y encauzar recursos con eficiencia y eficacia.
Sin embargo, actualmente existe una entidad que podría cumplir el jalonamiento de ese desarrollo con eficiencia y eficacia sin necesidad de anular municipalidades. Esa entidad es el Área Metropolitana de Bucaramanga, entidad que parece venir perdiendo el rumbo en los últimos años.
El Área Metropolitana de Bucaramanga (AMB) debe ser una entidad pública dedicada exclusivamente a garantizar un desarrollo sostenible del territorio metropolitano desde una planeación integral de los municipios que la conforman. Debe ser liderada mancomunadamente por la junta metropolitana y no por exclusividad del alcalde de turno de la ciudad capital para encauzar obras para su municipio y para ampliar su burocracia.
El Área Metropolitana de Bucaramanga no puede ser una entidad liderada por un gerente que solo tenga como objetivo al Municipio de Bucaramanga y solo siga lineamientos del Alcalde de Bucaramanga olvidando el concepto de hecho metropolitano que cabe recordar en este artículo: “Constituyen hechos metropolitanos aquellos fenómenos económicos, sociales, tecnológicos, ambientales, físicos, culturales, territoriales, políticos o administrativos, que afecten o impacten simultáneamente a dos o más de los municipios que conforman el Área Metropolitana”: Ley 1625 de 2013.
No podemos seguir evidenciando que el alcalde de la ciudad capital tome decisiones unilaterales frente a hechos metropolitanos, por ejemplo, en temas de tránsito y transporte que afecta a los demás municipios del área o ir en contravía de algo sencillo como un pico y cédula metropolitano en el tema del Covid-19 o se destinen recursos para suplir competencias municipales sin impacto metropolitano.
El alcalde de Bucaramanga tiene autoridad constitucional solamente en su territorio y no es autoridad sobre otros alcaldes ni tampoco puede tomar decisiones que obstaculicen la armonía y unión de la sociedad metropolitana.
Para lograr el desarrollo social, económico, ambiental sostenible de nuestra región metropolitana se requiere un verdadero plan metropolitano concertado con todas las administraciones para este periodo y las próximas tres administraciones. Lo anterior genera concluir que el Área Metropolitana debe ser un eje jalonador del desarrollo de nuestro centro santandereano y no una supuesta entidad descentralizada del municipio de Bucaramanga.
El Área es la unión de una región y debe ser liderada para construir proyectos de impacto regional, no puede ser liderada por un solo burgomaestre con interés mezquino, ello lo único que genera es atraso e ineficiencia en el gasto de la entidad como se viene evidenciando actualmente.
La Ciudad Bonita hoy parece perdida sin rumbo por los errores de su gerente público y ello no puede suceder también con el Área Metropolitana. La ley establece claramente las funciones del presidente de la junta metropolitana pero el alcalde de Bucaramanga en su calidad de presidente de la misma denota actuaciones que generan extralimitar funciones o a veces incurrir en abuso de poder que desnaturalizan los verdaderos objetivos del AMB. Lo anterior constituye un verdadero riesgo de impacto político, social y económico al involucrar y afectar los municipios que la conforman.
Es hora de una modificación estructural de la entidad pública creada por la Asamblea departamental con la Ordenanza 020 de 1981. Modificación que debe ser acorde a la ley y las necesidades de gobernanza regional iniciando con su forma de administración.
El Área Metropolitana de Bucaramanga debe ser verdaderamente una entidad líder del desarrollo sostenible mediante la articulación de la sociedad metropolitana y su entorno que genere oportunidades para todos sus habitantes mejorando la calidad de vida. El interés general de la región metropolitana debe prevalecer sobre intereses particulares o aportes económicos mayoritarios o minoritarios de los municipios que la integran.
El Área Metropolitana no es de Bucaramanga, es de todos los municipios que la conforman. Reiteramos se requiere un verdadero plan integral de desarrollo metropolitano. Se requiere una entidad liderando y ejecutando programas y proyectos de carácter estratégico regional, una entidad que cumpla con la Ley 1625 de 2013 donde se prescribe en el artículo segundo el objeto de las Áreas Metropolitanas:
“Las Áreas Metropolitanas son entidades administrativas de derecho público, formadas por un conjunto de dos o más municipios integrados alrededor de un municipio núcleo, vinculados entre sí por dinámicas e interrelaciones territoriales, ambientales, económicas, sociales, demográficas, culturales y tecnológicas que para la programación y coordinación de su desarrollo sustentable, desarrollo humano, ordenamiento territorial y racional prestación de servicios públicos requieren una administración coordinada”.
Asamblea Departamental, control efectivo al Área Metropolitana de Bucaramanga. ¡Ustedes tienen la competencia!
*Abogada y Mágister en Gobierno.
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