Bastaron apenas días en el cargo para que las decisiones de la recién llegada Liz Truss conmocionaran el mayor centro financiero de Europa: la libra esterlina cayó a los niveles más bajos en cuatro décadas y el mercado de bonos colapsó después de que presentara el plan con el que planeaba enderezar las maltrechas finanzas de Reino Unido.
No en vano, este jueves 20 de octubre, el mercado aplaudió el anuncio de la dimisión de la líder conservadora de apenas seis semanas en el cargo. Los principales índices bursátiles de la Bolsa de Londres tocaron máximos de sesión para luego estabilizarse en un ascenso de poco más del 0,3% en el caso del FTSE100, el más importante.
La libra esterlina también repuntó en la jornada, en un intento por ganar fuerza después de semanas enteras de devaluación en las que su valor ha llegado a caer a mínimos de casi cuatro décadas.
«La libra está cotizando al alza, intentando volver a subir sus máximos de dos semanas registrados a principios de esta semana mientras los inversores aplauden la partida de Truss y el potencial de un líder más inteligente económicamente y amigable con el mercado», dijo Victoria Scholar, jefe de inversiones de Interactive Investor.
Pero todo comenzó semanas antes, desde el mismo nombramiento de Liz Truss el 6 de septiembre.
Dos ministros de Economía en menos de dos meses
Lis Truss llegó a Downing Street de la mano de su aliado político más cercano, Kwasi Kwarteng, quien días después revelaría un ambicioso plan financiero que cayó como agua fría para el mercado financiero.
Su programa económico, bautizado «minipresupuesto», incluía grandes recortes de impuestos que plantearon preocupaciones sobre cómo podrían financiarse y elevaron considerablemente los costos de endeudamiento del Reino Unido, lo que obligó al Banco de Inglaterra a intervenir.
La libra, los bonos británicos y, de su mano, los índices de aprobación para Truss y el Partido Conservador, colapsaron. Kwarteng se vio obligado a dar un paso al costado para ser reemplazado por Jeremy Hunt.
El nuevo titular de Finanzas revocó casi la totalidad del plan fiscal presentado el 23 de septiembre para tratar de recuperar la confianza de los mercados, aunque el drástico cambio de rumbo dejó debilitado el liderazgo de la primera ministra.
De esta manera, quedó anulada la mayoría de los recortes impositivos con los que Truss quería fomentar el crecimiento. Al tiempo, anunció que se avecinaban recortes del gasto público a fin de reducir a medio plazo la deuda neta acumulada.
Tras la dimisión de Truss, Hunt ahora se apresura a encontrar decenas de miles de millones de libras en recortes de gastos para llevar a cabo el plan de su exjefa, que debe presentar renovado el 31 de octubre. De paso, reconstruir la reputación fiscal de Gran Bretaña a medida que la economía se dirige a la recesión y la inflación alcanza su nivel más alto en 40 años.