Más de 67.000 migrantes irregulares, la mayoría de ellos africanos, desembarcaron este año en las costas italianas. Otros 1.000 se sumaron solo en las últimas jornadas, luego de que fuera autorizado el atraque de los barcos Geo Barents, cuyos pasajeros bajaron el martes en Augusta, y Sea Watch 3, que deben hacerlo este fin de semana en Pozzallo.
El Sea Watch 3, nave de bandera alemana que pertenece a la organización no gubernamental del mismo nombre, recibió la asignación de puerto seguro luego de una semana vagando entre Catania y Siracusa, a la espera de la autorización. La información la ofreció la propia ONG a través de sus redes sociales.
A bordo del Sea Watch 3 van 440 personas rescatadas en cinco operaciones el día de Navidad, entre ellas 116 mujeres, 35 niños por debajo de los cuatro años y 167 menores no acompañados, entre los ocho y los 17 años.
Seis personas tuvieron que ser trasladadas antes a hospitales, entre ellas una mujer embarazada y niños y adultos con heridas y dolencias producto de las jornadas a la deriva antes del rescate. La Guardia Costera italiana trasladó provisiones al barco durante la espera, incluyendo leche en polvo y pañales para los lactantes.
Tragedia humanitaria en las aguas del Mediterráneo
Al menos 1.864 personas perdieron la vida durante 2021 en su intento por llegar desde África hasta las costas italianas, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial para las Migraciones. Otras 23.150 están reportadas como desaparecidas desde que la agencia, que pertenece al sistema de Naciones Unidas, comenzó a monitorear este renglón en 2014.
Este año, más de 32.000 migrantes fueron capturados y regresados a su país por la Guardia Costera de Libia, casi tres veces más que en 2020, y otros 20.000 fueron forzados por autoridades locales a regresar a Túnez, según un boletín del Foro Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales.
Organizaciones de derechos humanos y activistas de izquierda han denunciado que el aumento de detenciones se debe a la colaboración que el Gobierno italiano ha mantenido con las guardias costeras de los países de África del norte, a las que habría provisto de equipamiento, financiamiento y formación para que funcionen como barrera de la migración ilegal hacia las costas sicilianas.
Solo 15% de los migrantes que llegaron a Italia procedentes de África en 2015 lo hicieron trasladados por ONG’s, un indicador de la precariedad en la que arribó el resto.
Un largo camino sin garantías para la inserción
De acuerdo con cifras del Instituto para Estudios de Política Internacional, más de 670.000 inmigrantes ilegales hacen vida en Italia. De ellos solo 78.421 se encuentran en régimen de acogida, la mayoría de ellos (13%) en Lombardía.
Más de 52.000 se encuentran en centros de acogida, otros 25.000 se han incorporado al Sistema de Acogida e Integración y casi 400 aún se encuentran en los llamados ‘hotspots’, instalaciones de tránsito que han sido habilitadas con fines de identificación y posterior asignación a otra institución.
Según datos del Gobierno, los tunecinos (23%) constituyen la nacionalidad más declarada al momento del ingreso irregular. Siete de diez migrantes provienen de países africanos.
El destino de los 440 migrantes del Sea Watch y los 558 del Geo Barents aún no está claro, más allá de la asignación de un puerto de entrada.
