Por: Roberto Aponte/ Hace tiempo he hablado de como las palabras tienen poder, pero como toda herramienta su valor depende de su uso. Muchas veces el significado de una palabra depende de la connotación que está recibe dependiendo del contexto social, cultural e histórico. De la misma manera los términos que escuchamos no solo cambian su significado sino también pierden el valor y el impacto que solían tener, en lo que denomino la banalización de las palabras.
El problema que acarrea la situación mencionada deriva en un cinismo y apatía cuando una persona escucha la palabra banalizada restándole el impacto que esta merece o abordando dicho problema de otra forma.
La semántica se refiere al estudio de aspectos propios del lenguaje, entre esos la percepción cognitiva. Ya se ha hablado que las palabras pueden persuadir a un individuo, pero también son un elemento poderoso que puede moldear discursos y manipular sociedades.
Este fenómeno se convierte en un reto para la comunicación. La globalización puede facilitar la existencia de un lenguaje más unificado, pero también los rápidos cambios en el mundo se manifiestan en el lenguaje trayéndonos modernas jergas efímeras. El uso masivo de términos insurgentes en redes sociales se desdibuja con facilidad.
El significado de las palabras y su uso se convierten en un síntoma de la mentalidad de una sociedad, aunque no siempre representan un pensamiento uniforme. Aquellos términos que buscan apelar a todo el mundo se convierten en los caprichos de varios individuos. Muchas veces los nuevos términos en vez de acercar se convierten en barreras comunicativas. Cada cambio en el lenguaje genera tanto aceptación como rechazo y dichas palabras se convierten en el estandarte de luchas de ideologías o tradiciones.
La ventana de Overton es una teoría política que explica como en la sociedad existe un espectro de varias cosas y actitudes que se consideran aceptables y fuera de este se encuentran varias conductas que se consideran inmorales. Este espectro puede moverse haciendo que algunas cosas que antes eran inmorales sean aceptables y algunas conductas antes aceptables ahora sean inmorales. Esto puede notarse también en el lenguaje. La connotación de las palabras ha cambiado con el tiempo, algunos términos escandalosos ahora son normalizados y algunas palabras inofensivas de antaño ahora se vuelven problemáticas al enunciarlas.
Esto evidencia como la humanidad se encuentra no solo ligada como ser social, sino como uno marcado por el lenguaje. La comunicación es parte de la interacción con el medio y al ser moldeada puede generar muchos impactos en el individuo.
Los términos designados a los significados más contundentes deben mantener su importancia. Su banalización desemboca en la banalización de la sociedad. Desde el lenguaje es más fácil percibir lo que es preocupante y el peso de por qué lo es.
El lenguaje es una pieza clave para que la sociedad pueda mantener la armonía. Un ejemplo de esto es como ha aumentado la connotación negativa de la palabra contaminación además de muchos términos asociados a esta. De la misma forma las palabras asociadas con la naturaleza ya no son asociadas como un ambiente externo y hostil sino como algo que debe proteger, además de que genera paz y calma. Por esto mismo la gente necesita conocimiento sobre las palabras que los conmueven o indignan. Las palabras son usadas para manipular, no dependiendo de su significado sino por lo que causan. Por eso es sencillo valerse de la ambigüedad para generar multitud de efectos en el que te escucha. Incluso los términos más abstractos pueden desfigurarse debido a sus interpretaciones.
La manipulación del significado de las palabras es el mejor medio para controlar la sociedad y es más fácil cuando se les otorga un significado cercano a lo que queremos oír.
Es más fácil pensar en todo lo expuesto cuando en el momento de cualquier lectura, aunque reconozcas el significado y contexto de un término es más fácil asociarlo con su significado banalizado.
El lenguaje puede parecer inofensivo, pero tiene un gran impacto. Brechas en la comunicación se están generando. Muchas palabras han perdido su connotación inicial para convertirse en estandarte de ideologías.
Lo ideal es resguardar la connotación fuerte de los términos que han causado un impacto positivo en la sociedad y evitar los efectos que pueda ocasionar la banalización de las palabras.
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*Ingeniero Ambiental y escritor
Twitter: @robustories