Por: Holger Díaz Hernández/ Este es uno de esos capítulos donde solo en los últimos años y gracias a la presencia de historiadores locales, como Édgar Cano, quien, con la publicación en 2008, de su obra “En nombre de la libertad”, se empezó a rescatar de un yerro monumental, el protagonismo de Charalá en la independencia de Colombia.
Este precioso municipio, ubicado en la provincia Guanentina, llamado “Cuna de la libertad de América”, uno de los más importantes en la gesta libertadora y no solo por su participación en 1781, en la “Revolución de los Comuneros”, en el entonces virreinato de la Nueva Granada, que fue encabezada por José Antonio Galán Zorro, ilustre hijo de Charalá, y a quien le debemos la famosa frase que hoy engalana nuestro himno de Santander: “En nombre de Dios, de mis mayores y de la libertad. Ni un paso atrás, siempre adelante y lo que fuere menester ¡que sea!”.
En las gestas heroicas tu diste un ejemplo sin par de entereza: detuviste española fiereza que auxiliar a Barreiro intentó”: Himno de Charalá.
Si no también por José Blas Acevedo y Gómez, “el Tribuno del Pueblo”, quien durante el grito de independencia del 20 de julio de 1810 participó como ideólogo y líder, arengando al pueblo bogotano a consolidar y aprovechar ese momento de efervescencia y calor, siendo además el redactor del “Acta de Independencia de Colombia”. Y no podemos olvidar a Florentino González, un gran patriota, vecino de Cincelada, quien tuvo el honor de participar en la redacción de la Constitución de Argentina.
Pero el episodio más importante y trascendental del papel de Charalá y de Santander en la historia de la liberación de Colombia del yugo español, fue la batalla del rio Pienta, el 4 de agosto de 1819, el valiente pueblo charaleño, que contaba con el apoyo de las guerrillas de los hermanos Santos Plata de Coromoro, organizadas por Antonia Santos, heroína que había sido fusilada pocos días ha, el 28 de julio, en el municipio del Socorro.
Y la presencia, fuerza y pundonor de cientos de humildes habitantes de Ocamonte, Cincelada, Encino y Riachuelo, los cuales se enfrentaron en una batalla desigual y suicida, a las tropas del coronel Lucas González, sanguinario gobernador de la provincia de Socorro, quien iba camino a Boyacá a reforzar el ejército del general realista, José María Barreiro.
En el puente de madera sobre el Río Pienta de Charalá, los pobladores de la región esperaron a las tropas españolas, armados de machetes, piedras, garrotes, algunas armas de fuego hechizas y del valor propio de esta raza, descendiente de los indígenas Chalaláes, de la aguerrida familia de los Guanes.
Lucas González al mando de unos 1.800 hombres que eran experimentados soldados y muy bien armados para la batalla, había llegado hasta Oiba, cuando se entera del levantamiento en Charalá, y decide marchar a aplastar la rebelión.
Es entre el 4 y el 6 de agosto, durante tres días, cuando se produce el enfrentamiento, que ocasionó la muerte de un número no precisado de hombres, mujeres y niños, que la historia indica fueron más de 300, en una masacre de civiles: campesinos, artesanos y amas de casa.
El ataque sobre Charalá se realiza en retaliación a los sucesos ocurridos la semana anterior en el Socorro con la sublevación del pueblo por el asesinato de Antonia Santos, al alistamiento de muchos de los pobladores de la zona en apoyo a Bolívar y a la insubordinación de estas gentes en defensa de la patria.
Los documentos auténticos que se han podido rescatar, nos cuentan que en el puente del Río Pienta murieron muchos de los combatientes y que los sobrevivientes se replegaron sobre las calles del municipio, siendo perseguidos y muchos sacados violentamente de sus casas, torturados y asesinados.
No saciadas con la estela de muerte producida, las fuerzas de González ingresaron a la iglesia de Nuestra Señora de Monguí donde se habían refugiado principalmente las mujeres y los niños, violando y matando a muchas de ellas, entre estas a Helenita Santos Rosillo, joven de 15 años, sobrina de María Antonia y una mártir más en la lucha por la libertad.
Los cadáveres quedaron insepultos en las calles, en los montes, en la iglesia, generándose una situación de crisis de salud pública que produjo una mortandad mucho mayor.
Cuando Lucas González partió de Charalá, se encontró con la noticia que Barreiro había sido derrotado, he ahí el valor de esta gesta charaleña. Con los refuerzos de González otra seria la historia sobre la Batalla de Boyacá que se contaría a las generaciones futuras, seguramente Simón Bolívar no hubiese alcanzado el éxito, ese 7 de agosto de 1819.
En el año 2013, el congreso de la República aprobó la ley 1644, la cual en fortuna me correspondió presentar y sacar adelante, que declara a Charalá, como “Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación”, y reconoce por fin el aporte gigantesco de sus pobladores, que ocupan un puesto de honor en el altar de la patria colombiana.
Es un homenaje a esta población de gente bravía y orgullosa de sus ancestros, que han fulgurado no solo en la independencia del país sino además en las ciencias, con figuras cimeras como Antonio María Vargas Reyes, médico fundador de la facultad de medicina de la Universidad Nacional y personajes como Mario Galán Gómez expresidente de Ecopetrol y padre de otro gran colombiano, Luis Carlos Galán Sarmiento, entre otros muchos que han descollado en la cultura, la música, la pintura, las artes y que han llevado en alto el nombre de esta población, insigne además por la belleza paradisíaca de su naturaleza y de sus mujeres.
En 2016 la asamblea departamental de Santander, mediante ordenanza 028, institucionaliza la fecha del 4 de agosto en conmemoración de la batalla y ordena celebrarse en todo el departamento y en el año 2019 es aprobada la ley 1976 que rinde homenaje a los héroes del Río Pienta y la ley 1982 que incluye por fin a Charalá, en la Ruta Libertadora.
Como resultado de la ley 1644, se encuentra en construcción el Monumento de los Héroes del Río Pienta, obra realizada por el artista Juan José Cobos, que aún no ha podido ser entregada, producto de las controversias de lo público y de la ley 1982 se logró la apropiación de 500.000 millones de pesos para la vía Duitama-Charalá, de los cuales han llegado a cuentagotas algunos miles de millones que no se reflejan en el avance de las obras.
Aún es mucho lo que la historia y la nación le adeudan a la memoria del episodio más importante que permitió el grito de libertad en Colombia en 1819, se dice que en río Teatinos en el Puente de Boyaca solo hubo 13 muertos y una batalla de mentiras, en Charalá más de 300 valientes se inmolaron por la patria y hasta ahora no han sido reconocidos, como lo merecen.
Por ser bellas tus ricas comarcas y tu raza ostentar valentía hoy podemos con noble hidalguía Charalá”.
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*Médico cirujano y Magister en Administración.