Estados Unidos se apresura a rescatar de Kabul a sus ciudadanos, así como a los aliados locales y sus familias, pero la operación no está fuera del alcance de riesgos. Así lo reconoció el presidente Joe Biden durante una rueda de prensa en la Casa Blanca desde donde se defendió de una avalancha de críticas por las caóticas evacuaciones en la capital afgana.
“Esta es una de las operaciones de transporte aéreo más grandes y difíciles de la historia (…) No puedo prometer cuál será el resultado final (…) o que será sin riesgo de pérdida”, aseguró el mandatario estadounidense.
Las declaraciones del presidente se produjeron en medio de las imágenes desgarradoras que han dado la vuelta al mundo sobre la desesperación de decenas de personas rogando por ser evacuadas en el aeropuerto, incluidos muchos colgando del exterior de los aviones de EE. UU. hasta caer.
Entre las más recientes escenas que impactan, está la de un bebé al que varios hombres pasan por encima de un alambre de púas en la terminal aérea hasta llegar a los brazos de soldados estadounidenses. Son hechos que cuestionan tanto la retirada de tropas como el momento y la forma en que se ejecutó.
Para sacar a las personas, Estados Unidos lucha con obstáculos que van desde puestos de control dominados por talibanes armados, hasta la confusión en los aeropuertos y la burocracia.
Afganos que sirvieron a los estadounidenses en su país afirman que no cuentan con pasaporte o documentos que los acredite que están entre las excepciones para poder tomar un vuelo, especialmente cuando los viajes comerciales han sido cancelados y el lugar solo está disponible para las evacuaciones programadas por los gobiernos extranjeros.
Biden: “Cualquier estadounidense que quiera volver a casa, lo llevaremos»
Sin embargo, Biden trató de poner una nota de optimismo en medio del caos que se vive en Kabul y aseguró que su Gobierno ya ha adelantado todos los esfuerzos logísticos y militares para sacar a los estadounidenses y colaboradores del país, completamente en manos de los insurgentes talibanes desde el pasado 16 de agosto.
«Permítanme ser claro: cualquier estadounidense que quiera volver a casa, lo llevaremos a casa», prometió el mandatario.
Entre las medidas, el líder de la Casa Blanca señaló que hay negociaciones con el Talibán para garantizar la llegada segura al aeropuerto de la capital de quienes porten un pasaporte estadounidense o formen parte de los rescatados por EE. UU.
Biden advirtió que cualquier acción de los extremistas que entorpezca el proceso tendrá una «respuesta firme».
Además, el jefe de Estado resaltó el despliegue de 6.000 tropas adicionales en los últimos días que, indicó, rodean la terminal aérea para completar la operación de salida.
“Como comandante en jefe, puedo prometerles que movilizaré todos los recursos necesarios y, como estadounidense, agradezco a los valientes hombres y mujeres de las fuerzas armadas que están llevando a cabo esta misión. Son increíbles”, subrayó.
Más de 31.000 personas ya han sido rescatadas de Afganistán
Buscando dar una idea sobre cuántos han sido rescatados frente al colapso, el presidente sostuvo que las fuerzas estadounidenses han sacado vía aérea a 13.000 personas de suelo afgano desde el 14 de agosto y 18.000 desde julio.
Miles más fueron evacuadas en vuelos charter privados «facilitados por el Gobierno de Estados Unidos». Añadió que durante esta semana en esas evacuaciones han estado incluidos afganos, entre ellas mujeres líderes; así como periodistas estadounidenses de medios de comunicación como The Times, The Washington Post y The Wall Street Journal.
Ante algunos reportes sobre colaboradores del Gobierno que habrían sido abandonados a su suerte, entre ellos intérpretes y traductores, Biden refutó los reportes que dan cuenta de excolaboradores que aseguran han quedado abandonados por Washington. El presidente señaló que todos sus aliados forman parte de las prioridades sin ningún tipo de distinción y alentó a quienes no hayan podido salir del país a contactar a las autoridades estadounidenses para ayudarlos en su paso seguro hacia el aeropuerto.
Aunque el jefe de Estado destacó que tiene todo el respaldo de la comunidad internacional, principalmente sus aliados de la OTAN, el mandatario enfrenta voces de protesta dentro y fuera de su Gobierno, por el aparente descontrol en la fase final de la retirada de sus tropas, que dejó a muchos atrapados ante la intempestiva llegada del Talibán al poder.
Su Administración también es cuestionada sobre cuánto sabía el Ejército y la inteligencia sobre la delicada situación en el terreno y el caos que se avecinaba.
El retiro de las tropas estadounidenses que formalmente inició el pasado mayo impulsó el rápido avance de los talibanes. En una semana pasaron de tener el 65% de la nación a tomar el control de todo el territorio afgano, mucho antes de lo previsto por las agencias de inteligencia de Estados Unidos que entonces hablaban de 90 días.
EE. UU. mantiene el próximo 31 de agosto como la fecha límite para culminar el repliegue de sus tropas. Ante la llegada violenta y anticipada del Talibán, ahora trabaja contrarreloj para terminar las evacuaciones antes de ese día.
