Las protestas contra las restricciones por el Covid-19 en Canadá aprietan los tornillos de la industria automotriz.
El autodenominado «Convoy de la Libertad» se extiende más allá de las calles de Ottawa, la capital, bloqueando el tráfico e interrumpiendo el comercio en el cruce fronterizo más transitado de América del Norte.
La manifestación inició el pasado 28 de enero y el caos llevó al alcalde de la capital canadiense, Jim Watson, a declarar el estado de emergencia, pero la manifestación se ha ido expandiendo aún más.
Desde el pasado lunes 7 de febrero, los bloqueos en el Puente Ambassador, que conecta Windsor, Ontario, con Detroit, interrumpen el flujo de autopartes y otros productos de un lado a otro de la frontera. Y en las últimas horas la situación se ha vuelto insostenible para algunas empresas.
El alcalde de Windsor declaró que las autoridades están preparadas para retirar, si es necesario, a los camioneros que protestan, al recalcar que el movimiento amenaza con afectar la economía de ambos países.
En la vecina provincia de Manitoba, el principal cruce terrestre entre Canadá y EE. UU. también se encuentra obstaculizado.
Ante la situación, compañías como Ford, Toyota y General Motors anunciaron que se vieron forzadas a cerrar o reducir la producción en los dos países.
Ford señaló que su planta de motores en Windsor reabrió este jueves 10 de febrero después de cerrar el miércoles debido a la falta de piezas. Sin embargo, la fábrica y la planta de ensamblaje de la compañía en Oakville, Ontario, cerca de Toronto, están operando a capacidad reducida, explicó el fabricante de automóviles.
“Esta interrupción en el puente Detroit-Windsor perjudica a clientes, trabajadores automotrices, proveedores, comunidades y empresas en ambos lados de la frontera (…) Esperamos que esta situación se resuelva rápidamente porque podría tener un impacto generalizado en todos los fabricantes de automóviles de EE. UU. y Canadá”, indicó la compañía en un comunicado.
La situación empeora a medida que se suma un malestar general. De la oposición inicial a los requisitos de vacunación, el movimiento de los camioneros se transformó en una manifestación más amplia contra todas las restricciones relacionadas al Covid-19 y el Gobierno liberal de Trudeau y pone en relieve las limitaciones por la pandemia en todo el mundo.
Los manifestantes también han levantado su voz contra un impuesto al carbono.
Entretanto, las autoridades indican que las interrupciones al tráfico también han afectado las vías que conducen al aeropuerto.
Estados Unidos se prepara para bloqueos similares
Mientras la protesta en Canadá crece, en su vecino país las autoridades informaron que se preparan ante la posibilidad de movilizaciones similares de caravanas de camiones.
El Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. señaló a las agencias policiales locales y estatales que recibió informes de que los camioneros planean “bloquear potencialmente las carreteras en las principales ciudades metropolitanas”, también para rechazar los mandatos de vacunas y otras medidas sanitarias.
«Es importante que todos en Canadá y Estados Unidos entiendan cuál es el impacto de este bloqueo, el impacto potencial, en los trabajadores, en la cadena de suministro, y ahí es donde estamos más enfocados», apuntó la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
París y Bruselas prohíben la entrada al “Convoy de la libertad”
Mientras las autoridades canadienses han calificado el bloqueo de ilegal y han pedido a los manifestantes que regresen a sus labores, el movimiento ha estallado réplicas similares en Francia, Australia y Nueva Zelanda, donde muchos también expresan su frustración por dos años de restricciones desde que apareció la pandemia.
En Francia, la manifestación inició el miércoles 9 de febrero en Nice, sur del país,y se puso en marcha hacia París. Asimismo, los organizadores anunciaron que llevarían su descontento a Bruselas, ciudad que alberga las principales instituciones de la Unión Europea. Se esperan salidas desde más ciudades del país.
Como medida de prevención, en las últimas horas la Policía de la capital francesa anunció que será negada la entrada de los manifestantes a la ciudad, del 11 al 14 de febrero, citando el riesgo de desorden público.
Asimismo, el Gobierno regional de la capital belga anunció mediante un comunicado que prohíbe la entrada a la ciudad del «Convoy de la libertad».
«La Policía Federal controlará los vehículos motorizados en las principales carreteras a Bruselas que vengan a manifestarse en Bélgica. La Región y la Ciudad de Bruselas emitirán decretos que prohíban las manifestaciones con camiones en su territorio», afirmó el comunicado que agregó que las autoridades aún no han recibido ninguna solicitud de protesta.