En medio del juicio contra el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por abuso de poder, tres de los siete jueces el Tribunal Supremo Electoral votaron este 29 de junio a favor de inhabilitar al exmandatario por ocho años y solo un magistrado lo absolvería. El dictamen fue pospuesto para este viernes 30 de junio.
Un posible cambio sorprendente para una figura que, hasta hace poco, era el hombre más poderoso de Brasil.
El futuro político del expresidente Jair Bolsonaro se encuentra en la cuerda floja luego de que ayer jueves 29 de junio tres de los siete jueces del Tribunal Supremo Electoral votaran en su contra para inhabilitarlo en la postulación a cargos públicos durante los próximos ocho años.
Solo un magistrado votó a favor de absolverlo, por lo que ahora su suerte está en manos de los tres magistrados restantes, cuyo dictamen fue programado para este viernes 30 de junio.
La audiencia fue suspendida este jueves y aplazada para un día después por el presidente de la máxima autoridad electoral de Brasil, Alexandre de Moraes, que argumentó falta de tiempo, luego de cuatro horas y media de discusión.
Bolsonaro está acusado de abuso de poder, luego de que, según las autoridades, creara un movimiento nacional para anular el resultado de las elecciones presidenciales de 2022, en las que perdió la reelección frente al actual mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Sus acciones desencadenaron, remarca la investigación, el ataque de cientos de seguidores del ultraderechista a las tres sedes del poder de Brasil, en la capital: el Congreso, la Presidencia y el Tribunal Supremo.
El exmandatario de extrema derecha está acusado de hacer uso excesivo de su autoridad, al emplear los canales de comunicación del Gobierno para promover su campaña y arrojar dudas infundadas sobre el sistema de votación electrónico del país.
Si bien el año pasado de cara a los comicios sus críticas fueron frecuentes, el caso en su contra destaca una reunión convocada por Bolsonaro el 18 de julio de 2022, en el palacio presidencial. Allí, ante medio centenar de embajadores, el líder político descalificó sin pruebas la transparencia del sistema electoral y la propia democracia de su nación. El acto fue transmitido por la televisión pública bajo orden del entonces jefe de Estado.
¿“Cacería de brujas” a favor de la izquierda brasileña?
Así es como describe Jair Bolsonaro a las acusaciones en su contra. El expresidente ha asegurado que el juicio que lo inhabilitaría por varios años está destinado a permitir que la izquierda de Brasil luche sin oposición en las elecciones de 2026, comicios a los que esperaba presentarse.
«Si estoy todavía vivo y también elegible, y si es el deseo del pueblo, voy a disputar nuevamente la Presidencia», indicó el exmandatario el pasado viernes 23 de junio, un día después de que iniciaran las audiencias de este proceso judicial en su contra.
Pero en medio de las desestimaciones del caso, el propio Bolsonaro ha señalado su probable exclusión de la vida política por los próximos años.
«Todo el mundo parece decir que es probable que me excluyan del cargo (…) No me desesperaré. ¿Qué puedo hacer?», declaró en una reciente entrevista con el diario ‘Folha de Sao Paulo’.
Muchos apuntan a un posible dictamen en su contra. Rodrigo Prando, profesor de ciencias políticas en la Universidad Mackenzie de São Paulo, subrayó que la evidencia contra Bolsonaro es sólida.
“Bolsonaro habla en transmisiones en vivo, en Twitter. Nunca vi a nadie proporcionar tanto material contra sí mismo como lo hizo Bolsonaro”, destacó.
El expresidente no afronta una pena de cárcel por este caso. Sin embargo, sería un duro golpe para la carrera política de uno de los mayores líderes de ultraderecha que han surgido en América Latina.
Además, el hombre de 68 años aún enfrenta múltiples investigaciones criminales que podrían ponerlo tras las rejas. Entre ellos, una investigación por supuesta falsificación de su certificado de vacunación contra el Covid-19, algo que él rechaza.
Mientras el expresidente enfrenta el escrutinio de la corte electoral, muchos de sus antiguos aliados le han dado la espalda y han mostrado su respaldo a nuevas figuras derechistas, como el gobernador de Sao Paulo, Tarcisio Freitas, y el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema.
Bolsonaro parece depositar esperanzas en la política brasileña a través de miembros de su familia, como sus hijos legisladores y su esposa Michelle, de quien señaló que podría ser candidata presidencial, aunque remarcó que le falta experiencia política.