Por: Jorge Iván Villamizar Gómez / Bucaramanga, conocida como la Ciudad de los Parques, la Ciudad de las Cigarras, es la ciudad capital del departamento de Santander, cuenta con un número superior a los 600.000 habitantes, de los cuales 499.506 estaban habilitados para ejercer su derecho al voto para el año 2018, de acuerdo al cálculo publicado por la Registraduría del Estado Civil.
En el año 2015, un hombre entrado en edad, con un discurso populista que señalaba estar cansado de la politiquería, de ver que la ciudad se estancaba por momentos, de no ver inversión de los recursos públicos, etc., decide aparecer en la arena política, para ese momento un total desconocido al que llamaban Rodolfo Hernández y decían que se trataba de un empresario propietario de HG constructores.
En el 2015 en medio de la puja política por acceder a ser el primer mandatario de la ciudad capital, este hombre (Hernández) decide recoger firmas y avalarse por un movimiento ciudadano, recogiendo cerca de 130.000 firmas, y abanderándose de temas tan importantes como la seguridad, hábitat saludable, vivienda (su bandera de mostrar), deporte, salud digna, entre otros, y con esto logra su meta propuesta, ser elegido como Alcalde Popular de Bucaramanga.
Una de sus propuestas bandera se basó en convencer a los ciudadanos que construiría 20.000 viviendas. En deporte, se comprometió a remodelar por lo menos 50 centros deportivos. En salud el compromiso era de admirar y generaba una esperanza que hoy es solo mal recuerdo, modernizar los centros de salud. Y así la larga fila de compromisos para con los ciudadanos bumangueses que veían en él, la posibilidad de mejorar.
Hoy, tres años después de todo este recorrido, barrio por barrio, asumiendo compromisos no solo de obras, sino de avance del municipio, de mejoramiento en calidad de vida, los bumangueses no han visto nada de lo prometido, que a su vez nos afecta a todos los habitantes del área metropolitana y los visitantes.
¿Qué ha recibido hasta ahora la capital santandereana con este gobernante? Desde su llegada al poder el burgomaestre se dedicó a atacar a todos y cada uno de los funcionarios de la administración pasada, así como a los concejales, sin importar el resultado de sus aseveraciones, descuidando con esto su fin principal, mejorar la calidad de vida de los bumangueses.
El señor Hernández para intentar cubrir sus compromisos electorales con la ciudadanía intentó fallidamente que el MinHacienda lo declarara en quiebra y así no poder construir, ni invertir en la ciudad, que sería la excusa perfecta para su ineficaz gobierno, pero no lo logró, y a pesar de eso no se ve inversión.
A su llegada al poder, el alcalde, ha decidido emprender una campaña negra en contra de muchos cercanos o no a la alcaldía de Bucaramanga, para poder generar con esto una cortina de humo, sobre su, hasta ahora, nefasto gobierno. Todas estas decisiones apresuradas han afectado no solo los habitantes de la capital santandereana, sino a los habitantes del área metropolitana, llegando al descaro de atacar a los alcaldes metropolitanos, pero a su vez pidiendo se de impulso a la creación de un distrito metropolitano, donde Bucaramanga se apodera de varios municipios y los desaparece (caso como Piedecuesta, Girón, Floridablanca, Lebrija, entre otros).
Ya corriendo el tercer año de gobierno (como dicen los abuelos “Sin Dios, ni gloria”), aparece un Rodolfo Hernández que sesga los derechos de sus empleados públicos, limitando el uso de una cafetería a su mínima expresión “la cafetería, es un espacio para pasar y no quedarse por un tiempo prolongado…” señaló Manuel Azuero en una entrevista concedida a un periódico de la ciudad.
Lo peor de esta situación reciente en la alcaldía, es que deja ver la clara falta de gobernabilidad y la falta de cabeza visible dentro de la administración Hernández; mientras el alcalde (por la situación de la cafetería) señaló un ente de control que se estaba adelantando el proceso contractual para el mejoramiento del mobiliario, su jefe de gobernanza (como se diría coloquialmente: el segundo al mando) señala que eso es una mentira, que se retiraron solo porque no les gustaba ver gente sentada allí. Y entonces acá, ¿a quién creerle?
Ahora en este tercer año, a falta de 16 meses aproximadamente para acabar este gobierno local, Bucaramanga no avanza y no se avizora inversión a su favor, los polideportivos siguen siendo los mismos mal pintados que él criticaba en campaña, los centros de salud sin poder funcionar correctamente y peor aún, la inseguridad disparada a su mayor exponente.
La peor situación por la que atraviesa Bucaramanga es el tema de la inseguridad. Punto que en campaña, el hoy alcalde se comprometía a dar tranquilidad a sus ciudadanos. En pleno 2018, sale a escudarse en los altos números de hurto, con una frase que a hoy aún me pregunto, ¿será cierto, o era chiste del alcalde?, señalaba, palabras más, palabras menos que la gente cometía el delito del hurto por necesidad, con esto justificando que en Bucaramanga todo el que esté pasando por necesidades podrá salir a atracar a otro. Y como si hubiese sido una orden, días después fallecen dos personas dentro de un vehículo de servicio público, en confusos hechos, aparentemente por actividad delictiva de hurto, bajo la modalidad conocida como fleteo.
Pero no es el único caso dentro de la ciudad capital santandereana donde suceden hurtos de tal magnitud, el día de ayer (viernes 31 de agosto), todos los ciudadanos propios y extraños de Bucaramanga, veíamos por redes sociales como un grupo de personas, en modo película o serie de televisión, ingresan a un centro comercial, hurtan un almacén y salen con rumbo desconocido, sin problema alguno o sin una reacción pronta que produjera su captura.
Dijo un conocido narrando el hecho: “Estaban armados hasta los dientes, ¿cómo transitan la ciudad?”, es donde me pregunto ¿Dónde está el compromiso de crear una ciudad más segura para los bumangueses? El primer responsable de esto, es usted señor Rodolfo Hernández, recuerde que como alcalde es el comandante de la fuerza pública y como alcalde debe crear programas o fortalecer los existentes, en procura de darle algo de tranquilidad a sus gobernados, de poder andar por la calle sin tener que pensar en cual esquina lo están esperando para hurtarle sus propiedades.
Por estas razones y muchísimas más, pienso que un ciudadano que venía de “patrocinar” y financiar campañas políticas, no era lo que merecía Bucaramanga para que la gobernaran; definitivamente Bucaramanga merecía más, merecía una persona que sí cumpliera con lo dicho en campaña, que se diera “la pela” por sus ciudadanos, no un señor que piensa que por su edad ya “está por encima del bien y del mal”.
¿Qué Bucaramanga recibirá su nuevo gobernante en el año 2020?
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