Xi’an, en el norte de China y conocida por sus Guerreros de Terracota, se convirtió en el último epicentro del coronavirus, lo que llevó al gobierno a confinar a sus 13 millones de habitantes.
La ciudad reportó el lunes 90 casos nuevos de covid-19, por debajo de 122 un día antes. Desde el 9 de diciembre ha registrado más de 1.600 contagios del virus.
«Hemos entrado en un estado general de ataque», declaró el dirigente provincial Liu Guozhong, según un comunicado oficial.
Xi’an anunció el domingo que dos cargos del Partido Comunista del distrito de Yanta fueron destituidos de sus puestos, según la prensa local, para «fortalecer el trabajo de prevención y control de la pandemia».
El órgano disciplinario chino anunció en diciembre que decenas de funcionarios fueron castigados en todo el país por «insuficiente rigor en prevenir y controlar el brote».
Pekín ha seguido una política de «cero covid», con severas restricciones fronterizas y confinamientos focalizados desde que apareció el virus, pero la estrategia ha sido cuestionada con la proliferación de brotes recientes.
Habitantes de Xi’an dijeron a medios locales que han tenido dificultades para comprar alimentos, pese a que las autoridades chinas insisten en que trabajan para asegurar el abastecimiento.
El lunes, responsables del municipio aseguraron a los reporteros que se habían enviado recursos desde las zonas vecinas.
«El distrito de Yanta es una zona densamente poblada y todavía hay una brecha entre nuestro trabajo y las necesidades de la gente», dijo el funcionario local Lu Dongguo.
China ha reportado niveles bajos de contagio comparado con otros países, pero en los últimos días registró niveles que el país no ha visto desde marzo de 2020.
El aumento se da en momentos que Pekín se prepara para los Juegos Olímpicos de Invierno en febrero.
