El número de muertos por el rastro de destrucción de Chido en Mayotte ascenderá a «definitivamente varios cientos» y «quizás unos pocos miles», dijo el domingo una autoridad local en el territorio francés del Océano Índico.
«Creo que definitivamente habrá varios cientos, tal vez nos acerquemos a mil o incluso a varios miles», dijo el prefecto François-Xavier Bieuville en la emisora Mayotte la Premiere, después de que el fenómeno destruyera en gran medida las favelas en las que vive alrededor de un tercio de la población del archipiélago.
En el territorio francés de Mayotte, en el Océano Índico, al menos 14 personas han muerto por el paso del ciclón tropical Chido, luego de devastar el sábado parte de estas islas situadas en el sureste de África.
De acuerdo con la agencia de noticias EFE, esta cifra corresponde solamente a la capital Mamoudzou y fue entregada por su alcalde, Ambdilwahedou Soumaila, quien está en contacto con el Centro Operacional Departamental, un organismo encargado de gestionar las crisis en los departamentos de Francia bajo la autoridad del delegado Gobierno.
Por su parte, el ministerio del Interior francés ha dicho que resulta difícil tener un recuento preciso de las víctimas mortales y heridos en Mayotte, por el temor a que la cifra total de muertos aumente. En paralelo, un hospital local informó que nueve personas se encontraban en estado crítico y otras 246 resultaron heridas.
Bruno Retailleau, ministro del Interior francés, aseguró el sábado por la noche -después de una reunión de emergencia en París- que existía la posibilidad que el número de muertos en Mayotte «fuera alto» y que la isla había sido destruida en gran medida. Agregó también que se habían desplegado 1.600 policías y agentes para «ayudar a la población y prevenir posibles saqueos».
Al mismo tiempo, François Bayrou, el recién estrenado primer ministro de Francia, aseguró que las infraestructuras de la isla habían sido severamente dañadas o destruidas, incluido el hospital principal y el aeropuerto. El premier añadió que muchas personas viven en precarias condiciones en barrios marginales y se enfrentan a riesgos muy grandes.
En cuanto al presidente francés, Emmanuel Macron ha dicho que sigue de cerca la situación.
Según el servicio meteorológico francés, Chido alcanzó vientos superiores de 220 kilómetros por hora, lo que lo convierte en un ciclón de categoría 4, el segundo más fuerte en la escala que mide su intensidad.
Mayotte tiene una población de poco más de 300.000 habitantes repartidos en dos islas principales a unos 800 kilómetros de la costa este del continente africano. A su vez, es la isla más pobre de Francia y el territorio más pobre de la Unión Europea. En algunos de sus territorios, barrios enteros quedaron arrasados por completo, mientras que los residentes informaron de que muchos árboles se habían desprendido desde la raíz y que algunos barcos se habían volcado o hundido.
El ciclón continuó su trayectoria hacia el este y este domingo por la mañana tocó tierra en Mozambique, África, en donde los funcionarios de emergencia habían advertido que 2,5 millones de personas podrían verse afectadas en Cabo Delgado y Nampula.
Al respecto, el portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Guy Taylor, dijo en un video publicado desde la capital regional de Cabo Delgado que, junto con el impacto del ciclón, las comunidades ahora se enfrentan a la posibilidad de quedar aisladas de escuelas e instalaciones de salud al menos durante semanas.
Sobre este punto, Unicef ha dicho que «muchas viviendas, escuelas e instalaciones sanitarias han quedado parcial o totalmente destruidas», y que están trabajando «en estrecha colaboración con el Gobierno para garantizar la continuidad de los servicios básicos esenciales».
Por su parte, Malawi y Zimbabwe, países sin litoral, también están tomando las medidas necesarias para mitigar el impacto del paso del ciclón; ambos Estados han advertido que podrían tener que evacuar a la población de las zonas bajas debido a las inundaciones.
El sur de África y el sureste del Océano Índico ha sido azotados por una serie de ciclones fuertes durante los últimos años, siendo la temporada de diciembre a marzo cuando más se registran este tipo de actividades meteorológicas.
Por ejemplo, el ciclón Idai, en 2019, mató a más de 1.300 personas en Mozambique, Malawi y Zimbabue, mientras que el ciclón Freddy dejó a más de 1.000 personas sin vida en varios países el año pasado.
De esta manera, los ciclones traen consigo riesgos de inundaciones y deslizamientos de tierra, aunque también los charcos de agua estancada pueden provocar posteriormente brotes de cólera, una enfermedad transmitida por el agua. Dichos charcos también pueden ocasionar brotes de dengue y malaria.
Algunos estudios apuntan a que los ciclones están empeorando en la actualidad debido al cambio climático. A su vez, estos países desfavorecidos en el sur de África, que contribuyen en pequeña medida al calentamiento global, tienen que lidiar con grandes crisis humanitarias cuando ocurren estos escenarios, por lo que cobra especial énfasis la necesidad de que las naciones ricas ayuden a enfrentar el impacto del cambio climático.