Por: Holger Díaz Hernández/ “Las elecciones a veces son la venganza de los ciudadanos”: David L. George, exprimer ministro de Inglaterra.
Colombia amaneció el pasado 20 de junio por primera vez en su historia democrática con un presidente de izquierda, como producto entre otros factores del cansancio de los ciudadanos ante la falta de competencia de quienes han asumido el poder en los últimos años. Esto es algo que muy pocos imaginaban hace apenas una década, en un país históricamente gobernado por los partidos liberal y conservador y sus apéndices, el país gira ahora a la izquierda y arranca una era que genera preocupaciones a algunos y esperanza a otros muchos.
El gobierno de Iván Duque deja un balance agridulce, con muy buenos resultados en el manejo de la pandemia de Covid-19, en la inversión social, en iniciar la matrícula cero para la educación superior y cierra con unas cifras halagüeñas en cuanto al crecimiento de la economía, a pesar de los grandes nubarrones que se avecinan ante la crisis inflacionaria que asusta al mundo entero. Pero al mismo tiempo fue un presidente light, desconectado de la realidad del país, mal asesorado en las comunicaciones, con grandes escándalos de corrupción al final de su gobierno, con muy pocos avances en materia legislativa, porque cometió la torpeza de gobernar sin el Congreso los dos primeros años y cuando intentó hacerlo ya era demasiado tarde.
Ante este panorama, Gustavo Petro tiene mucho que ganar, ha acertado en la escogencia de la mayoría de sus ministros y está enviando un mensaje de tranquilidad a la mayoría de los sectores de opinión que esperaban posiciones mucho más agresivas.
Además, la presencia de Roy Barreras, controvertido y experimentado congresista como presidente del senado, le garantiza que contará con las mayorías y hará más expedito la aprobación de las grandes reformas que planteó Gustavo Petro en la campaña y que requiere el país.
Hoy con excepción de Cambio Radical y Oxígeno Verde que actúan como independientes y Centro Democrático junto a la Liga de Gobernantes en la oposición, las grandes bancadas del resto de los partidos se declararon aliados del gobierno: 63 de 108 senadores y 106 de 188 representantes a la cámara, esto es mayorías consolidadas para avanzar a paso de vencedores.
El país está expectante ante, el gobierno denominado del cambio, que ganó con un poco más del 50% de los votos, frente a un Rodolfo Hernández que, a pesar de su excelente resultado en las urnas, hoy es vilipendiado por muchos de sus seguidores por su comportamiento ambivalente posterior a las elecciones.
Para el gobierno entrante vienen muchas papas calientes: una reforma tributaria que seguramente va a afectar el bolsillo de la mayoría de los colombianos, una reforma pensional que los últimos gobiernos han esquivado y que va a implicar probablemente tocar la edad o las semanas de cotización y que tendrá una base de hasta tres o cuatro salarios mínimos a cargo de Colpensiones y de ahí hacia arriba el responsable serían los fondos privados, lo cual trae implícito un costo político importante y además una reforma agraria que todos han eludido, desde hace más de 50 años. No nos corresponde más que ser optimistas y apostar porque a este gobierno le vaya muy bien.
“Arriba, los de abajo”: Dicho popular.
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*Médico cirujano y Magister en Administración.