Por: Deivy Fernando Vega Herrera/ Durante el 2023 los colombianos vivimos la tasa de interés de intervención del Banco de la República más alta en este siglo, oscilando la mayor parte del año entre el 13.5% y el 13%[1]. Con una tasa tan alta no sorprende que se haya experimentado una reducción en la construcción de viviendas en un 44,9%[2], sumado a la reducción general en la creación de empresas y de los créditos en todo el 2023[3][4]. Cómo era de esperarse, las altas tasas desincentivaron a los colombianos a sacar nuevos préstamos. Lo particular es que este era el objetivo que perseguía el Banco de la República al subir la tasa de interés a máximos de este siglo: contraer la economía reduciendo los créditos nuevos, aún con el costo social que esto implica. ¿Cómo se puede justificar esta política?
La tasa de interés que fija el Banco de la República (BanRep) es el principal instrumento de política monetaria que existe en el país. La política monetaria, según el BanRep, tiene como uno de sus objetivos bajar la inflación y mantenerla estable[5]. La lógica es que cuando hay inflación es porque hay más dinero circulando en la economía del que debería. Por eso cuando la inflación sube significativamente (cómo viene pasando desde 2022), la política del BanRep es subir la tasa de interés para reducir el dinero circulante (a través de la reducción de nuevos créditos)[6].
Esta política monetaria del BanRep obedece a la visión ortodoxa para contener la inflación propuesta hace más de 50 años[7], con la cual se cree que es necesario que la sociedad «sufra» altas tasas un tiempo para que se regule el nivel de precios (inflación). El dilema surge porque, según un estudio del Ministerio de Hacienda realizado con metodología avalada por el Fondo Monetario Internacional (FMI)[8], la inflación en Colombia se debió principalmente por la especulación de utilidades de las empresas y no al mayor dinero circulante. Si nos basamos en este estudio, el aumento de créditos (y por ende del dinero circulante) no fue el principal factor que afectaba a la inflación en Colombia, por lo que para poco sirvió que el Banco de la República subiera la tasa de interés en altos históricos, ya que poco podía influir esta tasa en una inflación explicada por la especulación empresarial.
Cómo consecuencia de la política ortodoxa y descontextualizada del Banco de la República, la economía colombiana en 2023 se contrajo en sectores estratégicos para la empleabilidad y producción a largo plazo: la construcción de las viviendas se redujo un 44,9%, se crearon 4.700 empresas menos y los nuevos créditos se redujeron en general234. Todos estos efectos eran los que buscaban en el BanRep como resultado de subir la tasa de interés. Es decir, los colombianos tuvimos que sufrir el año pasado las altas tasas de interés de los bancos por una decisión deliberada de nuestra autoridad monetaria. Una situación que, a todas luces, debería estar en la discusión económica del país.
El mayor problema de la aplicación de política monetaria ortodoxa es la poca autocrítica que rodea al BanRep y sus seguidores. Por ejemplo, el director ejecutivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, una vez salió el estudio del Ministerio de Hacienda que aclaraba que la inflación no se debía principalmente por afluencia de créditos (cómo se creía en el BanRep), salió a acusar el estudio de usar una metodología no validada por pares académicos[9]. Esto a pesar de que, cómo destacó el doctorando Andrés Zambrano, la metodología si había pasado por revisión de pares y tiene un alto prestigio académico[10]. No obstante, a la crítica del director de Fedesarrollo se sumaron los exministros de hacienda Juan Camilo Restrepo y José Manuel Restrepo[11][12], así como el director de la ANIF, Jose Ignacio López, por nombrar solo algunos[13]. Esto demuestra que, ante los cuestionamientos, los defensores del BanRep se preocupan más en desprestigiar el contenido de las críticas que en debatir sobre si esta plantea una posibilidad de mejora en el futuro.
Entendamos o no de política monetaria, esta nos afecta a todos los que residamos en Colombia. Por eso es tan importante que seamos críticos del ejercicio que hace el Banco de la República y más cuando hay estudios que permiten criticar su gestión con la tasa de interés en el 2023. La prioridad de cualquier política debe ser el beneficio social, por lo que mínimamente se debe reconocer que no siempre subir las tasas de interés de los créditos es la mejor medida para contener la inflación. En algunos casos subir la tasa de interés de intervención si contiene la inflación, pero la evidencia demuestra que esto no es así siempre y depende de los factores tanto internos como externos. En la economía prácticamente ningún fenómeno se explica por un único factor, por lo que esta experiencia debería ser un aliciente para exigir que nuestra autoridad monetaria (el Banco de la Repúblcia) tenga una visión más actualizada y completa de como atender el problema de la inflación nacional.
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*Economista y Magíster en Economía y Desarrollo. Asesor pensional independiente con experiencia certificada con Colpensiones y empresas privados. Investigador interesado en la academia.
(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
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