Por: Alexcevith Acosta/ Hoy me quiero referir en esta columna a cinco de los N impuestos que existen en nuestro país y que me parecen curiosísimos de entender, analizar, comprender y, sobre todo, que vale la pena revisar, porque nos están sacando platica del bolsillo y no sabemos por dónde se va y me refiero entre otros:
1- El impuesto del 5% de guerra, que pagan todos los contratistas de obras civiles por cada uno de los contratos que hacen con el Estado.
2- El impuesto al consumo del 8%, cada vez que vamos a un restaurante ó a un bar; y tampoco sabemos para dónde se va.
3- El impuesto a las bolsas plásticas, que ojalá fuera realmente un impuesto para apoyar proyectos ambientales.
4- El 22-25% de estampillas que se paga por un contrato celebrado con las entidades Territoriales de Santander.
5- El impuesto a la seguridad que acaban de aprobar algunos Diputados en nuestro departamento de Santander propuesto por la Administración departamental.
Inicio con cada uno de ellos.
El primero: imagínense ustedes que estamos pagando un impuesto altísimo, el famoso 5% de impuesto guerra pagado por cada contratista del estado desde hace casi 20 años los cuales al momento genera gran incertidumbre su destinación pues resulta paradójico como cada vez más aparecen actos ejecutados por personas al margen de la ley que conllevan a asesinatos, guerras entre organizaciones delictivas y secuestros entre otras acciones como la reciente vivida por mi compañero líder ambiental del chocó a quien secuestraron hace 2 semanas y por ello aprovecho estos renglones para pedir y clamar por la libertad de Arnold Alexander Rincón López, Director General de Codechocó.
Segundo: el impuesto al consumo. Resulta que, cada vez que vamos a un restaurante, pagamos este impuesto, y no sabemos por dónde se va. ¡Ah, caray! En nuestros restaurantes, bares y sitios de diversión, la gente del gremio se queja más bien de la inseguridad que viven día a día en sus negocios; tuve la oportunidad desde muy joven de trabajar en el sector gastronómico y hotelero y de hecho parte de mi carrera me la pagué realizando como mesero, barman y organizador de eventos y hoy me duele ver a muchos amigos ya veteranos que entregaron su vida al sector trabajando como turnadores o personal extra y que no hayan accedido a una pensión por lo que sería bueno que nos explicaran a dónde va el impoconsumo que paga todo el sector de Gastrobares del país y porque no parte de eso se use para este tipo de personas.
Tercero: el impuesto a las bolsas plásticas ojalá su destinación no se quede en charlas y más charlas y que logre llegar a educación ambiental aplicada y sobre todo en apoyo a microempresarios dedicados a la transformación de los plásticos de un solo uso y a la investigación para generar otro tipo de empaque sostenible desde las regiones como los ejemplos que conozco en Santander de muchos emprendedores que avanzan en la fabricación de este tipo de soluciones que ayudé a promover en mi paso por la CAS con ejemplos de Soluciones Basadas en la Naturaleza y experiencias de los países escandinavos fácilmente aplicables en nuestras provincias.
Cuarto: curiosamente, en Santander se paga entre un 22 y un 25% de estampillas, supuestamente destinadas a hospitales, a la provincia, a iluminación, a la universidad… pero no sé qué provecho nos ha traído. Hay que ver cómo se está manejando esa plata que incluso los contratistas de prestación de servicios profesionales (CPS) tiene que asumir y díganmelo a mí que tuve la fortuna de ser CPS y como dice mi papá el Gran Murphy en uno de sus tantos dicho: “solo una madre sabe lo que es tener un hijo cabezón”. Es un llamado de atención respetuoso que hago a todas las personas de mi departamento para que entre todos apoyemos con proyectos bien concebidos el lograr ir cerrando las brechas que diagnosticaron la necesidad de estas estampillas y los gobernantes lo puedan usar de la mejor manera para beneficiar el territorio y a sus poblaciones con los dineros que nosotros mismos pagamos.
Quinto: Y ahora, como si fuera poco, se inventan un impuesto a la seguridad del 2%, del cual nadie explica con claridad hacia dónde va; los honorables diputados que conforman las mayorías en la Duma departamental aprobaron a pupitrazo la generación de este impuesto que dentro de poco veremos reflejado en el recibo de la energía (que históricamente es el servicio que más cumplidamente pagamos junto con el del gas, porque o sino como nos sucede a veces en los hogares nos cortan el servicio) y no es que esté en contra de esa nueva tasa sino que uno se pregunta porque no analizan y debaten un poco mejor esa nueva tarifa teniendo un impuesto que se paga en la contratación pública del 5% como lo explicaba en el punto uno y otros ingresos adicionales como el del Fondo de seguridad etc. Pues si Yo fuera Diputado como el título de la película de Cantinflas le podría el ojo a la lupa para evaluar un poco mejor las cosas.
Yo hago un llamado de atención a todas las personas que están analizando el tema de los impuestos: lo primero que debemos hacer es revisar qué es lo que se está recibiendo, que es muchísimo dinero, y a dónde lo estamos usando.
Hace poco, en una columna, citaba cuánto dinero se va en temas de seguridad vial, y cuestionaba dónde y cómo se está utilizando.
¡Parémosle bolas! Ya es Tiempo que los Santandereanos nos despertemos y analicemos por fin que no podemos seguir permitiendo que los Gobernantes creen más puestos con los impuestos. Hay que crear puestos para el desarrollo de trabajadores, emprendedores y profesionales preparados y honestos, y sobre todo llegar realmente al territorio con soluciones reales, con acciones realmente unificadas, porque la gente ya está mamada, llevándola duro con esto de que entre más pretextos más impuestos.
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*Ingeniero Civil, Especialista en Gerencia, Especialista en Project Management & Gestión de Competencias, del PMM Institute For Learning. Desarrollo de Requerimientos para Software y Programación, Bajo Ambiente Cliente Servidor. Candidato al título de Maestría en Gestión y Auditorías Ambientales con especialización en la Valoración Energética de Residuos y Gestión Ambiental.
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(Esta es una columna de opinión personal y solo encierra el pensamiento del autor).
