La situación de crisis política que vive Myanmar se recrudece con el paso de los días. Este lunes, al menos seis personas más han fallecido por la respuesta policial de las autoridades ante las manifestaciones registradas contra el golpe de Estado perpetrado por los militares contra la democracia birmana.
Estos datos se dan en un momento crítico, después de que este fin de semana se registrara uno de los días más sangrientos desde el 1 de febrero al contabilizarse al menos 50 asesinados según la agencia de noticias Reuters, aunque las cifras varían en función de la fuente.
Parece que, durante las últimas semanas, las fuerzas militares y policiales han normalizado el uso de munición real contra todos aquellos que violen las normas que rigen sobre el país y que prohíben manifestarse contra la autoridad castrense.
Este lunes, las principales revueltas tuvieron lugar, de nuevo, en la ciudad de Rangún, principal motor industrial y financiero del país. Hasta 32 fábricas de propiedad china fueron incendiadas por los manifestantes prodemocráticos tras considerar que Beijing está ejerciendo un “apoyo en la sombra” a los militares.
Japón, la otra gran potencia regional presente en la zona también aseguró que estaba “estudiando” como responder ante la violencia vista durante las últimas horas. Estas posiciones más moderadas contrastan con el contundente rechazo por parte de Occidente de todo lo vivido en el país desde que los militares se sublevaran contra el Gobierno democráticamente elegido.
Medios de comunicación locales aseguraron que se ha impuesto la ley marcial en Hlaingthaya y varios otros distritos de Rangún, y en partes de Mandalay. Estas dos últimas, son las ciudades que más están combatiendo a los militares.
Según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) de Myanmar la cantidad de fallecidos desde que comenzaron las protestas ronda los 140, cifras que alarman a la comunidad internacional. Aunque en un principio no presentaron la violencia actual, con el tiempo ha incrementado.
El Ejército ordeno a los servidores de telecomunicaciones que cortasen los datos de Internet de los teléfonos móviles para evitar la propagación de videos de las manifestaciones y de contactos entre los activistas prodemocráticos. Esta táctica ya ha sido constantemente utilizada por el poder militar en los momentos más tensos de las manifestaciones con anterioridad, aunque de una forma parcial.
Aplazan la audiencia a Aung San Suu Kyi
La líder birmana Aung San Suu Kyi es la principal rival política de los militares y sigue bajo arresto desde el día del golpe acusada de tres cargos. En un principio, las fuerzas armadas justificaron el levantamiento por un supuesto fraude electoral en las elecciones pasadas, pero posteriormente han ido sumando cargos personales contra la dirigente.
Los cargos van desde importación ilegal de walkie-talkies hasta saltarse las normas vigentes de restricción a causa de la pandemia. Además, recientemente enfrentó cargos por una supuesta aceptación de pagos ilegales. Estas acusaciones están ampliamente cuestionadas por la comunidad internacional porque la autoridad militar controla el poder judicial.
Ante esto, este lunes Suu Kyi debía enfrentarse a un tribunal por vía virtual, pero la falta de Internet imposibilitó la audiencia. Se tiene previsto que se reanude el próximo 24 de marzo, algo que alargará todavía más la prisión preventiva de la mandataria.
Myanmar sufrió hasta inicios de la década pasada una serie de dictaduras militares durante décadas. Este poder militar dejó miles de represaliados y fallecidos, pero pareció disminuir con la llegada de la democracia. Tras el golpe del primero de febrero, muchos temen que un gobierno autoritario vuelva a comandar Myanmar.