El príncipe heredero Federico, de 55 años, se convierte automáticamente en Rey y Jefe de Estado tras la abdicación de Margarita. «Mi madre ha sido, como pocos, una con su reino. Espero ser un rey unificador», dijo en un breve discurso ante miles de daneses el nuevo rey.
Llegó con su esposa, la princesa Mary, nacida en Australia, y su hijo mayor, el príncipe Christian, de 18 años, en la carroza llamada «de las Bodas de oro», construida a finales del siglo XIX y regalo de los artesanos de Copenhague a los entonces reyes, Christian IX y Luisa, por sus cincuenta años de casados.
La última vez que se usó esa carroza fue hace dos años, para las celebraciones del medio siglo de reina de Margarita II, la monarca viva con más tiempo en el trono.
La popular Reina Margarita II, de 83 años, abandonó su residencia en el Palacio de Amalienborg de Copenhague poco después de las 13.30 horas (12.30 GMT) para dirigirse en carruaje al Palacio de Christiansborg, sede del Gobierno y el Parlamento.
Allí, en un Consejo de Estado, que se celebró a las 14.00 horas, firmó una declaración de abdicación que pone fin a su reinado de 52 años.
Luego, la Primera Ministra, Mette Frederiksen, proclamó Rey Federico X en el balcón del Palacio de Christiansborg.
La reina Margarita atribuyó su decisión a problemas de salud tras someterse el año pasado a una importante operación de espalda.
Los sondeos de opinión muestran que más del 80% de los daneses la poyan. En 1972, cuando Margarita se convirtió en reina tras la muerte de su padre, había más de 10.000 personas en las calles de la capital. Esta vez fueron 100.000 personas.
Aparte de la abdicación, el protocolo es muy similar al de anteriores sucesiones reales en Dinamarca. No se invita a dignatarios ni miembros de la realeza extranjeros, y no hay coronación ni trono para la nueva monarca.
En Dinamarca, el papel del monarca es principalmente ceremonial, pero firma leyes, preside formalmente la formación de gobierno y se reúne periódicamente con el gabinete.
