Por: Ronald Picón Sarmiento/ En estos tiempos de encierro, de vulnerabilidad, de reflexión, de integración en familia, de ocio, de estar en pijamas, se han venido acaeciendo situaciones que se empiezan a evidenciar en los medios, por ejemplo, el penoso aumento de la violencia intrafamiliar doméstica se ha exacerbado sin precedentes en el país, el maltrato infantil ni se diga, el desespero entendible por la falta de actividad productiva ha llevado al colapso en la salud mental a muchas personas que lamentan y se frustran por no poder salir a trabajar para producir el diario de su casa.
Sin contar, los arrendatarios y los arrendadores que se están viendo sumidos en conflictos sobre el pago de los cánones de arriendo, pero la verdad ambos tienen la razón y ninguno de los dos la culpa como coloquialmente se dice, insisto que el gobierno debe afectar a las aseguradoras inmobiliarias para que sufraguen o subsidien parte sino toda la obligación mensual, pero obviamente es algo que no va a suceder porque estos entes son de propiedad del sector bancario y ellos literalmente tienen el país en el bolsillo.
Desafortunadamente el panorama no es alentador, se viene literalmente una horda de eventos nefastos en el andamiaje productivo y económico del país, una crisis pandémica que desestabilizará aún más los cimientos de esta lacónica sociedad, la brecha entre pobres y ricos cada vez será mayor.
El resultado será que habrá menos pero mucho más ricos y definitivamente un aumento garrafal de pobres, desapareciendo per se la clase media, esta cruda realidad amenaza con brotes, -casi que justificados- de revueltas, quemas, saqueos, porque finalmente para muchos dará lo mismo morir de hambre e inanición que de un virus letal, al que quizá algunos piensen que son inmunes, mientras que del hambre nadie pero nadie se escapa y digo que quizá es entendible porque si estas en casa viendo llorar a tus hijos porque no tienen un bocado de pan para saciar sus frágiles y larguiruchos estómagos, aparte te das cuenta que tu gobierno nacional y local no tiene ninguna respuesta para ti, que la sociedad millonaria y empresaria es indolente totalmente y que a los políticos de tu circunscripción tú y familia les vales “tres tiras de … papel higiénico” entonces no sé qué otro camino deberán tomar las masas en este país, esperemos no llegar a esas instancias que desafortunadamente se avizoran inexorablemente el horizonte próximo.
Estamos literalmente en un campo minado y tristemente en Bucaramanga quedamos huérfanos, el bullicioso empresario y exalcalde Rodolfo Hernández, no solo se enmudeció, sino que desapareció totalmente del escenario político, quizá consiente que la embarró con ese pupilo que designó porque no ha dado pie con bola.
El discurso de Hernández hizo creer a muchos que él era la solución que necesitaba esta ciudad, una especie de Mesías que venía a salvarlos de los corruptos, se vendió como vocero de los pobres siendo quizá uno de los hombres más ricos de la ciudad, se mostró como benefactor al punto que sueña aun con ser Presidente de esta adolorida Nación, sin embargo, en tiempos de crisis y alta sensibilidad como este, el anciano brilla por su ausencia, no se ha compadecido de los pobres pese a que se había embuchado con tantas promesas politiqueras, en fin, comento esto para no olvidar.
Por otro lado, la extensión humana de Hernández en el poder local, no ha sabido que hacer, no se ha apersonado de la situación como debe ser y está perdido en la pandemia, esto acaece mientras el abultado número de concejales que los secundan también están inertes, resultaron excelentes críticos, pero solo de aquellos que no son de su querer, hoy deberían estar alzando sus banderas en contra de la evidente parsimonia de la autoridad local, pero prefieren mirar para otro lado y hacerse los locos, porque solo ven errores y defectos en las gestiones de los contendores y no de sus amigos, están peor de a quienes critican.
Hoy tienen el poder, hoy gobiernan, hoy están al mando, tienen el volante, tienen el lapicero y se convirtieron en marionetas, en segundones, en críticos que no critican y por eso hay que criticarlos.
*Abogado, Especialista en Derecho Penal, Especialista en Derecho Procesal Penal y Magister en Derecho Penal y Procesal Penal.
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