Por: José Gabriel Giratá Pico/ Lo que hace pocos meses comenzó como una aparente euforia del discurso del presidente Petro ante la multitud en la plaza de la resistencia en Cali y que muchos interpretaron como una cortina de humo para tapar la incompetencia del gobierno nacional y de paso un despropósito sin asidero jurídico hoy empieza a amenazar seriamente la institucionalidad del país.
Parece que ya está cantada la reforma constitucional, con mayorías o sin mayorías en el Congreso, con formalidades o sin formalidades, con criticas o sin estas; el gobierno ya dejó ver que va tras la Asamblea Nacional Constituyente, so pretexto ahora de cumplir los acuerdos de Paz con las Farc y para reforzar, acordando ahora “un gran acuerdo nacional” con el ELN, luego de que el excanciller Álvaro Leyva que la constituyente se sustenta precisamente en el acuerdo de la Habana.
Al respecto, el expresidente Santos, quien lideró la firma de los acuerdos, enfáticamente lo calificó como un absurdo, dejando claro que una constituyente solo se podría ser convocada usando los procedimientos de nuestra Carta Política de 1991.
El Nobel de Paz, además dejó claro, que precisamente la idea de una constituyente en el marco de los acuerdos fue una de las líneas rojas que se mantuvieron en la negociación con las Farc y advirtió que “cualquier intento de hacerlo por otra vía, se enfrentaría con el poder legislativo, con el poder judicial, con las fuerzas armadas y con la gran mayoría de los colombianos”.
Otra de las voces con autoridad para hablar del tema, es el senador Humberto De La Calle, quien fuera el jefe negociador del Gobierno Santos con las Farc, y quien no dudó en refutar esa propuesta del actual gobierno, dejando claro que no se acordó en este proceso una convocatoria a una constituyente como lo quiere hacer ver ahora para tratar de legitimar la propuesta de modificar la Constitución.
También se han pronunciado ya otros lideres nacionales, jefes políticos y los expresidentes César Gaviria, Álvaro Uribe, Iván Duque y Ernesto Samper, todos en una sola voz rechazado esa propuesta de constituyente justo por esa vía amparada en el anhelo de paz de los colombianos, violando el mandato constitucional.
Pero lejos de las posiciones políticas y las opiniones de los líderes políticos nacionales, es importante revisar que ha dicho la Corte Constitucional al respecto.
Justamente la Corte Constitucional ha dejado claro que las normas transicionales o de implementación del Acuerdo Final no pueden sustituir el orden constitucional vigente; y que al contrario se debe respetar el marco constitucional “estable y legítimo”.
Si bien se busca desarrollar la paz, que está consagrada en el artículo 22 de la Constitución como un derecho, un deber y como uno de sus objetivos principales, esta tiene límites constitucionales, así lo afirma el alto tribunal de justicia encargado de velar por el respeto y el cumplimiento de la Constitución Política, como la norma más importante del país.
Justamente, la Corte Constitucional, para prevenir la sustitución de la Constitución, a través de “reformas constitucionales inconstitucionales”, consideró y delimitó varios elementos claves, entre ellos, que el Acuerdo Final no es parte de la Constitución y que tampoco tiene la fuerza per se dé una norma de rango constitucional, ni se incorpora al derecho interno por medio de una ley.
Así mismo, que el Acuerdo Final, si bien es considerado política de Estado por los próximos doce años, no tiene estatus normativo en sí mismo; por lo que se requiere de desarrollos normativos por las ramas legislativa y ejecutiva, órganos estatales que deben cumplir de buena fe con lo establecido en el Acuerdo Final.
Entonces, si es muy clara las normas constitucionales y la posición de la corte constitucional frente al tema, si jurídicamente se requieren de formalidades expresas consagradas en la misma carta política, por qué el gobierno, que dice ser demócrata y respetuoso de la ley y de la institucionalidad de país insiste en este despropósito.
Que se quiere una constituyente para cumplir los acuerdos, para hacer las reformas que el legislativo no aprueba, que el presidente no quiere reelección, pero ya los “petristas” salieron a decir que el presidente no, pero que ellos sí y que el pueblo sí quiere y si se recuerda la frase del presidente, de que el llega hasta donde el pueblo quiera, son más que señales claras que deberían alertar a la democracia colombiana. Lo anterior, muy al estilo de “no diré nada, pero habrá señales”.
Ahora el mandatario, insta al Congreso a tramitar su convocatoria y de paso le advierte que de no hacerlo, el poder constituyente, tarde que temprano, lo hará. Quién es el poder constituyente según el presiente? Ya el gobierno radicó el proyecto de ley para que el Congreso le dé el trámite legal y formal?
Muchos dirán que son más cortinas de humo para tapar los escándalos de la UNGRD, que el presidente quiere anticipar la contienda presidencial, que es parte del debate nacional que siempre quiere poner el presidente, si, puede que sí, pero de paso, también puede ser una advertencia, una crónica de una constituyente anunciada.
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*Exalcalde de Encino. Conductor del Programa de José Gabriel de Corrillos.
ja payaso porque no esta en la actual mermelada, ahora si es malo el gobierno en el cual también alcanzó a gobernar.