Por: Sergio Julián Santiesteban Herrera/ Quiero iniciar con esta frase de mi autoría como título para esta columna, en aras de concientizar y propiciar una reflexión en todos y cada uno de nuestros lectores.
¿Qué es el ser? Es el individuo o persona que desde que nace hasta su edad presente se ha apropiado de unas normas, costumbres, idiosincrasia, mañas, manías, que permiten describir su carácter, modo de ser, su comportamiento desde la ética, la moral, su lenguaje basado en su léxico independientemente del estrato social.
Porque la palabra humildad no es pobreza y la palabra rico no es riqueza.
Rico para mi significa quien tiene presente en su pensar, actuar, comportamiento y expresarse ante los demás con valores éticos y morales, es decir una persona temerosa de Dios.
Quien diferencia lo bueno de lo malo, que razona con sentido común, siendo este una carta de navegación entre la sociedad, que se desglosa de los Mandamientos de la Ley de Dios.
De lo bueno debemos apropiarnos y de lo malo, tener lo en cuenta para no incurrir en ello.
Pobre es aquel que no tiene a Dios en su corazón, es decir en su mente y acciones, por eso se dice un pobre diablo a quien vive tentado de hacer el mal.
Solamente cada quien toma el camino a seguir, porque nos dieron el libre albedrío, la libertad y sabemos que si de ella no hacemos buen uso. Pasa al libertinaje siendo esta el extremo que conlleva a hacer las cosas fuera del límite de la moralidad, vulnerando todo, desde la ética y los valores del ser humano.
Ahora bien, les pregunto: conocedores de la verdad, de los valores que debe tener cada uno de nosotros, ¿cuándo es que vamos a reflexionar, tomar conciencia de que es lo que queremos para nosotros mismos, nuestros hijos, familia, porque como núcleo familiar la familia es sagrada, la lealtad, obediencia, amor, solidaridad, ayuda mutua, el impartir lineamientos como conductas que fortalezcan ese vínculo sagrado siendo la base fundamental de toda sociedad?
Nuestro mundo es nuestra familia, nuestro entorno, nuestra sociedad en la cual estamos inmersos y debemos vivir en armonía para que viva y reine el amor, la salud física y mental, así mismos esa relación fraterna, donde los sueños se proyectan, se sueñan para hacer realidad con esa fuerza positiva amparada en la esperanza de lograr nuestros triunfos y éxitos al alcanzar la prosperidad de ver cumplido un sueño hecho realidad.
Mi mundo cambia si yo cambio, solo cuando tomamos pequeñas acciones para generar el cambio, las decisiones se piensan para determinar acciones que encaminan un cambio y este puede ser radical o paulatino y al mirar atrás después de alcanzar la meta es que vemos que ante lo difícil o traumático valió la pena hacer el cambio para poder lograrlo.
Se que muchos están pensando, cuando tomaron esa decisión de estudiar, emprender un negocio, trabajo, matrimonio, viaje… o de dar un giro de 180° a su vida; no fue fácil, pero tampoco fue imposible, todo lo podemos hacer si se trazan metas, se sueña, se desea, lo más difícil es dar el primer paso, el emprender, el iniciar, pero después facilita y propicia las ganas de realizar nuestros sueños, deseo, anhelos, proyectos.
Yo quiero hacer una extensiva y respetuosa invitación, a todos quienes, siendo mayores de edad, personas adultas; ¿cuándo es que vamos a actuar y ser responsables con los destinos de nuestra sociedad, siendo estos los que lideran y encaminan nuestra sociedad llamada país? ¿Cuándo?
¿Cuándo es que vamos a dejar de actuar irresponsablemente por las decisiones de quienes nos gobiernan? La política es el arte de servir al pueblo, pero si seguimos dejando el país en manos de quienes nos brindan una dádiva a cambio, eso no es gratis, gratis es que les entregamos un cargo público por nombramiento de elección popular.
El precio por el cual se vende la ética, la moral y los valores en primera instancia de quien vende su voto o cambia por una dádiva es insignificante para el valor que tiene la toma de decisiones frente a la determinación de nuestros gobernantes, de los entes territoriales, empresas… siempre del Estado y del sector privado también están negociando sus cargos a cambio de dinero y favores personales, actuaciones donde la moral , los principios éticos y morales se dejan a un lado y después es que se desatan los actos inmorales.
Todo trabajo, labor, arte, oficio, profesión, genera una remuneración económica, de tal manera que así mismo con respeto se debe cobrar como pagar o cancelar.
La palabra aún tiene mérito de respeto cuando los valores del ser son su ejemplo de cumplimiento, de lealtad y solo quien tiene la principal carta de navegación que nuestro señor Jesucristo nos dejó, honra sus palabras con su forma de ser, actuar y pensar.
Los Mandamientos de Dios
Quizás gracias a la inmensa sabiduría que Dios nos dio al crearnos a imagen y semejanza, nos sentimos dioses en la tierra, eso no es malo si seguimos a Dios como sus verdaderos discípulos, yo quise ser sacerdote a la edad de 14 años, luego ya habiéndome casado y con mis dos hermosas hijas, lamentablemente digo divorciado, a la edad de 35 años aproximadamente, pero sé que no necesitamos ser sacerdotes, pastores, para ser cada día más hijos de Dios, recuerden que rico es quien tiene a nuestro señor Jesucristo en nuestra mente y acciones.
1- Amarás a Dios por sobre todas las cosas.
2- No tomarás el Nombre de Dios en vano.
3- Santificarás las fiestas en nombre de Dios.
4- Honrarás a tu padre y a tu madre.
5- No matarás.
6- No cometerás actos impuros.
7- No robarás.
8- No darás falso testimonio ni mentirás.
9- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10- No codiciarás los bienes ajenos.
Si leemos detenidamente cada uno de los diez mandamientos, podemos ver que de ellos se desglosan en los manuales de convivencia, código de trabajo, normas, reglamentos internos, etc.
Me pregunto, porque si laborando en una empresa, estudiando, nos presentan un texto con una gran extensión de normas y las leemos y tratamos de explicar, de socializar y sentimos temor de incurrir en una falta de ellas, que nos pasen un memorando, que obedezca a un despido laboral u otra sanción; porque no sentimos temor de incumplir a los mandamientos de Dios.
Será que es porque sacaron la religión y por ende la ética, moral, los valores de los colegios, de los hogares, empresas, de los diferentes estamentos, de los entes públicos, de la vida cotidiana, civil, pública, política, de los recintos sagrados del poder Legislativo y ejecutivo; ahora si estamos entendiendo que es lo que está pasando en nuestra sociedad, desde las familias, barrios, municipios, departamentos y país y el mundo en general.
Que no tenemos a Dios presente en nuestra mente, por eso es que no tenemos un corazón dulce, tierno, comprensivo con carácter basado en los valores éticos y morales que surgen del amor de DIOS vivo en nuestra mente, estamos perdiendo el alma, estamos perdiendo la vida presente.
¡Nunca es tarde para cambiar, reflexionar, reconocer, buscar a Dios es nuestra salvación!
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*Mecánico de mantenimiento de plantas industriales y docente industrial.
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