Por: Carmen Elisa Balaguera Reyes/ Un incidente el primer día de este año, permitió evidenciar como una acción de cultura tradicional pudo llegar a generar una riña muy fuerte entre sus protagonistas. Por un lado, la razón de unos contra el sentir de otros.
Preguntarnos , ¿para qué han servido los fuegos artificiales? Para alegrar las fiestas en los lugares que siempre han optado por ellas. Para otros, es una manera de quemar dinero, no les gusta y eso es respetable.
Los inicios de la pirotecnia se inician en China. “Un monje chino llamado Li Tian, quien vivía cerca de la ciudad de Liu Yang en la provincia de Hunan, se le acredita la invención de los fuegos artificiales hace 1.000 años. Los chinos celebran la invención de los fuegos artificiales el día 8 de abril…”
La historia cuenta como el mundo se ha maravillado una y otra vez con los efectos luminosos en el cielo, una buena recopilación la encontramos en el link donde nos cuenta la curiosa historia de los fuegos artificiales. (Ver)
En Colombia varias industrias han alcanzado niveles de grandes productores entre otros como Torero en Cali, Vaquero en Bogotá y Mariposa en Santander.
He clasificado cuatro familias de polvoreros: Los productores, los comerciantes, los que la utilizan y la última es la que se viene constituyendo en combatirla desde los medios de comunicación y desde el Congreso de la República, las familias que no quieren más pólvora en las fiestas.
Los productores han venido recibiendo este legado desde sus antepasados, no se saben más que hacer, sólo mezclar sustancias y hacer productos que les permitan seguir promoviendo para una industria que se niega a desaparecer.
Este fenómeno se definió en el año 1995, varios fueron los parlamentarios que se unieron a la voz de algunos mandatarios locales que impulsaron prohibirla definitivamente, pero hoy 24 años después no fue mucho lo que pudieron alcanzar.
El Estado se ha caracterizado por decirle a muchas empresas que sus productos no pueden seguirse promoviendo y de tajo deja sin trabajo a muchos como ocurre con esta industria, no se les da una salida a estas personas para que se capaciten en otra labor y que llevan implantados en su génesis la producción.
A los productores los rige el Ministerio de Defensa y nunca se dirige la acción para que ellos participen en el quehacer. Los permisos le son entregados a las grandes empresas y estas se encargan de vender la mercancía a la familia de los comerciantes.
A esta le corresponde la tarea de distribuir y poner en venta los artículos en las ciudades y municipios, pues la venta no está prohibida, está regulada; pero se tiene el gran inconveniente que casi todos los compradores para la reventa de los productos no miden las consecuencias de sus actos y no preparan al comprador final de cómo utilizarla con todas las medidas de prevención.
La familia que compra y quema lo hace porque tradicionalmente no puede pasar fiesta sin ver los hermosos destellos que produce la pirotecnia, pero a esta familia se agrega los empresarios de las fiestas que vienen animándolas con volcanes y productos de última tendencia como la pólvora fría.
La familia ambientalista hace llamado de que con la pólvora de ruido (totes, pañueletas, pitos, martinicas, voladores entre otros), son muchas las personas con capacidades disminuidas y los animales que sufren por la acción de estos elementos.
En el Congreso nuevamente se revive la prohibición en Colombia de la pólvora, amanecerá y veremos dijo el ciego, ya que la sociedad se encuentra dividida en su opinión, es cultura, es costumbre o como dijo Orlando Beltrán Quezada: “Reacción violenta de una colectividad que se divierte con estruendo y explosiones propias de bárbaros, a costa del pánico y la muerte de inocentes animales silvestres y domésticos, del miedo de niños y ancianos y del terror de asperger y autistas hipersensibles”.
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