Por: Andrés Negrete/ Representa un reto, el deber por excelencia, el servicio a la patria, el servicio al pueblo; exalta en quien la preside orgullo y gozo; así es, deseada, codiciada, llena de preocupaciones y una que otra satisfacción, pero, sobre todo, incomprendida es la Presidencia de la República.
Tan perseguida será siempre, que a la publicación de esta columna he contado alrededor de veintiocho pre candidatos, más o menos; ¿Qué significa en esta época tan compleja y con tantas vicisitudes que, existan tantos parroquianos aspirando a ser candidatos presidenciales? Pues, no se. Sin embargo, creo entender que la carrera por la presidencia resulta ser un atractivo político muy grande, sino fuera así, no existirían tantos candidatos y tan variados, al punto que convergen aspirantes de todas las esferas y posturas ideológicas que resulta un tanto enredado entender la dinámica política, pero, hagamos el esfuerzo; en estas líneas mi opinión, acompáñeme.
Históricamente, nuestro país ha estado divido en varias posturas, el centro, la izquierda, la derecha; sin embargo, personalmente creo que existe la centro izquierda y la derecha. Y usted ciudadano, tendrá posturas de una u otra o quizás de ambas, pues, nadie se matricula radicalmente en una. Lo anterior, es debido al cambiante mundo que nos rodea, uno día creemos en esto y luego en lo otro, porque así es el ser humano y en materia política el tema es bien gaseoso, veamos: tenemos alrededor de veintiocho, quizás más o menos, pre candidatos a la presidencia, todos han sido parte de diferentes gobiernos, lo que muestra que nos encontramos ante dos bandos: La centro izquierda y la derecha.
Aunque vivimos en un país polarizados por las diversas posturas de nuestros dirigentes, hoy es apenas atenuada dicha polarización, pues, se trata más de personajes y no de políticas públicas, sin embargo, vemos tendencias marcadas por un ideario ideológico de centro izquierda y derecha: en la primera, Gustavo Petro, Roy Barreras, Armando Benedetti, Alejandro Gaviria Uribe, Jorge Enrique Robledo, Camilo Romero, Carlos Andrés Amaya, Sergio Fajardo, Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán y, en la segunda, Rodolfo Hernández, Mauricio Cárdenas, David Barguil, Federico Gutiérrez, German Vargas Lleras, Alex Char, Oscar Iván Zuluaga, Enrique Peñalosa, María Fernanda Cabal, Paola Holguín, Ernesto Macías, Carlos Felipe Mejía y Rafael Nieto.
Con lo anterior, no quiero significar que, si gana uno u otro el país caerá en la desgracia, ¡No! Sin embargo, la agenda presidencial traerá en mi sentir, una línea marcada por un paquete de reformas o, por el contrario, continuismo en el incomprendido arte de gobernar. Y así es, por varias razones: el congreso tiene un papel fundamental en la aprobación de las leyes y si éste es mayoritario en una postura política, serán estos quienes decidan el rumbo del país, claro, claro, con todo lo que conlleva tramitar una ley en el congreso, con las componendas y demás; entonces, el papel del presidente será trascendental a la hora de llevar a cabo estas reformas, pues, si gana la centro izquierda, veremos una puja entre el congreso y el presidente para llevar a cabo las reformas y si gana la derecha, la pugna se dará pero no será tan marcada como la primera pues en esta hay más intereses de por medio que ideología política.
Lo cierto es, el nuevo gobierno debe impulsar con urgencia una agenda de reformas, Laboral, Salud, Partidos Políticos, Justicia, Educación y Tributaria; pero, sobre todo, deberá hacerle frente a la reactivación económica solicitada con urgencia por los diferentes sectores empresariales, combatir la crisis de empleabilidad que se presenta en todos los rincones del país y, además, hacerle frente a la instalación del congreso y los intereses que se fraguan con la posesión de este.
No será sencillo gobernar a Colombia, se necesita la convergencia de diferentes sectores sociales, políticos y económicos para encontrar de manera urgente el mejor camino para salir de la crisis que vive nuestra patria; el nuevo presidente tendrá como reto: devolverle la confianza al pueblo en nuestras instituciones, combatir el cambio climático y proteger el medio ambiente, encauzar el papel del estado hacia la redistribución de la riqueza y la generación de equidad, reformar los tributos hacia un sistema más progresivo y la eliminación de exenciones e inequidades, establecer un programa social de asistencia y prioritario, promover la consolidación del sector privado y la sociedad civil entendida esta como motor de transformación social y económica, encausar el fortalecimiento e independencia de los entes de control en la lucha contra la corrupción, impulsar una reforma estructural al sector rural e impulsar la actualización del catastro multipropósito en aras de fortalecer la titulación de la tierra, fortalecer la seguridad como motor del ejercicio de las libertades y derechos.
Cuidado con el 2022, está en juego el futuro de nuestro país y nuestro presente; reitero, hay que salir a votar.
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