Por: Ruth Stella Catalina Muñoz Serrano/ El poder ha sido un concepto derivado del dominio, acuñado a quienes mueven cielo y tierra por que sus intereses sean resueltos, encontramos personas que quieren cumplir sus deseos y sus metas, enfocándose solamente en acomodar todo a lo que necesitan y Lamentablemente estamos hablando de un proceso que tiene al muchos años de suceder y que también hemos normalizado,
Para nadie es un secreto que con el dinero ilegal que se mueve en los países se puede pagar incluso la deuda externa y no estoy insinuando hacer aún lado la moral, solo que efectivamente es lo que sucede y como diríamos coloquialmente «es lo que hay«, pero, ¿por qué nunca hemos hablado del tema abiertamente?
Porque es que se siguen presentando tantos problemas de orden social y económico, la violencia no cesa, aunque se propongan muchos tratados de paz, nada parece mejorar y es mucha la fe que nos mantiene creyendo aún en que si va a pasar.
Quizá esa fe ha estado puesta en lo bueno que hay aún en los seres humanos, porque lo hay; solamente que incluso trabajar en que las personas sean transparentes hace que esta sea una herramienta de doble filo, no todos estamos dispuestos a mostrar lo bueno y lo malo, sin esperar algún reproche o de acuerdo con este siglo, sin recibir «haters» que no estén de acuerdo.
Es algo complejo hacer el bien, ¿no?
En un mundo donde está bien mentir, está bien hacer daño, minimizar a otros, está bien hacer a medias las cosas, por eso, es que cuesta tanto soñar y esperar que se cumplan esos sueños para quienes han sentido que no tienen esas herramientas de vida.
Finalmente, todo vamos detrás de poder resolver nuestras propias necesidades y cuando vemos que nadie hace nada por sanar esas injusticias nos la tomamos de nuestra mano.
Tampoco ese diálogo está basado en un silencio o represión de nuestros derechos, precisamente el fin es poner en consideración los deberes y hacer el bien.
Solo es cuestión de una pequeña decisión, que está centrada en dar un paso adelante, de hecho, el himno de Santander lo dice “ni un paso atrás”, como si quien lo escribió entendiera también el contexto general de la forma de vivencia en el país, como sociedad, como personas y como familias, puesto que el individuo no está separado de la forma cultural en que se ha cimentado la sociedad, es así, como el seguir caminando con todo y problemas y problemáticas, ya no es solo la forma de valentía sino precisamente, el deber ser, ojo, el deber ser no es muerte, violencia o sacrificio, porque se ha creído erróneamente que para alcanzar se necesita tener también, pero no interesadamente, sino tener un anclaje, tener un empleo, tener redes de apoyo emocionales, el tener no solo puede ser visto como un concepto de poder, sino debe ser visto como un proceso de construcción en el que se conocen los sueños y se establece la ruta para cumplirlos, una ruta sana, saludable y también, que desde el prisma de respeto permee una sociedad cimentada en el dolor.
¿Cuál es el paso que vamos a dar para ser más íntegros cada día?
Da el primer paso para que tu presente, sea el futuro que tanto anhelas.
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*Docente, Psicóloga (UNAD), Especialista en Gerencia de Proyectos (Uniminuto), Maestrante en Psicología comunitaria (UNAD).
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