Por: Reinaldo Pérez Flórez/ En este año 2019 los ciudadanos hemos sido testigos de innumerables hechos violentos en nuestro país , es comparado con el año 1989 donde fueron asesinados candidatos presidenciales, líderes sociales, gracias a la guerra frontal en contra del narcotráfico dada por el presidente Virgilio Barco, hechos que transformaron la historia de nuestro sociedad, la violencia era generada por las acciones del Estado, la de los grupos al margen de la ley y la violencia política; en este momento, la peor de todas es la que estamos ejerciendo sobre los demás, nos hemos vuelto más violentos que de costumbre, somos violentos, omisivos, sobre todo cuando nos apartamos de las discusiones éticas y morales, a las que nadie pueden seguir siendo indiferentes.
Cuando nos apartamos de esas discusiones, olvidamos lo grave que está pasando en nuestra sociedad, nos montaron en una película llamada: la guerra frontal en contra de la corrupción, desafortunadamente los resultados no son los esperados por todos, al contrario, nos convirtieron en ciudadanos más violentos, muchas veces incapaces de escuchar al otro, somos excesivamente reaccionarios para defender nuestras ideas, pero todo queda ahí, son pocos los que se ocupan de los asuntos de fondo, y para esto formulo esta pregunta.
¿Alguien recuerda si alguna vez en Santander, las dos autoridades administrativas más importantes tanto alcalde de su capital como su gobernados, no hayan podido terminar sus periodos constitucionales? Sembramos indiferencia, y los líderes populistas nos dan los insumos, miedo secundado con acciones violentas.
Hasta hace poco tuvimos al Ingeniero de la moral administrativa como alcalde, dijo que había pagado lo que los demás se habían robado, “miente”, refinancio la deuda, pago intereses, y la ciudad debe lo mismo, golpeo a un funcionario público, en EE.UU. eso es un delito federal, según una queja en la DEA tiene uno que otro dólar de dudosa reputación.
Las “indelicadezas” familiares metieron a la ciudad en un proceso administrativo en el cual salimos bien librados gracias a la honestidad de personas como el abogado Cesar Fontecha y el Ingeniero Abelardo Durán, perseguidos y criminalizados por el ingeniero de la moral administrativa, todo por haberle dicho la verdad a la ciudad, vinculados injustamente a un proceso penal, por unos hechos que ellos mismos habían denunciado, en los que vinculaban directamente a la familia del exmandatario.
La indiferencia mata, y eso fue lo que nos sucedió a todos finalizando la década de los 80, fuimos indiferentes con la injusticia, con la violencia administrativa y no son tiempos de los cuales nos debamos enorgullecer, son comportamientos que desafortunadamente fueron legitimados por más de 140 mil electores en nuestra ciudad, (están en su derecho), decía Juan Domingo Perón: “Señores: el pueblo ha de equivocarse muchas veces pero, desgraciadamente, es la única escuela que los va a enseñar a elegir bien, porque si se los elijo yo, no aprenderán nunca a elegir a sus hombres”, doctrina populista y paternalista que nos entregó como mandatario de la ciudad, nuevamente a otro ingeniero, “Teoría de los Afectos”.
Pero en la gobernación no fue diferente, Santander gracias a la nueva economía de emprendimiento (Tamales 20 mil pesos) el exgobernador de los santandereanos Didier Tavera tampoco pudo terminar su periodo constitucional, después de mutuas condecoraciones y reconocimientos con el actual gobernador Mauricio Aguilar una de las altas cortes del país le dio casa por cárcel, según el tribunal, gracias al cuestionado manejo que se les dio a los recursos para la alimentación de los niños en Santander.
Con lo que no podemos ser indiferentes es con la forma en la que intentan tener el manejo de la Contraloría Departamental, y el elegido era Pablo Cesar Díaz Barrera, hermano del hasta hace poco Secretario de Infraestructura de la Gobernación de Santander, una de las carteras más importantes y de mayor presupuesto del departamento.
No es casualidad que el Diputado Luis Eduardo Díaz Mateus, primo de los hermanos Díaz Barrera, pagara con recursos públicos el concurso de Contralor en la UNAB donde Pablo Cesar Díaz Barrera quedara de primero.
La ciudadanía no puede seguirse apartando de estas discusiones éticas y morales que golpean la institucionalidad y el equilibrio de poderes, con mandatarios que pretenden ser jueces, fiscales y entes de control, todo para seguir fortaleciendo sus intereses particulares, a partir del 2020 comienza otro periodo constitucional para los nuevos mandatarios, salgamos del libreto y ocupemos los espacios que nos pertenecen como ciudadanos, para que la indiferencia no nos siga convirtiendo en coautores de la corrupción.
La palabra “artefactos peligrosos”, en pocas manos, terminan siendo instrumento para dominar a mansos rebaños.
Agradezco a esta casa periodística, que este año me permitió ser parte de estos 300 profesionales formadores de opinión, que no hemos sido indiferentes a la realidad administrativa de la ciudad, respetando y escuchando la verdad de cada persona.
Feliz 2020 para todos.
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