Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Existen personas con una energía y una ilusión que supera cualquier expectativa inicial y que muestran más ganas de vivir que otras con menor edad, solemos medir la edad de una persona por su apariencia: la forma de vestir, su peinado, sus arrugas… Y, sin embargo, a veces nos sorprende encontrar a alguien cuya vitalidad e ilusión no sabemos encajar con sus años.
Nadie se escapa a los complejos que la edad acapara sobre todo en la piel: el cuerpo cada vez aguanta menos, el cansancio es mayor, etc. En muchas ocasiones el tiempo pasa sin que nos demos cuenta y, al reaccionar, quizá vemos que no hemos hecho todo aquello que llevábamos años planeando.
De repente pasamos de los 15 a los 25 de un plumazo, y lo mismo a los 30 y a los 40 y a los 50… Por eso siempre es el momento de tener ilusión, midamos y vivamos la vida en ilusiones, revisemos esos proyectos que hemos dejado a medias o los sitios que aún no hemos visitado. Nunca es tarde: mientras haya ganas, habrá posibilidad.
La edad además de física también es de enfoque, de prisma, no nos centremos en lo débiles que vamos haciéndonos, vivamos la energía que nos queda y redoblemos esa energía, si creemos que por algunas arrugas en nuestro rostro ya no merece la pena seguir ilusionándonos, cuanta equivocación en ese actuar.
Si miramos hacia atrás; y revisamos los pasos que hemos dado para componer nuestra vida y como hemos guiado a los nuestros a empezar de componer la de ellos, nos motivara a seguir adelante, y a seguir siendo jóvenes de espíritu, con los años que tengamos, y hagámoslo hasta el último aliento.
Puede que las arrugas muestren esa edad física de la que hablamos, pero la edad mental permite que sigamos disfrutando de todas las oportunidades que tengamos a nuestro alcance y en lugar de estancarnos en lo que hemos vivido, es estupendo mirar cómo poder aplicar esas experiencias a otras nuevas que estén a punto de llegar.
Las arrugas, en definitiva, son las dos caras de una misma moneda: nos hacemos mayores en la superficie, hemos vivido más para saber ser libres de complejos, cada día que empieza es un folio con algunas indicaciones, pero en el que lo esencial está por escribirse, hagamos planes que tengan el poder de darle valor a los nuevos recuerdos, esos que serán el mejor bastón para sostenernos cuando las fuerzas de nuestras piernas fallen y queramos ayudar a los que, como quien dice, acaban de nacer.
No perder ese ímpetu es muchas veces una inspiración también para aquellos que nos rodean: en nuestros hijos o nietos tenemos mucha más influencia de la que pensamos, demostremos que la edad puede ser una mera cuestión de actitud.
Hacernos mayores es inevitable, pero envejecer es decisión de cada quien, me da rabia y me dio mucha, cuando cumplí los 40 y alguien me dijo estás en la crisis de los 40” lo mande ya saben dónde, pero ver hoy, como se habla de la crisis de los 30, de los 20 y así sucesivamente, el problema es ver que hay gente que se lo cree y de seguro que pronto saldrá el manual de autoayuda para la “crisis de los 12”, y no se rían, porque, al paso que vamos, estamos muy cerca de ese día.
Para mí sumar años, es sumar experiencias, tanto positivas como negativas, somos producto de años de aprendizaje, de equivocaciones, de alegrías, de decepciones, de sorpresas y aceptaciones, sumar años es la cosa más bonita del mundo.
Sumar un año más nos demuestra que haya pasado lo que haya pasado en ese año anterior, seguimos aquí, firmes al pie del cañón, y por otros 20 años más.
Dejemos a un lado las arrugas, sonríanos, y como dice Anna Magnani: “Déjenme todas las arrugas. No me quiten ni una. He tardado toda una vida para procurármelas”.
La nostalgia es bonita, claro que sí, ese estado de melancolía nos lleva y nos retrotrae a momentos pasados preciosos, pero ya está; recordémoslos con cariño, y estemos agradecidos de haberlos tenido, porque nos hacen ser quien somos hoy.
Cuando cumplamos años festejémoslo por todo lo alto un año más, es un año más, así que celebrémoslo con esas personas que están con nosotros día tras día, sin dudar, sin trastabillar o alejarse, hagámoslos partícipes de que, si tenemos un año más, ellos han contribuido a que lo cumplamos así de bien.
Lo divertido que es celebrarlo con la gente de siempre, viéndoles cómo han cambiado o recordando anécdotas pasadas, riendo y disfrutando. ¿De verdad cambiaríamos estos momentos por anteriores?
Tomémonos cada año como una medalla de guerra, como una condecoración, cada año nuestro es una victoria, y las victorias se celebran, celebremos cada lucha y batalla contra nuestros miedos e inseguridades.
“Envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”: Ingmar Bergman.
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*Profesional en Mercadeo
Twitter: @heraldoru
El envejecimiento es una parte natural de la vida y una oportunidad para adquirir sabiduría y experiencia, en Proverbios 16:31 se dice que «Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia». En Levítico 19:32 dice : “Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor”…Envejezcamos con dignidad ya que Envejecer puede traer consigo tanto dificultades como retos y oportunidades. Sin embargo, en mi caso considero que cumplir años siempre debe ser un motivo de alegría. Gracias …Excelente.