Cada año, el primero de mayo es símbolo del Día Internacional del Trabajador, dedicado a honrar a la clase trabajadora y sus contribuciones a la sociedad. Este 2021, segunda cita en pandemia, miles de ciudadanos salieron a las calles de varias ciudades del mundo, pese y debido a las restricciones por Covid-19.
Las reivindicaciones a favor de una mayor protección y remuneración durante la crisis sanitaria ocuparon el centro de dichas manifestaciones, tradicionalmente organizadas por los sindicatos.
Mientras que en la víspera, la Organización Internacional del Trabajo sentenció que, después de un año de pandemia, se observa cómo esta «ha devastado el mundo del trabajo, destruyendo empleos, empresas y modos de vida, llevando a millones a la pobreza y haciendo que retroceda el desarrollo global».
En Francia se reclamó una «solidaridad justa»
En el caso de Francia, los manifestantes reclamaron una justicia social y económica, además de expresar su oposición a los planes del Gobierno de Emmanuel Macron de modificar las prestaciones por desempleo.
«Un montón de dinero va para los que tienen mucho y menos para los que no tienen nada, como refleja el plan de reforma del seguro de desempleo que queremos que se elimine», criticó Philippe Martínez, jefe del sindicato CGT.
A los sindicalistas y estudiantes se unieron miembros del movimiento de los ‘Chalecos amarillos’, que hace tres años iniciaron una oleada de protestas antigubernamentales, así como trabajadores de sectores muy afectados por los cierres, como es el caso de la cultura.
La marcha en París inició sin inconvenientes hasta que a primeras horas de la tarde hubo algunos choques y la policía reprimió para disuadir a los manifestantes más violentos. Los agentes realizaron 34 detenciones en la capital, luego de que se incendiaran contenedores de basura y se rompieran las ventanas de una sucursal bancaria.
Se organizaron unas 300 concentraciones en otras ciudades como Lyon, Lille, Toulouse y Nantes. En esta última, los efectivos lanzaron agua contra los presentes. Del lado de Lille, el líder de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon, que planea desafiar al presidente Macron en las elecciones presidenciales del próximo año, acudió a las marchas. «Mi deseo para la clase trabajadora es que pueda liberarse del miedo a estar desempleada», declaró el político.
Concentraciones reducidas en Alemania
En la vecina Alemania, decenas de miles de personas también participaron en la celebración de este Primero de Mayo. Los sindicatos, en una versión reducida de sus habituales concentraciones, dedicaron este año su mensaje a la «solidaridad» entre empleados, para durante y después de la pandemia.
El presidente de la Federación Alemana de Sindicatos, Reiner Hoffmann, reconoció así, en Hamburgo, que la solidaridad ha permitido «evitar lo peor» en esta época. No obstante, advirtió que la crisis está dejando «consecuencias sociales y económicas enormes».
En Berlín, la capital, la policía desplegó unos 5.000 agentes para controlar que se cumplieran las medidas de seguridad por el coronavirus e intervenir en caso de actos violentos.
Si bien, la situación a media tarde se desarrolló de forma «relativamente tranquila», según el portavoz de la policía berlinesa, Thilo Cablitz. A media jornada, tan solo se habían cursado 59 denuncias, en su mayoría por no atenerse a las medidas contra el virus.
Reino Unido: marchas contra una nueva legislación
Siguiendo con Europa, más de mil personas marcharon en el centro de Londres exigiendo que el Gobierno de Boris Johnson diera marcha atrás a una posible legislación que aumentaría los poderes policiales.
Con esta, el Gobierno británico buscaría dar a la policía el poder de bloquear las protestas no violentas que tengan un «efecto perturbador significativo» en el público o en el Parlamento.
Si bien, los manifestantes aseguran que no confían en que la policía los protegerá, sino que piensan que las nuevas leyes podrán dar a las autoridades más poder para evitar protestas políticamente incómodas. «Estoy muy asustada por el hecho de que quieran convertir la protesta en un delito por el cual se pueda detener», explicó por ejemplo la terapeuta Jade Rea, de 30 años. «No creo que haya ninguna justificación para ello, porque la idea de una protesta es interrumpir y llamar la atención de la gente sobre algo urgente», añadió.
Por su parte, la policía indicó que nueve personas fueron detenidas y que los agentes «seguían trabajando» con los manifestantes que se habían reunido en un parque del sur de Londres tras la marcha.
200 personas fueron detenidas en Turquía
Pero el récord de detenciones lo marcó Turquía. La policía turca detuvo a más de 200 personas y empleó también gases lacrimógenos contra otras para dispersar a los manifestantes de Estambul.
La gobernación de la capital informó así en un comunicado que 212 personas fueron arrestadas mientras intentaban entrar en la plaza de Taksim, que desde este viernes está sellada entre grandes medidas de seguridad. Otras fuentes sindicales y laborales aumentaron la cifra de detenidos hasta los 230.
Los detenidos fueron capturados cuando intentaban dirigirse a la plaza Taksim, llevando carteles a favor de la lucha obrera y gritando consignas como ‘Taksim no puede cerrarse a la gente’.
La plaza de Taksim es un lugar emblemático para el movimiento sindical turco tras los sangrientos incidentes del Primero de Mayo de 1977, cuando grupos ultranacionalistas abrieron fuego contra los congregados en la plaza, matando a 34 personas.
Los medios de comunicación locales informaron también de los esfuerzos de la policía para impedir que los periodistas filmaran las manifestaciones, citando una nueva circular policial.
Por su parte, la oficina del gobernador comunicó que a algunos sindicatos se les permitió celebrar actos con motivo de la fiesta anual, mientras que se detuvo a otros que se habían «reunido ilegalmente», violando el bloqueo.
Turquía adoptó esta semana un cierre parcial de 17 días, que incluye órdenes de permanecer en casa y el cierre de escuelas y algunos negocios, para frenar una tercera ola del virus que ha causado un número récord de muertes diarias en el país.
En Panamá se exigió inclusión
En esta efeméride, el telón de fondo en Panamá fue la tasa de desempleo más alta de los últimos 20 años, además de un debate nacional para reformar las pensiones. Con estos elementos, los sindicatos del país se manifestaron denunciando el «modelo excluyente que arrebata derechos laborales y de seguridad social» a la clase trabajadora, a la que pidieron unidad para lograr una nación «próspera para todos».
«Más de un año después de (iniciada) la pandemia, la clase obrera se moviliza para conmemorar el Primero de Mayo, que en Panamá nos toma en medio de una pandemia que se hace sentir con rigor en la lucha de clases», afirmó ante EFE Saúl Méndez, líder del sindicato de construcción Suntracs.
En el extremo latinoamericano, el Gobierno de Chile anunció que prevé poner en marcha un subsidio para nuevos trabajadores –un pago que se sumaría al salario–, con el fin de alentar las contrataciones en plena crisis. Para el fisco, la medida supondrá un desembolso de 248 millones de dólares, a la vez que podrá beneficiar a 500.000 personas en todo el país.