Por: Alexcevith Acosta/ Y la pregunta se hace porque logramos identificar, dentro de la organización de este gran evento de talla mundial, que se definieron 2 zonas: una zona azul y una zona verde en la zona azul se creó para que los tomadores de decisiones pudieran reunirse a nivel mundial y establecer cuáles son aquellas metas que el planeta, como tal, desde cada una de las regiones, desde cada uno de los países, tiene para poder reducir sustentablemente la aceleración depredadora del uso de los recursos naturales generando contaminación y efectos casi irreversibles como el Cambio Climático y por otro lado definir ruta de trabajo para proteger nuestra biodiversidad; pero todo lo anterior plasmado en charlas, conferencias, compromiso y entonces decimos: ¿Y luego qué sigue? ¿Dos meses después de ese 21 de octubre del presente año hacia donde caminamos los habitantes del planeta en esta tarea? ¿Y sobre todo como se organizan los gobiernos del mundo para ejecutar estas acciones?
Por otro lado, una zona verde abierta para la gente, donde más de 1.000 negocios verdes, más de 1.000 propuestas de soluciones basadas, derivadas e inspiradas en la naturaleza estuvieron presentes desde las diferentes regiones del país y de diferentes regiones del mundo, para contarle también al planeta qué se estaba haciendo y que se propone en la ruta de poder producir conservando y conservar produciendo.
Ahora bien, el desarrollo de estas grandes zonas azul y verde fue bastante positivo en términos de contenido, en términos de identificar qué es lo que deben hacer las comunidades, los países, las regiones, para detener esas acciones que hoy están afectando, producidas por todos los seres humanos que aquí habitamos y que, de una u otra forma, se impacta negativamente en el medio ambiente y en el desarrollo sostenible de nuestro hábitat.
Pero la pregunta interesante es: ¿Cómo abordar esos planteamientos que allí se hicieron para que se vuelvan tangibles? Somos un país, y seguramente ocurre en la gran mayoría de naciones, cargado de mucha normatividad, cargado de planes, cargado de estudios de diseños, siempre en pro y en procura de mejorar las condiciones de los habitantes, y de igual forma de la fauna, de la flora y, en general, de los ecosistemas que tiene nuestro planeta; ¿pero que tan buenos somos ejecutando esos planes y proyectos? Y resulta que las decisiones políticas en muchos casos son las que deben con voluntad ser capaces de enrutar y darles vida a estas acciones que en ocasiones se cargan de la burocracia mal definida y retrasan todas las buenas intenciones plasmadas desde lo técnico.
Sin embargo, tanta normatividad termina, confundiendo a las personas, y por ello lo que planteamos es buscar cómo, desde la simplicidad de la ejecución de las cosas, puede también aplicarse la agilidad para la ejecución de los proyectos, siendo esto un complemento para lograr hacer realidad cada una de las actividades y cada una de las tareas que tenemos desde el rol que ocupamos en nuestro ecosistema.
la invitación que se hace hoy, desde Santander, desde Colombia, desde la región latinoamericana para todo un planeta entero, es que logremos entender cómo las metas que se plantean en una conferencia tan importante como en la COP16 deben alineasen con cada uno de los planes de desarrollo, con cada uno de los planes de acción, con cada uno de los planes regionales ambientales que tienen las autoridades ambientales y los entes territoriales pero con proactividad y prospectiva aprovechando los recursos humanos, técnicos, ambientales, naturales y económicos que tenemos.
Causa curiosidad a quienes asistimos a la COP, que, desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de nuestro país, muchas veces las mismas Corporaciones, que son el brazo técnico y operativo, del ente rector ambiental en Colombia, no son tenidas en cuenta para que precisamente sean quienes articulen y alineen las metas allí propuestas. Vimos, entonces, como desde Asocars desde la Corporación del valle del cauca y otras Autoridades Ambientales, hubo la necesidad de tener un pabellón especial. Liderado por estas mismas, para poder contarle también al país qué es lo que se hace desde las regiones. Por eso, aquí la invitación es articular, realmente, aunar esfuerzos para que, en una misma línea positiva, se puedan desarrollar estas acciones que tanto requiere nuestra Tierra.
Vemos con frecuencia que todos estos planes que se elaboran, muy bien organizados por cada una de las entidades, muchas veces el costo que tenemos que pagar los colombianos es alto frente a la ejecución que se debe realizar.
Por citar 3 ejemplos sencillamente entendemos que, en una región como Santander, solo el 20% de los municipios cuentan con sistemas de tratamiento de aguas residuales. Pero vemos, por otra parte, cómo durante años se está tratando de aprobar los proyectos que darían una solución a esta situación, y más aún cómo, desde el gobierno nacional, desde el gobierno departamental y desde los municipios, la articulación de los recursos económicos muchas veces queda en veremos y se dilata para el desarrollo de las inversiones.
Otro ejemplo: sabemos que es necesario conservar todas las fuentes hídricas y prever que, en zonas de alto riesgo, no debe construirse o desarrollarse actividades que posteriormente, cada vez que llueve, nos inundamos, y cada vez que no llueve entonces nos morimos de sed; Sin embargo, la aplicación de esto siempre tiene unas decisiones políticas que, en muchos casos, atrasan o son mal planificadas perdiéndose la Inversión para el desarrollo de estas soluciones.
Por citar otro ejemplo, entendemos también que nuestros principales ríos, los cuerpos cenagosos, los páramos, todos los ecosistemas que tenemos deben ser conservados, y es una tarea que vienen haciendo las Corporaciones Autónomas Regionales en delimitar y en desarrollar los planes de acción para esta conservación, Sin embargo, la aplicación de los recursos siempre tiene talanqueras, y por ello muchas veces seguimos viendo cómo, a través del tiempo, se acrecienta cada vez más, desde el ordenamiento territorial a través del recurso hídrico, invasiones o muchas veces también el mal uso del suelo o la confusión del uso del suelo, que termina afectando y maltratando nuestros ecosistemas.
Por ello, creo que es importante, desde el concepto de Ciudad Integral, darle aplicación a todos sus planes y tomarnos 1 minuto para lograr articularlos con cada una de las entidades: entidades que existen, Ministerios, IDEAM, la academia, el Estado, las Comunidades, las Corporaciones, los departamentos y municipios, para entender cómo entre todos realmente, de cara a la COP, podemos tener claras las metas que tenemos y, con ello, aplicando la agilidad y la simplicidad en el concepto mismo de evitar las talanqueras, resolver las situaciones que hoy presenta nuestra madre Tierra para tener un desarrollo sostenible.
Este es un camino que, desde la ciudad integral, conducirá hacia las pequeñas ciudades inteligentes, para que la pregunta sea: ¿Y dos meses después de la COP16 como ciudadano que debo hacer por nuestra región?, ¿y será que los mismos con las mismas harán esta revolución ambiental positiva que requiere nuestro departamento y nuestro país?, pues como dice mi compadre Diomedes Díaz: ¡se las dejo ahí!
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*Ingeniero Civil, Especialista en Gerencia, Especialista en Project Management & Gestión de Competencias, del PMM Institute For Learning. Desarrollo de Requerimientos para Software y Programación, Bajo Ambiente Cliente Servidor. Candidato al título de Maestría en Gestión y Auditorías Ambientales con especialización en la Valoración Energética de Residuos y Gestión Ambiental.
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