Por: Pablo Arteaga/ Desde 1904, con los descubrimientos de yacimientos en Barrancabermeja, inicia la era de la explotación petrolera. Desde esa época hasta los años actuales, hemos evidenciado que para la región y específicamente Barrancabermeja, se han desarrollado situaciones tanto positivas como negativas; cada una con acciones inherentes en sus diferentes etapas y procesos, constituyéndose de diferentes maneras la necesidad de obtener beneficios económicos, tanto para la nación, como para el sector privado, generando que las empresas que laboran con la industria de hidrocarburos, puedan dar continuidad a su crecimiento económico y de igual manera logren desarrollar un equilibrio comercial.
Sin embargo se debe tener en cuenta, que si bien es cierto diferentes sectores se ven beneficiados con la explotación, refinación y comercialización del sector petroquímico, también lo es, que con la consecución de este desarrollo no se puede estar encima de los intereses de una población, por ello es importante planificar y sustentar un equilibrio entre lo social, económico y ambiental, que debe ser orientado desde el mismo concepto de la responsabilidad social empresarial.
Para garantizar que exista un balance entre rendimientos económicos y protección del medio ambiente, como veedores ciudadanos, no podemos dejar de lado el compromiso de todos aquellos que queremos lo mejor para esta ciudad, desde el ciudadano de a pie, como los líderes comunales, los empresarios locales hasta las administraciones municipales, haciendo énfasis en que ésta última es la que mayor presencia debe tener en ese ejercicio de control, sobre los derechos del conglomerado, por encima de los intereses particulares, mostrando mayor compromiso y respaldo.
La realidad es que Barrancabermeja ha convivido con Ecopetrol, a quien se le consideró “el buen vecino» porque ayudaba a la población, que satisfacía y hacia parte de los procesos sociales y comunitarios, esto como parte de una compensación y no por una caridad, como muchas veces lo hacían creer, porque en ese desarrollo y evolución como empresa, también iba afectando la parte ambiental, social y económica de la ciudad.
Ecopetrol que ha cambiado la estrategia para ser una empresa atractiva y competitiva económicamente en el mercado mundial, le ha llevado a generar una transformación en su estructura empresarial, esto le permitió desprenderse de varios procesos comunitarios y sociales, que representaba en su momento el apoyo con que la población podía contar, con ello minimizaron la inversión de beneficios a las comunidades y pasaron a considerar que solo estaban obligados a rendirle cuenta a sus accionistas; disfrazando así su compromiso de responsabilidad social.
El objeto económico de Ecopetrol, le ha costado al Puerto Petrolero grandes daños ecológicos: en pocas palabras, nuestro “vecino” tiene con el Magdalena Medio un gran pasivo ambiental, que nadie le ha cobrado, con esto se ha generado una gran desconfianza y ha inquietado a la población, sobre qué tanto le puede servir el desarrollo de la industria petrolera a los intereses de la región.
Hace más de dos meses, se registró el derrame de crudo en el sector de La Lizama, considerado como uno de los más graves incidentes ecológicos en todo el mundo, aunque se desconoce la real causa de este desastre, muchos expertos han apuntado que esto se salió de control, porque la empresa petrolera subestimó la situación.
En conversación con líderes de la zona se pudo evidenciar que a Ecopetrol se le despertó afanosamente el interés de ayudar a la comunidad y con ello también el de poder subsanar el daño en la zona.
La población afectada por el derrame siente temor por los emanaderos que todavía hay en el área, pues no desean que este tipo de eventos que los afectó considerablemente, se vuelvan a repetir. También se conoció que la empresa tiene pobladores a favor y otros en contra, situación que solo por medio del diálogo y un buen trabajo con las comunidades se puede solucionar.
Es importante que Ecopetrol mantenga la posición de puertas abiertas, no solo con esta comunidad de La Lizama, también debe ser con los habitantes del área urbana de Barrancabermeja, toda vez, respiramos los contaminantes que expulsa refinería en nuestro entorno de manera continua e ininterrumpida.
Con todo este historial de eventos, ambientalistas y población de esta zona rural han solicitado el respectivo estudio de agua de la quebrada La Lizama, pues los pescadores, quienes le trabajan actualmente a Ecopetrol en los diferentes proyectos de limpieza y recuperación de los diferentes afluentes hídricos; todavía no están convencidos que el pescado de estas aguas se pueda consumir y por ende, comercializar.
Otras de las solicitudes de los lideres es que las limpiezas a los afluentes hídricos se realicen de manera profunda, que se mantengan las asistencias y los seguimientos médicos para la población, que exista una verdadera compensación hacia la población y sobre todo exigen a Ecopetrol que diga que fue lo que pasó, así mismo reclaman al gobierno municipal ponerse en la posición de velar por los intereses de la comunidad, debido a que el daño todavía es palpable.
Según informe de las Naciones Unidas, en un año, el ambiente del sector retornaría a la normalidad, en conversación con ambientalistas expertos en la región, aseguran que respetan la conclusión de la ONU ambiental, pero califican que este daño puede durar mucho más del año.
Con estos eventos en donde existe una tensión entre líderes sociales y la empresa petrolera, es necesario que los barranqueños apoyen a esta comunidad, que la gran mayoría es campesina, que es deber de los gobiernos municipal y departamental acompañar, asesorar y supervisar los trabajos de recuperación en la zona; coaccionar a Ecopetrol a cumplir en este propósito de responsabilidad social y además, presentar nuevas alternativas económicas sustentables a sus habitantes, teniendo en cuenta que su sustento de vida está comprometido como consecuencia de la contaminación.
Finalmente, cabe recordar que Barrancabermeja ofrece las condiciones para ser atractiva a los inversionistas, pero es necesario que la población descubra otras opciones económicas para convertir la ciudad en una de la más prometedora del oriente colombiano, que siga enamorando a los foráneos y propios y sobre todo sigamos siendo el corazón y el motor que mueve todo un país. (Ver fuente)
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