Por: Jhon F. Mieles Rueda/ ¿Ha funcionado la educación online en la pandemia? Esta es una pregunta que muchos nos hemos hecho y aunque el Covid-19 aceleró cinco años el desarrollo tecnológico y la virtualidad, lo cierto es que todavía no estábamos del todo preparados para ello.
Pero, teniendo en cuenta que las medidas anunciadas para la vuelta a las aulas con el modelo de alternancia escolar, han causado un malestar entre la comunidad educativa porque, aunque se desea regresar a las estas, se teme también que se disparen nuevamente los contagios a pesar de los protocolos.
La crisis sanitaria puso en evidencia las insuficiencias de un sistema educativo que no está capacitado ni en recursos e información ni ha suministrado suficientes recursos ni de formación al cuerpo docente para hacer la transición hacia la virtualidad.
Ni los estudiantes están preparados tecnológicamente, ni el profesorado dispone de la formación necesaria para pasar del medio presencial a la virtualidad al virtual, además que en muchas zonas del país se carece o se tiene una conectividad a internet deficiente, es más aún hay hogares que ni conexión a energía eléctrica tienen.
Junto a la falta de experiencia para trabajar en un entorno online, los profesores también se han encontrado con una mayor carga de trabajo y estrés por la realización de las tareas diarias derivadas de una permanente conectividad.
Los profesores han venido trabajando en el proceso enseñanza y aprendizaje a través de plataformas educativas y aplicaciones como Microsoft Teams, Zoom, Google Meet, YouTube, grupos de Facebook, WhatsApp, entre otras, algunas de estas plataformas aumentaron considerablemente su valor comercial gracias a la pandemia.
Muchos de ellos, tanto profesores como alumnos que le huían a la tecnología y que siempre se habían relacionado con el ambiente tradicional, tuvieron que adaptarse de repente a este modelo, así mismos padres de familia de los cuales su gran mayoría no cuentan con conocimientos en el tema, han tenido que intentar a ayudar en las tareas de sus hijos a través de plataformas virtuales.
Para los padres esto ha sido algo difícil de asumir, primero porque tienen que proveer de un ordenador y conexión a internet para los trabajos de sus hijos, además si antes tenían inconvenientes ayudando en trabajos físicos, ahora sí que la situación es más compleja.
Lo anterior nos lleva a hacernos distintas preguntas algunas de ellas son: ¿Estaban preparadas las diferentes instituciones educativas para enseñar virtualmente? ¿Será que durante el 2020 y lo que va del 2021 los estudiantes si han adquirido conocimientos amplios para su futuro?
Muchos estudiantes podrán tener un smartphone; sin embargo, no todos tienen accesibilidad. La edad de algunos docentes, el adiestramiento para el uso de tecnologías educativas y la falta de visión de algunas instituciones educativas hace que los alumnos no logren tener la educación eficaz.
En otro contexto, los alumnos universitarios no pueden estar conectados con maestros en una clase virtual a las nueve de la noche. Se deben incorporar horarios que sean flexibles para los estudiantes; sin embargo, algunos docentes imparten clases en horarios inusuales, algunas de las cuales son los fines de semana desde las seis de la mañana.
Por otra parte, la pedagogía siempre debe aplicarse en modalidad virtual, y por ello no se debe perder las buenas costumbres el docente debe estar bien vestido, preparar la clase, incorporar los temas, objetivos, desarrollo y conclusión.
Por ello nos planteamos otra inquietud ¿Qué debe mejorar? para esta pregunta abierta hay ciertas respuestas: Muchas horas de clases (colegios), poca planificación de clases, capacitar a los docentes, saturación de tareas y la accesibilidad es deficiente.
Es importante tener en cuenta que no por incorporar las modernas tecnologías se está logrando que las acciones conducidas por esa vía sean realmente educativas, ni que resida en la tecnología la solución de los problemas a los que se enfrenta la sociedad actual.
Lo cierto es que la educación virtual ha llegado para quedarse, ya que, aunque progresivamente se retorne a las aulas, el futuro esta direccionado a que la educación sea 100% virtual y por ello el Gobierno Nacional debe tomar cartas en el asunto haciendo inversiones para mejorar la conectividad.
En síntesis, la educación virtual ha suplido deficientemente la necesidad durante la pandemia, pero el papel de las instituciones de educación es el de capacitar mejor a sus docentes y brindarles las herramientas necesarias para poder cumplir su función de forma adecuada.
De esta manera en algunos años la educación virtual podrá consolidarse permitiendo seguir formando eficientemente estudiantes capacitados que permitan contribuir al desarrollo integral y continuar construyendo país.
*TG. Agroforestal, pensador y político.
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