Un avión de combate ruso habría golpeado la hélice de un dron de vigilancia estadounidense sobre el mar Negro este martes 14 de marzo, según denunció Washington. El mando europeo de Estados Unidos añadió en un comunicado que ellos mismos derribaron el aparato sobre aguas internacionales. Por su parte, Rusia negó haber provocado la caída de la aeronave.
Estados Unidos denunció que dos cazas rusos interceptaron y uno de ellos chocó contra la hélice de un dron estadounidense sobre aguas del mar Negro cuando el aparato no tripulado se encontraba realizando «tareas rutinarias».
El mando europeo de Estados Unidos calificó la acción de «temeraria» este 14 de marzo en un comunicado y explicaron que ellos mismos derribaron la nave no tripulada sobre aguas internacionales.
«Varias veces antes de la colisión, los Su-27 vertieron combustible y volaron delante del MQ-9 de forma temeraria, poco respetuosa con el medio ambiente y poco profesional. Este incidente demuestra una falta de competencia además de ser inseguro», reza la comunicación.
La Casa Blanca informó que el presidente Joe Biden ya está al tanto del incidente que tuvo lugar a las 7:03 a.m. de este martes.
Rusia niega haber provocado la caída del dron
La respuesta del Ministerio de Defensa ruso finalmente llegó en modo de negación de la versión estadounidense. El Kremlin descartó cualquier contacto entre sus cazas Su-27 y el dron accidentado.
Rusia aseguró además que el dron habría violado el espacio aéreo ruso cerca de la anexionada península de Crimea.
«El vuelo del dron se llevó a cabo con sus transpondedores apagados en violación de los límites de la zona de un régimen temporal de utilización del espacio aéreo establecido para una operación militar especial», explicó Moscú.
«Para identificar al intruso, se pusieron en el aire cazas de las fuerzas de defensa aérea habituales. A causa de unas maniobras bruscas hacia las 9:30 (hora de Moscú), el avión no tripulado MQ-9 inició un vuelo no guiado con pérdida de altitud y colisionó con la superficie del agua», añadieron.
Según el Ejército ruso, sus cazas «no utilizaron armas a bordo, no entraron en contacto con el UAV y regresaron sanos y salvos a su aeródromo de origen».
Washington convoca al embajador ruso
El portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, aseguró que este incidente «no disuadirá» a su país de seguir realizando este tipo de misiones en la zona.
“Si el mensaje es que quieren disuadirnos de volar y operar en el espacio aéreo internacional sobre el mar Negro, entonces ese mensaje fallará”, dijo y advirtió que “el mar Negro no pertenece a ninguna nación” y que “estas acciones agresivas de las tripulaciones aéreas rusas son peligrosas y podrían conducir a un error de cálculo y una escalada involuntaria”.
“Estas acciones agresivas de las tripulaciones aéreas rusas son peligrosas y podrían conducir a un error de cálculo y una escalada involuntaria”, advirtió.
Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, informó que sus socios y aliados ya estaban al corriente de lo sucedido y que este mismo martes será convocado el embajador de Rusia en Washington, que ya habría transmitido el mensaje a Moscú.
También se pronunció al respecto el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, quien calificó el accidente como «otro acto imprudente» del presidente ruso Vladimir Putin.
«Quiero decirle al señor Putin que detenga este comportamiento antes de que usted sea el motivo de una escalada involuntaria», aseguró el político durante la apertura del Senado este martes.
El MQ-9, un dron de vigilancia con capacidad de ataque
El Reaper MQ-9, también conocido como ‘Predator B’, es un vehículo aéreo no tripulado (UAV) con 11 metros de longitud y una envergadura de 20,1 metros entre alas. Construido por la empresa General Atomics Aeronautical Systems, voló por primera vez en 2001, pero no entró en acción hasta el 2007.
Según la web de la Fuerza Aérea estadounidense, la nave se emplea para la «recopilación de inteligencia y, en segundo lugar, contra objetivos de ejecución dinámica. Dado su importante tiempo de merodeo, sensores de amplio alcance, conjunto de comunicaciones multimodo y armas de precisión, proporciona una capacidad única para realizar ataques, coordinación y reconocimiento contra objetivos de alto valor, fugaces y sensibles al tiempo».
Este dron tiene capacidad para hacer misiones a gran altura y alcanza más de 400 kilómetros por hora y «puede emplear hasta ocho misiles guiados por láser, Air-to-Ground Missile-114 Hellfire, que poseen capacidades de ataque antiblindaje y antipersonal de alta precisión y bajo daño colateral».
Junto a esto, está equipado con un un sistema de sensores conocido como MTS Bravo, formado por tres cámaras, una infrarroja, una de baja visibilidad y otra de visibilidad normal.
Actualmente, junto a Estados Unidos, otros países como España, Italia y Reino Unido poseen estos drones. Cada unidad cuesta 56,5 millones de dólares.