Por: Jesús Heraldo Rueda Suárez/ Soy de la generación que disfrutó la lectura de “Platero y Yo”. el hermoso clásico del genial escritor y poeta español, Juan Ramón Jiménez (1881-1958). En este hermoso escrito en prosa poética, nos recreamos con las crónicas de un Burrito muy querido y su sensible dueño, en donde se conjugan sentimientos de amistad, amor y respeto entre el protagonista y Platero, como se llamaba aquel afectuoso burro.
Ambos personajes; que siempre están juntos, demuestran una gran complicidad, afinidad y bondad en un trato recíproco y una vocación incomparable de ayuda a aquellos que más lo necesitan. Igualmente se muestran, el dolor y el sufrimiento en dos formas de ver la vida: Por un lado, se muestra la existencia de Platero, El tierno burrito… ingenua e inocente, como la de un pequeño niño. Y, por otro lado, la vida de aquel hombre adulto maduro y lleno de bondad que conoce el dolor y el sufrimiento; con esa bella lectura aprendimos a amar a los animales.
Este es un amor que enriquece, nutre y mejora nuestra salud, es placentero ver cómo; en los últimos tiempos, cada vez son más las personas que establecen vínculos con estas criaturas que con frecuencia pasan a ser un miembro más de la familia, entendiendo que son seres vivos, que sienten, que merecen respeto y que tienen derecho a una vida digna.
Los animales nos ofrecen su presencia, su amor y su compañía de forma pura y genuina, nos aceptan como somos y lo hacen porque en ellos no existe el prejuicio, la manipulación, o el resentimiento; un animalito no juzga a su dueño por sus habilidades, por su pasado o por su aspecto; el vínculo que se crea es puro, otorga seguridad y estabilidad emocional, el amor de nuestras mascotas es profundo e incondicional.
Las personas que experimentan en mayor medida el amor por los animales suelen compartir una serie de cualidades extraordinarias; por lo general, se trata de individuos con gran sensibilidad, solidaridad y sentido de justicia; son personas nobles y compasivas, esto no es excluyente de quienes no tengan una mascota, claro que hay personas con grandes sentimientos que no tienen una mascota en su casa, pero aman los animales.
Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma permanecerá dormida”: Anatole France.
Creo que es así, porque el vínculo afectivo que establecemos con estos seres es sumamente enriquecedor y diferente a cualquier otro vínculo afectivo, lo puedo afirmar por tener el amor de mi mascota perruna, Zeus y Yo, este amor es fuente de alegría.
No permitamos que nuestra vida se extinga sin conocer la mirada limpia, llena de amor y la alegría al recibirnos; ver nuestras mascotas sentadas a nuestros pies mientras leemos o trabajamos en nuestro computador, el caminar con ellos, es motivo de gran satisfacción y equilibrio emocional; el convivir con mascotas o relacionarnos con animales, nos permite obtener múltiples beneficios.
Esta relación hace que las personas sean más compasivas y altruistas, además de obtener beneficios en salud, nuestra calidad de vida mejora, ya que el simple hecho de acariciarles y jugar con ellos hace reducir el estrés, permitiendo sentirnos mejor, más tranquilos y relajados.
Salir cada día a pasearlos, previene enfermedades cardiovasculares y, a la vez, mejora el tono muscular y fortalece los huesos, el simple hecho de tener que cuidarles, alimentarles, mantenerles activos, hace que también nosotros debamos activarnos, obteniendo un mayor nivel de bienestar y satisfacción, mejoramos el estado de ánimo, experimentando más emociones positivas; en definitiva, amar a los animales nos enriquece, nos permite experimentar un vínculo emocional único que beneficia nuestra salud física y mental.
Debemos entender, que todavía hay quienes no logran sentir esa empatía o cercanía emocional hacia los compañeros del reino animal. Para muchas personas resulta impensable introducir una mascota en casa; y, pese a que nunca les harían daño, simplemente no experimentan esa conexión que para otros resulta tan gratificante y beneficiosa.
Nuestra niñez, la crianza tiene una gran influencia en la percepción que cada persona tiene de los animales. Aquellos niños que crecen en compañía de mascotas y en hogares en los que los animales ocupan un lugar importante, son más capaces de apreciar sus virtudes, conectar con ellos y beneficiarse de la interacción.
Por otro lado, el temor o el desagrado por los animales también puede adquirirse al experimentar algún evento desagradable con un animal, siendo esta una postura respetable, siempre que no les hagan ningún daño. Amar a los animales no implica que se deba tener uno en casa.
A muchas personas les resulta muy sencillo entablar una relación profunda y especial con algunos animales, por ello, es fácil que lleguen a ser considerados como parte de la familia, y hacerlo de forma normal y moderada, no permitir que este amor interfiera en nuestra rutina, ya que no es beneficioso, cuando este amor es excesivo, puede perjudicar nuestra vida laboral, social o económica.
Hay quienes no sienten ninguna empatía hacia los animales e incluso llegan a maltratarlos, estas personas; tienen una mayor probabilidad de padecer desórdenes psicológicos y emocionales, suele tratarse de personas egoístas, narcisistas y déspotas, con una mayor tendencia a mostrarse violentas también con otros seres humanos.
La pérdida de una mascota es uno de los eventos más dolorosos… lo afirmo porque he visto el dolor en los amigos que han perdido su mascota, y debe ser así porque quienes optamos por compartir etapas de nuestra vida con ellos, su ausencia nos debe hacer sentir desolación y una profunda tristeza, y se debe transitar un proceso de duelo para asimilar la pérdida y agradecer a la vida, el haber disfrutado de ese maravilloso amor.
Como vemos, es natural querer a nuestra mascota y además ser responsable de su comportamiento respetando las normas de su tenencia, siendo respetuosos de las otras mascotas, del entorno y de las personas que por alguna circunstancia los prefieren lejos, de igual forma debemos saber conjugar este vínculo con los animales el cual es muy saludable, para no convertirlos en un obstáculo y poder disfrutar de una vida social equilibrada.
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*Profesional en Mercadeo
Twitter: @heraldoru
Me encantó
Que hermoso recuerdo de Platero y yo
Me encanta este artículo…
Llega al corazón….
Gracias
Bendiciones
Recuerdo que desde niña uno de los valores de mi crianza fue amar a los animales, de hecho, en mi casa siempre tuvimos muchas mascotas y esto nos traía a mí y mi familia beneficios emocionales ya que la empatía, el cariño, la solidaridad y el amor nos hacía y nos hace más Felices…Gracias excelente columna.